Solución de problemas
Cuando la vida nos lanza desafíos, la forma en que respondemos a ellos puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar psicológico.
Muchas personas, al enfrentarse a situaciones difíciles, se sienten abrumadas o paralizadas, repitiendo patrones poco eficaces como evitar el problema, reaccionar impulsivamente o preocuparse en exceso sin actuar.
En este contexto, la técnica de solución de problemas surge como una herramienta fundamental dentro de la psicología cognitivo-conductual para afrontar los desafíos de manera estructurada, racional y efectiva.
Aprender esta técnica no solo reduce la ansiedad y la desesperanza, sino que también fortalece la sensación de control sobre la vida.

¿Qué es exactamente la técnica de solución de problemas?
La solución de problemas es un proceso cognitivo y conductual que permite identificar, analizar y enfrentar situaciones que generan malestar o incertidumbre.
Esta técnica fue desarrollada inicialmente por D’Zurilla y Goldfried en los años 70 y ha sido ampliamente utilizada en la terapia cognitivo-conductual como una estrategia eficaz para el manejo del estrés, los tipos de depresión y los conflictos interpersonales.
Consiste en enseñar a la persona un método paso a paso para abordar los problemas cotidianos de forma lógica, dejando de lado la impulsividad o la evitación.
Al practicarla, se desarrolla una actitud activa y realista ante los desafíos, lo que favorece el autocontrol emocional y la confianza personal.
La base del modelo es que los problemas no son necesariamente negativos: son parte inherente de la vida.
Lo que define el impacto psicológico no es el problema en sí, sino cómo lo interpretamos y enfrentamos.
Etapas del proceso de solución de problemas
La técnica está compuesta por cinco pasos estructurados que permiten abordar cualquier situación difícil desde un enfoque metódico:
1. Definición y formulación del problema
El primer paso consiste en describir de forma concreta y específica el problema.
¿Qué está ocurriendo exactamente?
¿Dónde, cuándo y con quién?
Una buena definición del problema permite evitar la generalización y enfocar la energía en lo que realmente se puede cambiar.
Es importante diferenciar entre problemas reales y preocupaciones hipotéticas.
2. Generación de alternativas
Una vez definido el problema, se pasa a la lluvia de ideas.
En esta etapa no se evalúan las opciones, solo se generan tantas soluciones como sea posible, incluso las que parezcan poco viables.
Este ejercicio estimula la creatividad y rompe con el pensamiento rígido.
A menudo, nuevas soluciones emergen después de las ideas iniciales.
3. Evaluación y selección de la mejor alternativa
Ahora se analizan las ventajas y desventajas de cada opción.
Se considera el impacto a corto y largo plazo, los recursos necesarios y la posibilidad de llevarlas a cabo.
Luego, se elige la alternativa que parezca más eficaz y realista para la situación actual.
4. Puesta en práctica de la solución
Aquí se implementa la solución elegida.
Puede requerir planificación detallada, establecer pasos intermedios o pedir apoyo.
Es fundamental ejecutar la estrategia con compromiso y mantener la flexibilidad para adaptarla si es necesario.
5. Evaluación de resultados
Tras aplicar la solución, se revisa si el problema fue resuelto, si surgieron nuevos obstáculos o si es necesario intentar una opción distinta.
Este paso refuerza el aprendizaje y permite mejorar el proceso para situaciones futuras.
¿Por qué esta técnica es tan útil en terapia?
La solución de problemas se considera una habilidad clave en la terapia cognitivo-conductual porque interrumpe el ciclo de pensamientos negativos y conductas desadaptativas.
En personas con depresión crónica, por ejemplo, es común la sensación de impotencia ante los desafíos cotidianos.
Esta técnica ayuda a recuperar la sensación de eficacia, promoviendo una actitud más activa frente a las dificultades.
En casos de ansiedad crónica, en cambio, permite disminuir la rumiación mental.
Al enfocar la mente en acciones concretas, se reduce la sobrecarga emocional y se recupera el control.
Además, esta técnica es aplicable a una amplia variedad de contextos: relaciones interpersonales, decisiones laborales, conflictos familiares o incluso dilemas personales.
Su versatilidad y enfoque estructurado la convierten en una herramienta terapéutica de gran valor tanto en sesiones individuales como grupales.
Además, al enseñarse como una habilidad de vida, sus beneficios se mantienen a largo plazo.
Beneficios emocionales y cognitivos
Practicar la técnica de solución de problemas de forma sistemática tiene múltiples beneficios:
- Disminuye los tipos de ansiedad al sustituir la preocupación por acción.
- Reduce los síntomas de depresión al promover el sentido de eficacia.
- Favorece el pensamiento flexible y realista, en lugar del pensamiento dicotómico o catastrofista.
- Mejora la autoestima al comprobar que uno es capaz de enfrentar situaciones difíciles.
- Promueve la tolerancia a la frustración y el aprendizaje de estrategias alternativas si la primera no resulta eficaz.
- Fortalece las habilidades sociales al ser aplicada a conflictos interpersonales.
No se trata de tener todas las respuestas, sino de adquirir un método confiable para encontrarlas.
Sugerencias prácticas para el lector
- Escribe tu problema de forma concreta: Usa papel y lápiz para describirlo detalladamente. Evita frases vagas como “mi vida está mal”.
- Haz una lista de ideas sin juzgarlas: Dedica unos minutos a escribir cualquier posible solución, incluso las que parezcan poco realistas.
- Evalúa pros y contras: ¿Qué efectos podría tener cada solución? ¿Cuál es la más viable ahora?
- Crea un plan simple: Divide la solución elegida en pasos pequeños. Establece un día para empezar.
- Evalúa los resultados y aprende del proceso: Cada intento te enseña algo. Ajusta tu estrategia si es necesario.
- Practica con problemas pequeños: Antes de aplicar la técnica a grandes decisiones, entrena con situaciones cotidianas.
- Busca apoyo si te sientes estancado: A veces compartir el problema con alguien de confianza ayuda a desbloquear ideas nuevas.
Conclusión
La vida está llena de desafíos, y evitarlos no es una opción realista.
Pero lo que sí está en nuestras manos es desarrollar un enfoque más constructivo para enfrentarlos.
La técnica de solución de problemas nos permite dejar de sentirnos víctimas de las circunstancias y comenzar a actuar con mayor claridad, serenidad y confianza.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, este método no solo ayuda a resolver problemas concretos, sino que transforma nuestra manera de pensar, sentir y actuar frente a la adversidad.
Y en ese proceso, se fortalece la autoestima, la autonomía y el bienestar emocional.
Links de interés
- Resolución de problemas paso a paso – Psychology Tools
- Guía de afrontamiento eficaz – NHS UK
- ¿Cuáles son las distorsiones cognitivas?
Referencias bibliográficas
- D’Zurilla, T. J., & Nezu, A. M. (2010). Problem-Solving Therapy. Springer Publishing.
- Dobson, K. S., & Dozois, D. J. A. (2019). Handbook of Cognitive-Behavioral Therapies. Guilford Press.
- Beck, J. S. (2011). Cognitive Behavior Therapy: Basics and Beyond (2nd ed.). Guilford Press.
Pingback: ¿Cuáles son las consecuencias de las adicciones? - Terapia con Razón
Pingback: ¿Qué causa el estrés? - Terapia con Razón
Pingback: ¿Cuál es el síndrome de abstinencia? - Terapia con Razón
Pingback: ¿Cuáles son los tipos de autismo? - Terapia con Razón