trastorno déficit atencional
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¿Cómo identificar el trastorno déficit atencional?

¿Cómo identificar el trastorno déficit atencional?

En la vida diaria, muchas personas experimentan distracciones, olvidos o dificultades para concentrarse.

Sin embargo, cuando estas características son persistentes, generan interferencias significativas en el funcionamiento personal, académico o laboral, podríamos estar frente a un cuadro clínico.

Saber cómo identificar el trastorno déficit atencional resulta clave para intervenir a tiempo y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen.

Desde la perspectiva cognitivo-conductual, es posible reconocer sus síntomas, distinguirlo de otros problemas similares y establecer estrategias terapéuticas eficaces.

trastorno déficit atencional
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¿Cómo identificar el trastorno déficit atencional?

¿Qué es el trastorno déficit atencional?

El trastorno por déficit de atención, conocido clínicamente como TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad), es una condición neuropsicológica caracterizada por dificultades sostenidas para mantener la atención, regular los impulsos y/o controlar la actividad motora.

En muchos casos, los síntomas comienzan en la infancia, pero pueden persistir hasta la adultez si no son tratados adecuadamente.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) distingue tres presentaciones clínicas del TDAH:

  • Predominio inatento
  • Predominio hiperactivo-impulsivo
  • Presentación combinada

Cuando hablamos únicamente de trastorno déficit atencional nos referimos al tipo con predominio inatento, en el cual la persona no necesariamente presenta hiperactividad, pero sí dificultades significativas para mantener el foco en tareas o actividades.

Síntomas más comunes del trastorno déficit atencional

Para saber cómo identificar el trastorno déficit atencional, es necesario observar si se presentan síntomas como:

  • Distracción frecuente ante estímulos irrelevantes
  • Dificultad para seguir instrucciones o finalizar tareas
  • Olvidos constantes de citas, fechas, objetos personales
  • Tendencia a evitar actividades que requieren esfuerzo mental sostenido
  • Pérdida de objetos necesarios para las tareas (lápices, llaves, documentos)
  • Aparente desinterés o desconexión durante conversaciones
  • Errores por descuido en tareas escolares o laborales

En niños, esto se puede traducir en bajo rendimiento académico o problemas de comportamiento.

En adultos, suele manifestarse como desorganización, falta de productividad o sensación de “cerebro disperso”.

¿Cómo diferenciarlo de otras condiciones?

Muchas veces, los síntomas del déficit atencional pueden confundirse con trastornos de ansiedad, tipos de depresión o simplemente con estrés crónico.

La ansiedad, por ejemplo, puede generar problemas de concentración, pero su origen está en la preocupación constante, no en un patrón de inatención estructural.

Un enfoque clínico basado en la psicología cognitivo-conductual considera la historia evolutiva del problema, los contextos donde se presenta, la funcionalidad general y la interferencia que produce.

Para realizar un diagnóstico certero, se requiere una evaluación detallada que incluya entrevistas clínicas, cuestionarios estandarizados y, en ocasiones, colaboración de familiares o profesores.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Si los síntomas descritos se presentan con una frecuencia mayor a seis meses, afectan distintas áreas de la vida (escuela, trabajo, relaciones) y se manifiestan desde una edad temprana (antes de los 12 años), es recomendable consultar con un profesional de la salud mental.

Desde la psicología cognitivo-conductual, se trabaja con estrategias que permiten entrenar habilidades atencionales, desarrollar estructuras de organización, reducir conductas impulsivas y mejorar la autoestima.

En algunos casos, el tratamiento puede incluir también apoyo farmacológico.

Caso clínico

Mariana, de 29 años, consultó porque sentía que no lograba concentrarse en el trabajo, olvidaba entregas importantes y pasaba horas procrastinando.

A pesar de ser creativa e inteligente, su rendimiento era inconsistente.

A través de una evaluación clínica se identificó un trastorno déficit atencional tipo inatento que nunca había sido diagnosticado en su infancia.

Con apoyo psicológico cognitivo-conductual y el uso de agendas visuales, rutinas estructuradas y técnicas de autoinstrucción, Mariana logró aumentar su productividad y disminuir su autocrítica.

Sugerencias prácticas para el lector

  • Si notas dificultades de atención sostenida, empieza por registrar en qué situaciones ocurre con mayor frecuencia.
  • Utiliza recordatorios visuales, alarmas y rutinas para organizar tu día.
  • Practica la técnica del pomodoro: 25 minutos de concentración, 5 minutos de descanso.
  • Evita multitareas; el enfoque en una sola actividad mejora el rendimiento.
  • Si las dificultades persisten, consulta a un profesional para una evaluación formal.

Conclusión

Identificar el trastorno déficit atencional requiere más que observar momentos aislados de distracción.

Es un diagnóstico que involucra un patrón persistente de inatención que interfiere con la vida diaria.

La psicología cognitivo-conductual ofrece herramientas prácticas y eficaces para manejar este trastorno, promoviendo un mayor control, autoestima y funcionalidad.

Detectarlo a tiempo puede marcar una gran diferencia en el desarrollo personal y profesional de quien lo padece.

Recursos a explorar

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).
  • Barkley, R. A. (2015). Attention-Deficit Hyperactivity Disorder: A Handbook for Diagnosis and Treatment.
  • Solanto, M. V. (2011). Cognitive-Behavioral Therapy for Adult ADHD: Targeting Executive Dysfunction

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