trastorno ansioso depresivo
La ansiedad y la depresión son dos de los trastornos psicológicos más frecuentes en el mundo. Pero en muchos casos, no aparecen por separado, sino que se combinan en una experiencia psicológica compleja y debilitante: el trastorno ansioso depresivo.
Este artículo tiene como objetivo ayudarte a identificar el trastorno ansioso depresivo, comprender sus síntomas, causas y manifestaciones desde un enfoque cognitivo-conductual, así como ofrecer herramientas prácticas para su abordaje y tratamiento.

¿Qué es el trastorno ansioso depresivo?
El trastorno ansioso depresivo es un diagnóstico que describe la coexistencia de síntomas de ansiedad y síntomas depresivos persistentes.
No se trata simplemente de tener “un poco de cada uno”, sino de una combinación sinérgica que intensifica el malestar psicológico y funcional.
En términos clínicos, este trastorno es reconocido en el CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades) como una condición mixta donde ambos conjuntos de síntomas están presentes de manera significativa, pero ninguno predomina claramente.
Desde la terapia cognitivo-conductual (TCC), el trastorno ansioso depresivo es visto como el resultado de patrones de pensamiento disfuncionales, conductas evitativas, emociones reguladas de forma ineficaz y un sistema de creencias negativas sobre uno mismo, el mundo y el futuro.
¿Cómo se manifiesta?
Síntomas de ansiedad
- Inquietud o sensación de estar al límite.
- Preocupaciones excesivas, difíciles de controlar.
- Tensión muscular.
- Palpitaciones, sudoración o dificultad para respirar.
- Problemas de concentración.
Síntomas depresivos
- Estado de ánimo bajo o tristeza persistente.
- Pérdida de interés en actividades placenteras.
- Fatiga o falta de energía.
- Sentimientos de inutilidad o culpa.
- Dificultad para dormir o dormir en exceso.
- Pensamientos negativos sobre el futuro.
La combinación puede generar un círculo vicioso: la ansiedad produce insomnio o irritabilidad, lo cual contribuye a la fatiga o desesperanza propias de la depresión.
A su vez, la falta de energía o motivación puede aumentar la sensación de ineficacia, generando aún más ansiedad o tipos de ansiedad.
¿Cómo se forma el trastorno ansioso depresivo?
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, este trastorno se origina y mantiene por una interacción entre pensamientos, emociones y conductas.
Factores predisponentes:
- Vulnerabilidad biológica (por ejemplo, historial familiar).
- Esquemas cognitivos disfuncionales aprendidos en la infancia.
- Estilos de apego inseguros.
Factores precipitantes:
- Estrés agudo: pérdidas, separaciones, problemas económicos o laborales.
- Cambios drásticos en la rutina o en los vínculos personales.
Factores mantenedores:
- Rumiación: dar vueltas constantes a los mismos pensamientos negativos.
- Evitación conductual: dejar de hacer cosas por miedo o falta de energía.
- Pensamientos automáticos negativos: “Nada va a mejorar”, “No soy capaz”.
- Sesgos cognitivos: atención selectiva a lo negativo, generalización excesiva, pensamiento todo o nada.
Cómo identificar el trastorno ansioso depresivo
Identificar el trastorno ansioso depresivo puede ser un reto, ya que los síntomas se solapan o enmascaran entre sí.
Algunas señales clave incluyen:
- Fluctuaciones emocionales constantes: el ánimo cambia entre la agitación ansiosa y la desesperanza depresiva.
- Fatiga emocional con tensión física: sentirse agotado pero a la vez inquieto o sobrealerta.
- Pesimismo ansioso: pensar que el futuro es sombrío y que “algo malo va a pasar”.
- Incapacidad para disfrutar (anhedonia) combinada con temor constante a perder el control.
- Dificultad para tomar decisiones: por inseguridad (ansiedad) y falta de motivación (depresión).
- Problemas persistentes de sueño y apetito, sin causa médica aparente.
Este patrón puede interferir significativamente en la vida laboral, social y personal, deteriorando la autoestima, la productividad y los vínculos.
Diagnóstico clínico
El diagnóstico del trastorno ansioso depresivo requiere una evaluación profesional exhaustiva.
Un psicólogo online o psiquiatra evaluará:
- La duración de los síntomas (al menos varias semanas).
- Su intensidad e impacto en la vida cotidiana.
- La ausencia de otras condiciones médicas o psiquiátricas que lo expliquen mejor.
- La historia personal y familiar del paciente.
Desde la TCC, se pueden usar cuestionarios validados como el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI) y el Inventario de Depresión de Beck (BDI), además de entrevistas clínicas estructuradas.
¿Qué dice la terapia cognitivo-conductual?
La TCC entiende que el trastorno ansioso depresivo no es una debilidad personal, sino un patrón aprendido que puede ser transformado. Algunos de los conceptos claves desde este enfoque son:
1. Modelo de los tres niveles cognitivos
- Pensamientos automáticos: ideas que surgen de forma inmediata (“Todo saldrá mal”).
- Creencias intermedias: reglas o supuestos (“Si no lo hago perfecto, no valgo”).
- Esquemas nucleares: creencias profundas sobre uno mismo (“Soy incapaz”, “No merezco ser feliz”).
2. Tríada cognitiva de Beck
Presente especialmente en la depresión, incluye:
- Visión negativa de uno mismo.
- Visión negativa del mundo.
- Visión negativa del futuro.
En el trastorno ansioso depresivo, esta tríada se combina con anticipaciones catastróficas propias de la ansiedad.
3. Conductas de evitación y refuerzo negativo
- Evitar situaciones que provocan ansiedad genera alivio momentáneo, pero refuerza el miedo.
- No realizar actividades placenteras mantiene el estado depresivo.
Estrategias terapéuticas efectivas
La TCC ha demostrado alta eficacia en el tratamiento del trastorno ansioso depresivo.
Las principales intervenciones incluyen:
1. Psicoeducación
Comprender cómo funciona la ansiedad y la depresión disminuye la autoexigencia y permite adoptar un rol activo en la recuperación.
2. Registro y reestructuración de pensamientos
Identificar distorsiones cognitivas como:
- Catastrofismo: “Si fallo, todo será un desastre”.
- Personalización: “Todo es culpa mía”.
- Adivinación del futuro: “Esto no va a mejorar nunca”.
Se promueve el cuestionamiento de estas ideas y la generación de interpretaciones más funcionales. Ver Reestructuración cognitiva.
3. Activación conductual
El objetivo es romper el ciclo de inactividad y retraimiento, estableciendo rutinas de gratificación, autocuidado y contacto social.
4. Técnicas de exposición
Para afrontar gradualmente las situaciones temidas, sin evitarlas ni escapar, y reducir la ansiedad.
5. Mindfulness y regulación emocional
Ayuda a observar los pensamientos y emociones sin fusionarse con ellos, cultivando una respuesta más serena.
¿Es posible recuperarse?
Sí, absolutamente. Aunque el trastorno ansioso depresivo puede sentirse abrumador, el tratamiento adecuado permite mejoras significativas e incluso la remisión completa de los síntomas.
La combinación de psicoterapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, farmacoterapia, puede ofrecer un abordaje integral.
También es importante contar con una red de apoyo saludable, rutinas de autocuidado y una actitud compasiva hacia uno mismo durante el proceso de recuperación.
Sugerencias para el lector
Si sospechas que puedes estar experimentando un trastorno ansioso depresivo, considera lo siguiente:
- Busca ayuda profesional: no estás solo, busca una atención psicológica online. La psicoterapia cognitivo-conductual puede marcar la diferencia.
- Haz un registro de emociones y pensamientos diarios para identificar patrones disfuncionales.
- Evita la sobreexigencia: tu valía no depende de tu productividad.
- Retoma actividades placenteras, aunque al principio no sientas motivación. La acción puede preceder a la emoción.
- Cuida tus hábitos básicos: sueño, alimentación, movimiento y contacto humano.
- Evita el aislamiento: hablar con personas de confianza puede ayudarte a salir del bucle mental.
- Sé paciente contigo mismo: la recuperación no es lineal, pero cada paso cuenta.
Conclusión
Identificar el trastorno ansioso depresivo es el primer paso para dejar de sentirte atrapado en una mezcla confusa de inquietud y desesperanza. Desde la psicología cognitivo-conductual, este patrón es comprensible, tratable y, sobre todo, transformable.
Comprender cómo se genera este malestar, desarmar los pensamientos que lo mantienen y tomar acciones significativas pueden ayudarte a reconectar con tu vida desde una perspectiva más saludable, realista y compasiva.
La ansiedad y la depresión no definen quién eres.
Solo son señales de que necesitas reconectar contigo, con otros y con tu propósito. Y eso, siempre es posible.
Recursos útiles a explorar
- Revista de Psicoterapia Cognitivo Conductual – Artículos sobre ansiedad y depresión
- Organización Mundial de la Salud – Información sobre salud mental
Referencias bibliográficas
- Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. Guilford Press.
- Clark, D. A., & Beck, A. T. (2012). The Anxiety and Worry Workbook. Guilford Press.
- American Psychiatric Association (2013). DSM-5: Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
- World Health Organization (2019). ICD-11: International Classification of Diseases.
- Barlow, D. H. (2002). Anxiety and Its Disorders. Guilford Press.