Estar ansioso
Sentir ansiedad no siempre es señal de alarma.
Aunque a menudo se asocia con malestar, bloqueo o crisis, lo cierto es que estar ansioso puede tener funciones adaptativas, necesarias e incluso beneficiosas.
Desde la psicología cognitivo conductual, la ansiedad no es el enemigo, sino una emoción básica que, bien encauzada, puede impulsarnos al crecimiento personal, la toma de decisiones eficaces y el rendimiento óptimo.

Estar ansioso: ¿Cuándo es positivo?
Comprendiendo la ansiedad desde un enfoque adaptativo
La ansiedad es una respuesta emocional que surge ante la anticipación de una posible amenaza.
Su función principal es la de preparar al organismo para reaccionar, activando nuestro sistema de alerta, mejorando la concentración y priorizando el procesamiento de información relevante.
Desde una perspectiva evolutiva, esta respuesta ha sido clave para la supervivencia de la especie humana.
En contextos modernos, estar ansioso no responde necesariamente a peligros físicos, pero sí a desafíos como entrevistas de trabajo, evaluaciones académicas, citas importantes o decisiones relevantes.
En estos casos, una dosis moderada de ansiedad puede motivarnos a prepararnos mejor, estar más alerta y actuar con mayor responsabilidad.
Diferenciar entre ansiedad funcional y disfuncional
No toda ansiedad es igual.
La psicología cognitivo conductual distingue entre ansiedad funcional y disfuncional.
La ansiedad funcional es proporcional al desafío, se presenta en momentos específicos y desaparece cuando ya no se necesita.
Nos activa, nos orienta hacia la acción y tiene un propósito útil.
Por el contrario, la ansiedad disfuncional es excesiva, persistente y no guarda relación directa con el contexto real.
Tiende a interferir con el bienestar y el desempeño, generando síntomas como pensamientos catastróficos, evitación, el insomnio o dificultad para concentrarse.
Identificar esta diferencia es clave para intervenir de forma adecuada.
Estar ansioso como impulso para la acción
Hay situaciones en las que estar ansioso nos lleva a mejorar nuestra conducta.
Por ejemplo, un estudiante puede estudiar con mayor dedicación antes de un examen importante.
Un profesional puede prepararse mejor antes de presentar un proyecto crucial.
Un padre puede volverse más protector cuando su hijo está enfermo.
En todos estos casos, la ansiedad actúa como un motor, no como un freno.
Este tipo de ansiedad positiva estimula la planificación, el autocuidado y la reflexión.
Nos hace más atentos y sensibles al entorno.
No es la ausencia de ansiedad lo que define el bienestar, sino nuestra capacidad para gestionarla adecuadamente y extraer de ella aprendizajes útiles.
Cuando la ansiedad se vuelve aliada del crecimiento
En procesos de cambio, la ansiedad es una compañera frecuente.
Cambiar de trabajo, iniciar una nueva relación, emprender un proyecto o enfrentarse a decisiones importantes suele generar incertidumbre.
Estar ansioso en estos casos no es signo de debilidad, sino señal de que nos importa lo que estamos haciendo.
La terapia cognitivo conductual propone estrategias para aceptar la ansiedad como parte de la vida sin permitir que domine nuestras acciones.
Técnicas como la reestructuración cognitiva, la exposición gradual, la respiración consciente o la atención plena permiten transformar la ansiedad en una herramienta de evolución.
Sugerencias prácticas para el lector
- Observa tus momentos de ansiedad y distingue si cumplen una función adaptativa o si te bloquean.
- Aprende a identificar los pensamientos que acompañan tu ansiedad y evalúa su realismo.
- Utiliza técnicas de respiración y mindfulness para regular tu nivel de activación.
- Practica la exposición gradual a situaciones que te generan ansiedad en lugar de evitarlas.
- Busca apoyo terapéutico si la ansiedad interfiere de forma significativa con tu vida cotidiana.
Conclusiones
Estar ansioso no es en sí mismo un problema.
Es una experiencia emocional que puede ser una señal útil, un empujón para el cambio o una guía para la preparación.
La clave está en cómo interpretamos y gestionamos esa ansiedad.
Desde la psicología cognitivo conductual, el foco no está en eliminar la ansiedad, sino en comprenderla, validarla y transformarla en un aliado.
En lugar de temerle, podemos aprender a convivir con ella y a aprovechar su energía para avanzar hacia una vida más significativa.
Links de interés
Referencias bibliográficas
- Barlow, D. H. (2002). Anxiety and Its Disorders: The Nature and Treatment of Anxiety and Panic. Guilford Press.
- Clark, D. A., & Beck, A. T. (2012). The Anxiety and Worry Workbook: The Cognitive Behavioral Solution. Guilford Press.
- Hofmann, S. G., Asnaani, A., Vonk, I. J., Sawyer, A. T., & Fang, A. (2012). The Efficacy of Cognitive Behavioral Therapy: A Review of Meta-analyses. Cognitive Therapy and Research, 36(5), 427–440.