hormona del estrés
hormona del estrés

¿Cómo manejar la hormona del estrés?

¿Cómo manejar la hormona del estrés?

La vida moderna nos somete a un ritmo acelerado, lleno de exigencias, responsabilidades y preocupaciones que muchas veces superan nuestras capacidades de afrontamiento, lo que afecta nuestra salud mental.

En este contexto, el cuerpo responde activando un complejo sistema fisiológico cuyo protagonista principal es el cortisol, más conocido como la hormona del estrés.

Aunque esta sustancia tiene funciones esenciales para la supervivencia, su desregulación puede convertirse en una amenaza silenciosa para la salud física y mental.

Por eso, comprender cómo manejar la hormona del estrés se ha vuelto una necesidad, no solo desde la medicina, sino también desde la psicología cognitivo-conductual, que ofrece herramientas efectivas para intervenir en esta dimensión del malestar humano.

hormona del estrés
hormona del estrés

¿Qué se entiende por la hormona del estrés?

Cuando hablamos de la hormona del estrés, nos referimos principalmente al cortisol, una sustancia producida por las glándulas suprarrenales en respuesta a situaciones percibidas como amenazantes.

Esta hormona cumple funciones vitales: moviliza energía al incrementar los niveles de glucosa en sangre, regula la presión arterial y modula la respuesta inmunitaria.

En pequeñas dosis y por períodos breves, el cortisol puede ser beneficioso; por ejemplo, en situaciones donde se requiere mayor atención o desempeño físico.

El problema aparece cuando esta respuesta se mantiene activa durante demasiado tiempo. El cuerpo, entonces, permanece en un estado de alerta crónica que interfiere con la homeostasis y deteriora progresivamente distintas funciones del organismo.

¿Qué dice la psicología sobre la hormona del estrés?

La psicología cognitivo-conductual ha identificado un patrón claro: pensamientos distorsionados o pensamientos catastróficos de la realidad suelen actuar como desencadenantes de una respuesta de estrés sostenida.

Las personas que tienden a percibir el entorno como hostil o incontrolable suelen experimentar una mayor activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, lo que incrementa la liberación de cortisol.

Este vínculo entre cognición y fisiología permite diseñar estrategias que no solo cambian la forma en que pensamos, sino también el modo en que nuestro cuerpo responde.

Una de las intervenciones más efectivas desde este enfoque es la reestructuración cognitiva. Esta técnica consiste en identificar pensamientos automáticos negativos, someterlos a evaluación crítica y sustituirlos por interpretaciones más realistas y adaptativas.

Por ejemplo, una persona que constantemente piensa “no voy a poder con esto” genera una respuesta fisiológica de amenaza, mientras que reemplazar ese pensamiento por “puedo hacerlo paso a paso” activa un estado interno más regulado.

La evidencia científica ha demostrado que los cambios cognitivos sostenidos pueden reducir los niveles de cortisol basal, demostrando así la conexión entre la mente y la biología.

Factores que se relacionan con la hormona del estrés

Relajación

Además de la intervención sobre los pensamientos, manejar la hormona del estrés también implica trabajar con el cuerpo.

Las técnicas de relajación, como la respiración diafragmática, el entrenamiento en relajación muscular progresiva y la meditación mindfulness, tienen efectos comprobados para bajar el cortisol.

Estas prácticas activan el sistema nervioso parasimpático, que actúa como freno de emergencia frente a la hiperactivación del sistema de estrés.

Al incorporar estos hábitos en la vida diaria, no solo se disminuye la liberación de cortisol, sino que también se promueve un estado general de bienestar y autorregulación emocional.

¡Crea un progama de relajación!

La actividad física

Otro factor fundamental para regular la hormona del estrés es el ejercicio físico.

La actividad física moderada y regular actúa como modulador natural del cortisol. Aunque el ejercicio intenso puede elevar transitoriamente esta hormona, los beneficios a largo plazo son evidentes.

Correr, caminar, nadar o practicar yoga no solo mejoran la salud cardiovascular y metabólica, sino que también equilibran el sistema neuroendocrino, ayudando a disminuir los niveles de cortisol en reposo y mejorando la respuesta ante el estrés.

La alimentación

La alimentación también cumple un rol clave en este proceso.

Dietas ricas en azúcares refinados y grasas saturadas están asociadas con una mayor respuesta inflamatoria y mayores niveles de cortisol.

Por el contrario, una dieta equilibrada en proteínas, vegetales, grasas saludables y carbohidratos complejos ayuda a estabilizar el azúcar en sangre y promueve un funcionamiento más eficiente del eje HPA.

Algunos nutrientes como el magnesio, el omega-3 y las vitaminas del complejo B han mostrado efectos protectores frente al estrés crónico.

El sueño

Un componente frecuentemente subestimado en la regulación del estrés es el sueño.

La privación de sueño o los ciclos de sueño interrumpido provocan un incremento significativo en la producción de cortisol.

El cuerpo necesita descansar adecuadamente para restaurar sus sistemas de regulación interna.

Establecer una rutina de sueño estable, evitar pantallas antes de dormir y crear un ambiente propicio para el descanso son pasos esenciales para mantener bajo control la hormona del estrés.

¡Practica el higiene del sueño!

Las rutinas

Desde un enfoque más conductual, establecer rutinas claras, planificar las tareas diarias y reservar momentos de descanso consciente también favorecen la regulación emocional y fisiológica.

El cerebro se beneficia de la predictibilidad y el orden, lo cual reduce la sensación de amenaza y ayuda a mantener el equilibrio del sistema de estrés.

La vida social

Es importante destacar que el aislamiento social y la falta de vínculos significativos son factores que potencian la respuesta de estrés.

Por eso, cultivar relaciones interpersonales saludables, buscar apoyo emocional y compartir experiencias con otros actúa como amortiguador frente a los estresores cotidianos.

El contacto humano tiene un poderoso efecto regulador sobre el sistema nervioso y favorece la liberación de hormonas como la oxitocina, favoreciendo a como bajar el cortisol de forma natural.

Actitud

Por último, aunque no menos importante, la actitud con la que enfrentamos la vida tiene un profundo impacto en cómo nuestro cuerpo gestiona el estrés.

El desarrollo de una actitud de aceptación, flexibilidad psicológica y sentido de propósito puede convertirse en un antídoto frente a la presión constante.

En este sentido, la terapia de aceptación y compromiso (ACT), que forma parte del enfoque cognitivo-conductual, se presenta como una herramienta poderosa para aprender a relacionarnos de una manera más sana con nuestras emociones y pensamientos, reduciendo así la activación del eje de estrés.

Sugerencias prácticas para manejar la hormona del estrés

  1. Practica la respiración diafragmática durante 5-10 minutos diarios. Inhala por la nariz, siente cómo se infla el abdomen, y exhala lentamente por la boca. Revisa aquí otros ejemplos de ejercicios de respiración.
  2. Revisa tus pensamientos intrusivos. Anota los más frecuentes y pregúntate si hay una manera más realista y compasiva de ver la situación.
  3. Haz ejercicio con regularidad, al menos 30 minutos al día, preferentemente al aire libre.
  4. Incluye en tu dieta alimentos ricos en magnesio y omega-3, como espinacas, semillas de chía y pescado azul.
  5. Cuida tu sueño. Duerme entre 7 y 8 horas, y mantén horarios regulares.
  6. Busca apoyo social. Comparte cómo te sientes con personas de confianza o considera la terapia psicológica a través de la atención psicológica online.
  7. Incorpora prácticas de atención plena en tu rutina diaria. Incluso cinco minutos de atención plena pueden marcar la diferencia.

Conclusión

Manejar la hormona del estrés no es solo una cuestión médica, sino un desafío integral que involucra cuerpo, mente y entorno.

Desde la psicología cognitivo-conductual sabemos que es posible intervenir en nuestros hábitos de pensamiento y comportamiento para influir directamente en nuestra biología.

Al adoptar estrategias que promuevan la autorregulación emocional, el descanso, el ejercicio y las relaciones saludables, podemos reducir significativamente los niveles de cortisol y mejorar nuestra calidad de vida.

Vivir con menos estrés no significa evitar por completo los problemas, sino desarrollar los recursos necesarios para enfrentarlos con equilibrio y claridad.

Links de interés

Referencias bibliográficas

  1. Sapolsky, R. M. (2004). Why zebras don’t get ulcers. Henry Holt and Company.
  2. McEwen, B. S., & Wingfield, J. C. (2003). The concept of allostasis in biology and biomedicine. Hormones and Behavior, 43(1), 2–15.
  3. Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2011). Acceptance and Commitment Therapy: The Process and Practice of Mindful Change. Guilford Press.

11 comentarios

Los comentarios están cerrados