Trastorno de estrés postraumático
Un ruido fuerte, una imagen inesperada o una pesadilla pueden ser suficientes para desatar una respuesta intensa en alguien que ha vivido un evento traumático. El trastorno de estrés postraumático (TEPT) no solo es un diagnóstico, es una experiencia humana compleja que afecta la manera en que pensamos, sentimos y actuamos.
Desde la psicología cognitivo-conductual, entendemos que este trastorno se sostiene no solo por lo que ocurrió, sino por la forma en que la mente procesa y mantiene ese recuerdo doloroso.
En esta guía abordaremos qué es el trastorno de estrés postraumático, cómo se manifiesta, qué factores lo mantienen y, lo más importante, cómo puede ser tratado para recuperar la seguridad y el control.

Desarrollo del Trastorno de estrés postraumático
¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?
El trastorno de estrés postraumático se desarrolla tras haber vivido o presenciado un evento traumático que implicó una amenaza real o percibida para la vida o la integridad física, como accidentes graves, agresiones, catástrofes naturales, abuso sexual, guerras o violencia.
Aunque es normal sentir angustia después de un trauma, en el TEPT estos síntomas persisten más allá de un mes y alteran significativamente el funcionamiento cotidiano.
Este trastorno incluye cuatro núcleos sintomáticos: reexperimentación del trauma (a través de recuerdos intrusivos, pesadillas o flashbacks), evitación de estímulos asociados, alteraciones cognitivas y emocionales negativas (como culpa, vergüenza o desesperanza) y una hiperactivación del sistema nervioso (hipervigilancia, insomnio, sobresaltos).
El cuerpo y la mente quedan atrapados en un bucle de alerta, como si el peligro aún estuviera presente.
Cómo se sostiene el Trastorno de estrés postraumático desde la perspectiva cognitivo-conductual
Desde el modelo cognitivo-conductual, el TEPT se mantiene por una interpretación disfuncional del trauma y por comportamientos que, aunque parecen ayudar, refuerzan el problema.
Por ejemplo, evitar hablar del evento o esquivar lugares relacionados con lo ocurrido alivia temporalmente la ansiedad, pero impide que la persona procese adecuadamente el recuerdo y supere el miedo.
De esta manera, el trauma queda “no resuelto” en la memoria, provocando que cualquier estímulo similar active una respuesta intensa.
Además, aparecen creencias negativas generalizadas como “no puedo confiar en nadie”, “el mundo es peligroso” o “yo tengo la culpa”, que perpetúan el sufrimiento.
Estas pensamientos instrusivos influyen directamente en el estado emocional y en la conducta, generando aislamiento, irritabilidad o conductas autodestructivas, las cuales estresan a las personas.
Diagnóstico y evaluación del Trastorno de estrés postraumático
El diagnóstico del trastorno de estrés postraumático debe ser realizado por un profesional de la salud mental, utilizando criterios establecidos en el DSM-5 o la CIE-11.
Para ello se evalúan la duración, intensidad e impacto de los síntomas, así como el tipo de evento traumático vivido. Es común que el TEPT coexista con otros problemas como depresión, ansiedad generalizada o abuso de sustancias, lo que puede complejizar el cuadro clínico.
Las herramientas más utilizadas para la evaluación son entrevistas clínicas estructuradas, cuestionarios de autoinforme y escalas específicas como la CAPS-5 (Clinician-Administered PTSD Scale).
Sin embargo, más allá del diagnóstico técnico, es clave que la evaluación sea realizada en un contexto seguro y empático, dado que las personas con TEPT suelen tener altos niveles de desconfianza y vulnerabilidad emocional.
Tratamientos eficaces para el Trastorno de estrés postraumático
Existen múltiples abordajes terapéuticos eficaces para el tratamiento del TEPT. Dentro de la psicología cognitivo-conductual, destacan la terapia de exposición prolongada y la terapia cognitiva centrada en el trauma.
En ambos casos, el objetivo es ayudar a la persona a procesar el recuerdo traumático, reducir las creencias disfuncionales y reentrenar al sistema nervioso para que deje de reaccionar como si el peligro fuera actual.
La exposición prolongada consiste en revivir de manera controlada el recuerdo traumático (mediante narrativa o visualización) y exponerse a estímulos evitados, con el objetivo de que el sistema aprenda que esos recuerdos o lugares ya no representan una amenaza real.
La terapia cognitiva se enfoca en identificar y modificar las creencias negativas formadas tras el trauma.
También se ha demostrado útil la terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular), aunque su explicación desde la cognición aún es objeto de estudio.
Complementariamente, la regulación emocional, el entrenamiento en habilidades sociales y la psicoeducación son herramientas fundamentales para la recuperación integral del paciente.
Sugerencias prácticas para el lector
- Busca apoyo con psicólogo online si sientes que los recuerdos traumáticos afectan tu vida diaria; el TEPT es tratable y no estás solo.
- Evita la evitación. Aunque sea difícil, hablar del trauma en un contexto seguro ayuda a procesarlo y reduce su poder emocional.
- Practica técnicas de regulación emocional como la respiración diafragmática o el grounding para anclarte en el presente.
- Identifica y cuestiona creencias negativas que surgieron tras el evento traumático; muchas de ellas son irracionales y pueden cambiarse.
- Cuida tu cuerpo: un sistema nervioso agotado responde peor al estrés. El descanso, el ejercicio suave y una alimentación sana ayudan.
Conclusiones
El trastorno de estrés postraumático no es una debilidad ni una condena. Es una respuesta humana ante experiencias que sobrepasan nuestra capacidad de afrontamiento en ese momento.
Entenderlo desde la psicología cognitivo-conductual nos permite ver cómo los pensamientos, emociones y conductas interactúan para mantener el malestar, pero también nos muestra caminos concretos para aliviarlo.
Recuperar la seguridad, la confianza y el bienestar es posible. Con un acompañamiento profesional adecuado, es factible resignificar lo vivido, superar la hiperactivación constante y reconstruir una vida plena.
El trauma deja huella, pero también puede ser el inicio de una transformación interna más fuerte y consciente.
Links de interés
- National Center for PTSD – U.S. Department of Veterans Affairs
- Instituto Nacional de Salud Mental – Trastorno de estrés postraumático
Referencias bibliográficas
- Foa, E. B., Hembree, E. A., & Rothbaum, B. O. (2007). Prolonged Exposure Therapy for PTSD: Emotional Processing of Traumatic Experiences. Oxford University Press.
- Ehlers, A., & Clark, D. M. (2000). A cognitive model of posttraumatic stress disorder. Behaviour Research and Therapy, 38(4), 319–345.
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.).
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