Autocompasión y autoestima
La mayoría de las personas desean tener una autoestima sólida, pero muchas veces intentan fortalecerla con críticas severas, altas exigencias o comparaciones constantes.
En este escenario, surge una pregunta clave: ¿cómo se relacionan la autocompasión y autoestima?
Desde la psicología cognitivo-conductual, se ha demostrado que la autocompasión no solo complementa la autoestima, sino que es un camino más estable y saludable para construirla.
Mientras la autoestima tradicional se basa en evaluaciones sobre el éxito o el fracaso, la autocompasión permite sentirnos valiosos incluso cuando cometemos errores, ofreciendo un soporte emocional que reduce la vulnerabilidad ante la crítica y fomenta el crecimiento personal.

¿Cómo se relaciona la autocompasión y autoestima?
Diferencias entre autocompasión y autoestima
La autoestima se refiere a la valoración que tenemos de nosotros mismos; suele estar influenciada por logros, comparaciones sociales o estándares internos.
Por su parte, la autocompasión es la capacidad de ofrecernos amabilidad y comprensión en momentos de sufrimiento, fracaso o debilidad.
A diferencia de la autoestima, que puede fluctuar con el éxito o el error, la autocompasión nos permite mantener una sensación de valor estable, independientemente de los resultados.
Esto evita el ciclo de sentirse “bueno” solo cuando se triunfa, y “malo” cuando se falla.
Cómo la autocompasión fortalece la autoestima
Desde el enfoque cognitivo-conductual, la autocompasión ayuda a modificar los pensamientos intrusivos autocríticos que deterioran la autoestima.
Al hablarnos con amabilidad, reducimos la intensidad de los pensamientos negativos como “no soy suficiente” o “soy un fracaso”, reemplazándolos por interpretaciones más realistas y constructivas.
Así, se fomenta un sentido de valía personal que no depende de rendimientos perfectos, sino de la aceptación y la comprensión de uno mismo.
Evitando la trampa del narcisismo
La autoestima basada en comparaciones constantes puede llevar al narcisismo (diferente del trastorno narcicista de la personalidad), ya que la persona necesita sentirse “mejor que los demás” para validarse.
La autocompasión, en cambio, se fundamenta en el sentido de humanidad compartida: reconoce que todos tenemos fortalezas y debilidades.
Esto fomenta una autoestima más sana, libre de la necesidad de competir o menospreciar a otros para sentirse valioso.
Regulación emocional y resiliencia
La autocompasión es un recurso clave para la regulación emocional.
Al enfrentar errores o críticas, las personas compasivas consigo mismas activan menos respuestas de estrés y muestran mayor resiliencia.
Esto permite mantener una autoestima más estable ante los altibajos de la vida.
Estudios de Kristin Neff y Paul Gilbert muestran que la autocompasión reduce el riesgo de depresión y ansiedad, problemas que suelen estar asociados a una autoestima frágil.
Ejercicios para integrar autocompasión y autoestima
Desde la terapia cognitivo-conductual, se recomienda registrar los pensamientos autocríticos y reformularlos con frases autocompasivas, practicar mindfulness para observar emociones difíciles sin juzgarlas, y reflexionar diariamente sobre logros o acciones alineadas con los propios valores.
Estos ejercicios ayudan a fortalecer un sentido de autoestima estable, sustentado en la autocompasión.
Sugerencias prácticas para el lector
- Cada vez que sientas que tu autoestima baja, pregúntate: “¿Cómo le hablaría a un amigo que está pasando por lo mismo?” y utiliza ese tono contigo mismo.
- Escribe una lista de tus cualidades positivas que no dependan de logros o resultados, como la empatía, la creatividad o la perseverancia.
- Dedica un momento al día para practicar mindfulness enfocado en tus emociones, reconociéndolas con amabilidad y sin juzgarlas.
- Recuerda que la autocompasión no es excusa para evitar responsabilidades, sino una forma de aprender de los errores sin destruir tu autoestima.
Conclusiones
Comprender la relación entre autocompasión y autoestima permite construir un sentido de valor personal más sólido y duradero.
Desde la psicología cognitivo-conductual, la autocompasión ofrece una base emocional estable, al permitirnos aceptar nuestras imperfecciones y tratarnos con amabilidad en lugar de autocrítica.
Al practicarla, desarrollamos una autoestima menos dependiente del éxito y más conectada con la aceptación de nuestra humanidad, lo que favorece el bienestar emocional y las relaciones saludables.
Links de interés
- Mindful Self-Compassion Program
- Relación entre autoconcepto y autoestima
- Relación entre identidad y autoestima
Referencias bibliográficas
- Neff, K. D., & Germer, C. K. (2018). The mindful self-compassion workbook. Guilford Press.
- Gilbert, P. (2010). Compassion focused therapy. Routledge.
- Germer, C. K., & Neff, K. D. (2013). Self-compassion in clinical practice. Journal of Clinical Psychology, 69(8), 856–867.