Cómo identificar una adicción
Cómo identificar una adicción

¿Cómo identificar una adicción? Claves desde la psicología cognitivo-conductual

¿Cómo identificar una adicción?

La palabra adicción suele evocar imágenes de consumo de drogas, alcohol u otras conductas extremas, pero en realidad, puede adoptar muchas formas… entonces, ¿Cómo identificar una adicción?

Desde sustancias hasta comportamientos como el juego, las compras o el uso del teléfono móvil, el núcleo del problema no está solo en la conducta, sino en el impacto negativo y el patrón de compulsión que genera.

Desde el enfoque cognitivo-conductual, comprender cómo identificar una adicción implica observar no solo el comportamiento visible, sino también los procesos mentales, emocionales y de aprendizaje que lo sostienen.

Este artículo te guiará a través de las señales para reconocer una adicción, sus causas y las herramientas para afrontarla de forma consciente y efectiva.

Cómo identificar una adicción
Cómo identificar una adicción

¿Qué es una adicción?

En términos generales, una definición de adicción es un patrón persistente de comportamiento que una persona continúa realizando, a pesar de las consecuencias negativas que le genera, y del deseo consciente de reducir o dejar esa conducta.

Se divide en dos grandes categorías:

  • Adicciones a sustancias: como el alcohol, nicotina, cannabis, cocaína, entre otras.
  • Adicciones comportamentales: como el juego patológico, el uso problemático de internet, la comida, las compras o el sexo compulsivo.

La psicología cognitivo-conductual define la adicción como el resultado de condicionamientos de refuerzo positivo (placer) y negativo (alivio del malestar), junto a creencias disfuncionales que perpetúan la conducta.

¿Cómo identificar una adicción? Señales clave

Aunque cada adicción puede manifestarse de forma distinta, existen patrones comunes que nos permiten sospechar que un comportamiento ha cruzado la línea del uso ocasional hacia la dependencia.

Estas son algunas señales importantes:

1. Pérdida de control

La persona intenta reducir o detener la conducta, pero no puede hacerlo, incluso cuando se lo propone seriamente.

Ejemplo: “Hoy solo me tomaré una copa”, pero termina embriagándose.

2. Priorizar la conducta adictiva

Se dedica cada vez más tiempo y energía a realizar la conducta o a recuperarse de sus efectos.

Las actividades importantes (familia, trabajo, estudios) empiezan a descuidarse.

Ejemplo: alguien que pasa la noche jugando online, pese a tener responsabilidades al día siguiente.

3. Tolerancia

Se necesita una cantidad cada vez mayor de la sustancia o la conducta para obtener el mismo efecto placentero o de alivio.

Ejemplo: al inicio se fuma 1 cigarro al día, luego 10, y más adelante una cajetilla entera.

4. Síndrome de abstinencia

Cuando se interrumpe la conducta, aparece malestar físico o psicológico como la ansiedad, irritabilidad, insomnio o incluso síntomas físicos.

Ejemplo: al dejar de consumir cafeína aparecen dolores de cabeza, fatiga y mal humor.

5. Negación y justificación

Es común negar la existencia del problema (“yo lo controlo”) o minimizar sus consecuencias.

También se crean excusas o racionalizaciones para continuar.

Ejemplo: “Después de esta semana estresante, me merezco esto.”

6. Impacto negativo en la vida diaria

Las relaciones personales, el desempeño laboral, la salud y el bienestar emocional se ven deteriorados, pero aun así se continúa con la conducta.

Ejemplo: mentir o esconder el comportamiento para evitar confrontaciones.

Mitos comunes sobre la adicción

Identificar una adicción también implica romper con creencias erróneas que dificultan la búsqueda de ayuda.

Algunos mitos frecuentes:

  • “Si no consumo todos los días, no soy adicto/a.”
    La frecuencia no es lo más importante: una conducta puede ser adictiva si genera pérdida de control y consecuencias negativas, incluso si es esporádica.
  • “Solo se puede ser adicto a sustancias.”
    Las adicciones conductuales están reconocidas en los manuales diagnósticos y generan un impacto similar.
  • “Es solo cuestión de fuerza de voluntad.”
    La adicción es un problema psicológico complejo, no una debilidad moral.

¿Qué causa una adicción?

Desde la perspectiva cognitivo-conductual, una adicción es el resultado de múltiples factores interactuando entre sí:

1. Condicionamiento operante

El cerebro aprende que una conducta trae alivio o placer inmediato. Esto refuerza la conducta, incluso si a largo plazo trae problemas.

2. Distorsiones cognitivas

La persona desarrolla creencias disfuncionales del tipo: “sin esto no puedo calmarme” o “no hay otra forma de sentirme bien”.

3. Falta de habilidades de afrontamiento

Muchos recurren a conductas adictivas para manejar el estrés, el aburrimiento, la soledad o el dolor emocional.

4. Modelos de aprendizaje

La conducta adictiva puede haber sido aprendida por imitación de familiares o grupos cercanos.

5. Factores biológicos y genéticos

Algunas personas tienen mayor vulnerabilidad neuroquímica que facilita la adicción, aunque esto no determina el destino.

Tipos de adicciones reconocidas

Actualmente según los criterios de los manuales DSM-V y CIE-11, existen los siguientes tipos de adicciones:

Evaluación clínica: ¿cuándo es diagnóstico?

El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) establece criterios específicos para diagnosticar un trastorno por uso de sustancias o una adicción conductual.

Para ello, se observa:

  • Intensidad y duración del comportamiento
  • Consecuencias negativas repetidas
  • Intentos fallidos de detenerse
  • Deseo persistente de consumir o repetir la conducta

El diagnóstico debe ser realizado por un profesional capacitado, considerando el contexto de vida del paciente y su funcionamiento general.

Herramientas de evaluación

Existen instrumentos validados que ayudan a identificar la presencia de una adicción.

Algunos de los más utilizados son:

  • AUDIT (Alcohol Use Disorders Identification Test)
  • DAST (Drug Abuse Screening Test)
  • Cuestionarios de juego patológico o adicción a redes sociales
  • Entrevistas clínicas estructuradas

No se recomienda autodiagnosticarse, pero sí prestar atención a los patrones y consecuencias que una conducta genera.

Tratamiento desde la psicología cognitivo-conductual

La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es una de las intervenciones más eficaces para el tratamiento de adicciones.

Algunos elementos centrales son:

1. Psicoeducación

Entender qué es una adicción y cómo funciona ayuda a reducir la culpa y a fortalecer la motivación para el cambio.

2. Identificación de disparadores

Se trabaja en detectar los estímulos externos (lugares, personas, horarios) e internos (emociones, pensamientos) que disparan la conducta.

3. Reestructuración cognitiva

Se desafían creencias como “no puedo vivir sin esto” o “no hay otra forma de sentirme bien”, reemplazándolas por pensamientos más realistas y saludables.

4. Entrenamiento en habilidades

Se enseñan estrategias de afrontamiento emocional, comunicación asertiva, manejo del estrés y prevención de recaídas.

5. Exposición y control de estímulos

Se trabaja en disminuir la exposición a situaciones de alto riesgo y en fortalecer la capacidad de responder de manera alternativa.

Sugerencias para el lector

Si te preguntas si tú o alguien cercano podría estar enfrentando una adicción, aquí hay algunos pasos que puedes considerar:

  • Observa patrones de repetición y malestar: no se trata solo de qué haces, sino de cómo y para qué lo haces.
  • Pregunta con honestidad: ¿Esta conducta me está alejando de mis objetivos, relaciones o salud?
  • Habla con alguien de confianza: compartir lo que vives puede ayudarte a ordenar tus pensamientos y emociones.
  • Busca apoyo profesional: un psicólogo online puede ayudarte a evaluar tu situación y explorar alternativas.
  • No esperes al “fondo”: pedir ayuda a tiempo evita que la situación se agrave.

Conclusión

Identificar una adicción no es un juicio, sino un acto de conciencia y autocuidado. Muchas veces la conducta adictiva es una forma de afrontar el dolor, la soledad o la ansiedad.

Reconocer su existencia es el primer paso hacia una vida más libre, más coherente y más saludable.

Desde el enfoque cognitivo-conductual, es posible aprender nuevas formas de interpretar lo que sentimos, gestionar el malestar y construir alternativas reales para el bienestar emocional.

No se trata solo de dejar una conducta, sino de reaprender a vivir de otra manera.

La ayuda está disponible. Y el cambio, aunque desafiante, es posible.

Recursos útiles a explorar

Referencias bibliográficas

  • Marlatt, G. A., & Donovan, D. M. (2005). Relapse Prevention: Maintenance Strategies in the Treatment of Addictive Behaviors. Guilford Press.
  • Beck, J. S. (2011). Terapia Cognitiva: Conceptos básicos y avanzados. Desclée de Brouwer.
  • Khantzian, E. J. (1997). The self-medication hypothesis of substance use disorders: A reconsideration and recent applications. Harvard Review of Psychiatry, 4(5), 231–244.

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