¿Cómo empieza la depresión?
Comprender cómo empieza la depresión es fundamental para detectarla a tiempo y evitar que evolucione hacia un cuadro clínico incapacitante.
Aunque muchas personas asocian la depresión con una tristeza profunda o un estado de apatía constante, lo cierto es que su inicio suele ser más sutil, casi imperceptible, y se manifiesta a través de cambios progresivos en el pensamiento, las emociones, la conducta y el cuerpo.
Desde la psicología cognitivo-conductual, el inicio de la depresión se explica como una interacción entre pensamientos intrusivos negativos, pérdida de reforzadores ambientales y respuestas conductuales que refuerzan el malestar.
Reconocer estos primeros signos puede marcar la diferencia entre intervenir precozmente o permitir que el trastorno se consolide. Pero ¿cómo identificar ese comienzo?

Cambios en el estado de ánimo y pensamientos automáticos
Entender el inicio de la depresión no es facil. Por ejemplo las 5 causas de la depresión más comunes no son las únicas que pueden causarla.
Uno de los primeros indicios de que algo no anda bien emocionalmente es la presencia de un estado de ánimo bajo persistente.
No se trata de una tristeza puntual por un evento específico, sino de una sensación de desgano, irritabilidad o vacío emocional que se extiende en el tiempo.
A menudo, la persona empieza a sentirse desmotivada, con menor interés por las cosas que antes le gustaban.
En esta etapa inicial, desde el enfoque cognitivo-conductual, se observa la aparición de pensamientos intrusivos negativos.
Estos pensamientos, rápidos e intrusivos suelen pasar desapercibidos, pero generan una influencia poderosa en el estado emocional.
Ideas como “soy un fracaso”, “nada tiene sentido” o “no sirvo para esto” comienzan a instalarse y moldear la percepción de uno mismo, del mundo y del futuro.
Lo peligroso de estos pensamientos es que, al no ser cuestionados, se convierten en creencias centrales que sostienen signos de depresión.
Cuanto más se repiten, más se refuerzan, afectando el ánimo de forma progresiva.
Pérdida de interés y reducción de actividades gratificantes
Otra señal de cómo empieza la depresión es la progresiva pérdida de interés por actividades placenteras o significativas.
Desde salir a caminar hasta compartir con amigos, todo empieza a parecer una carga.
La persona comienza a postergar actividades, pierde rutinas y se retrae del entorno, reduciendo los estímulos positivos del ambiente.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, esta disminución de refuerzos es clave para entender el inicio del trastorno.
Si el entorno ya no proporciona gratificaciones y la persona deja de exponerse a situaciones que antes generaban placer, se entra en un círculo vicioso donde el desánimo crece.
A menor actividad, menor satisfacción. A menor satisfacción, más pensamientos negativos.
Este patrón de evitación refuerza el aislamiento, deteriora el estado de ánimo y genera una sensación de incapacidad que alimenta aún más la inercia.
Por esto es importante entender cómo vive una persona con depresión.
Cambios físicos y alteraciones en el cuerpo
El cuerpo también suele manifestar el inicio de la depresión.
Es común experimentar fatiga sin causa aparente, dificultades para dormir, cambios en el apetito o una sensación constante de pesadez.
Estos síntomas somáticos no siempre se reconocen como parte de un proceso emocional, por lo que muchas personas buscan soluciones médicas antes que psicológicas.
Existen alrededor de 10 efectos de la depresión en el cuerpo que se han estudiado y que pueden confundirse con otras enfermedades médicas.
La terapia cognitivo-conductual reconoce que el cuerpo actúa como un reflejo del estado mental.
La energía disminuye porque el organismo percibe que no vale la pena esforzarse; se altera el sueño porque los pensamientos rumiativos no cesan; el apetito cambia porque ya no se experimenta placer al comer. Conoce los alimentos prohibidos para la depresión.
Todos estos signos físicos son señales tempranas que, si se abordan a tiempo, pueden revertirse antes de que el cuadro depresivo se agudice.
Reacciones al estrés y eventos vitales
En muchos casos, la depresión comienza como una respuesta emocional ante un evento que estresan más de lo habitual o una acumulación de factores adversos:
- Pérdidas
- Cambios importantes
- Fracasos percibidos
- Incluso el agotamiento acumulado pueden actuar como desencadenantes.
Sin embargo, no todos los que viven situaciones difíciles desarrollan depresión: lo que hace la diferencia es la forma en que interpretamos y respondemos a esos eventos.
Desde el enfoque cognitivo-conductual, no son los eventos en sí los que determinan el trastorno, sino los significados que se les atribuyen.
Por ejemplo, perder un trabajo puede ser vivido como una oportunidad de cambio o como una prueba de inutilidad.
La interpretación pesimista, los pensamientos catastróficos o la autocrítica de los hechos incrementa el riesgo de desarrollar un episodio depresivo.
Además, cuando el entorno no ofrece apoyo o la persona no cuenta con estrategias de afrontamiento efectivas, se refuerza la sensación de indefensión y desesperanza.
En estos casos, la intervención temprana puede prevenir que el estrés se transforme en depresión clínica.
Sugerencias prácticas para el lector
- Observa tus emociones: si el desgano, la tristeza o la irritabilidad persisten por más de dos semanas, puede ser un signo de alerta.
- Presta atención a tus pensamientos intrusivos: escribe lo que piensas cuando estás mal. ¿Son realistas o exageradamente negativos?
- Recupera pequeñas rutinas: ducharte, hacer tu cama o salir a caminar pueden ayudarte a romper el ciclo de inercia.
- Actívate con tareas placenteras o significativas, aunque al principio no tengas ganas. La motivación viene después de la acción.
- No te aísles: hablar con alguien de confianza o pedir apoyo profesional puede marcar una gran diferencia.
- Considera iniciar una terapia cognitivo-conductual si notas que estos síntomas persisten o interfieren en tu vida diaria.
Conclusiones
Saber cómo empieza la depresión nos da una oportunidad valiosa para intervenir antes de que se transforme en un trastorno profundo.
Los cambios en el estado de ánimo, en los pensamientos, en la conducta y en el cuerpo son señales tempranas que, cuando se comprenden desde una mirada cognitivo-conductual, permiten una respuesta clara y efectiva.
La depresión no comienza de golpe. Se va instalando poco a poco, disfrazada de cansancio, desmotivación o irritabilidad.
Por eso, detectarla a tiempo es tan importante como tratarla.
Con apoyo profesional y estrategias adecuadas, es posible prevenir que se cronifique y recuperar una vida con sentido, propósito y bienestar.
Links de interés
- Organización Mundial de la Salud – Depresión: causas y prevención
- Instituto Nacional de Salud Mental – Depresión: síntomas iniciales y tratamiento
- Artículo relacionado: ¿Cuáles son las consecuencias de la depresión? – Terapiaconrazon.com
Referencias bibliográficas
- Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1979). Terapia cognitiva de la depresión. Ediciones Paidós.
- American Psychiatric Association. (2022). DSM-5-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
- Jacobson, N. S., Martell, C. R., & Dimidjian, S. (2001). Behavioral Activation Treatment for Depression: Returning to Contextual Roots. Clinical Psychology: Science and Practice, 8(3), 255–270.
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