Cómo poner límites
En muchas relaciones personales, laborales o familiares, el malestar emocional suele surgir cuando no sabemos cómo poner límites.
Ya sea por miedo al rechazo, culpa, costumbre o inseguridad, muchas personas experimentan frustración, ansiedad o agotamiento al intentar complacer a los demás sin cuidar su propio bienestar.
Desde la psicología cognitivo-conductual, aprender a establecer límites es una habilidad esencial para fortalecer la autoestima, reducir el estrés y construir vínculos más sanos.
En este artículo, abordaremos qué son los límites, por qué cuesta tanto establecerlos y cómo desarrollarlos de forma respetuosa y firme.

¿Qué significa aprender a cómo poner límites?
La función psicológica de los límites
Los límites son reglas internas y externas que nos ayudan a diferenciar lo que es aceptable y lo que no en nuestras relaciones.
En el plano psicológico, funcionan como una forma de proteger nuestra identidad, tiempo, energía y valores.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, los límites son conductas aprendidas, influenciadas por nuestros esquemas mentales, creencias nucleares y reforzadores sociales.
Establecerlos de forma adecuada permite prevenir el resentimiento, la sobrecarga emocional y la pérdida del sentido de sí mismo.
Diferencia entre límites rígidos, difusos y saludables
No todos los límites son saludables.
Los límites rígidos implican una barrera emocional que impide la cercanía con los demás, generando aislamiento.
Los difusos o inexistentes, por otro lado, suelen conducir a relaciones con dependencia emocional, agotamiento emocional y pérdida de autonomía.
Un límite saludable, en cambio, permite protegerse sin alejarse completamente, ofreciendo claridad sobre nuestras necesidades y deseos de manera asertiva.
¿Por qué cuesta tanto poner límites?
Muchas veces no sabemos cómo poner límites porque hemos aprendido que hacerlo es egoísta o conflictivo.
Creencias disfuncionales como “si digo que no, me dejarán de querer” o “tengo que ayudar siempre” pueden generar sentimientos de culpa al intentar priorizar el autocuidado.
Además, la falta de entrenamiento en habilidades sociales y asertividad incrementa la dificultad para expresarlos de manera efectiva.
A nivel emocional, el miedo al rechazo o al conflicto puede activarse ante la posibilidad de establecer un límite.
Impacto de no poner límites en la salud mental
La ausencia de límites personales se relaciona con síntomas como ansiedad, depresión, somatizaciones y trastornos del estado de ánimo.
Desde el modelo cognitivo, esta dificultad perpetúa patrones de pensamientos intrusivos negativos como la autoexigencia, la sobreidentificación con el otro y el autosacrificio.
A largo plazo, también puede generar baja autoestima, dependencia emocional y dificultad para tomar decisiones autónomas.
Sugerencias prácticas para el lector
Poner límites es un proceso que se puede aprender, practicar y fortalecer con el tiempo.
Aquí algunas estrategias desde la psicología cognitivo-conductual:
- Identifica tus necesidades y emociones: Presta atención a cuándo sientes incomodidad, enojo o agotamiento.
Estas señales pueden indicar que un límite está siendo vulnerado. - Cuestiona creencias disfuncionales: Frases como “debo agradar a todos” o “si no cedo, soy mala persona” son distorsiones cognitivas que pueden desafiarlas mediante reestructuración cognitiva.
- Practica respuestas asertivas: Aprende a decir “no” de forma clara, firme y respetuosa. Por ejemplo: “Entiendo que necesitas ayuda, pero hoy no puedo acompañarte”.
- Establece consecuencias si el límite no se respeta: Es importante que el otro comprenda que tu límite tiene valor.
Puedes decir: “Si sigues hablándome así, terminaré la conversación”. - Refuerza positivamente tu conducta: Cada vez que logres establecer un límite, reconócelo internamente como un logro.
Este refuerzo ayuda a consolidar la conducta. - Anticipa escenarios difíciles: Ensayar mentalmente o escribir situaciones que te generan incomodidad te permitirá prepararte con antelación y responder mejor.
- Busca apoyo profesional si te resulta difícil: Un proceso terapéutico puede ayudarte a revisar patrones de relación, aumentar tu autoestima y entrenar habilidades de autocuidado.
Conclusiones
Saber cómo poner límites no es un acto de egoísmo, sino una forma de autocuidado emocional.
Desde la psicología cognitivo-conductual, aprender esta habilidad requiere cuestionar creencias limitantes, entrenar conductas asertivas y reforzar la confianza en uno mismo.
Establecer límites saludables no solo fortalece la salud mental, sino que también mejora la calidad de nuestras relaciones, permitiendo vínculos más genuinos, recíprocos y respetuosos.
Al comenzar a practicar el arte de decir “no” cuando es necesario, estamos diciendo “sí” a nuestro bienestar emocional y personal.
Links de interés
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Referencias bibliográficas
- Beck, J. S. (2011). Terapia cognitiva: Teoría y práctica. Desclée De Brouwer.
- Linehan, M. M. (1993). Skills Training Manual for Treating Borderline Personality Disorder. The Guilford Press.
- Alberti, R. E., & Emmons, M. L. (2017). Your Perfect Right: Assertiveness and Equality in Your Life and Relationships. New Harbinger Publications.
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