Ansiedad laboral
La ansiedad laboral es un fenómeno cada vez más visible en la vida cotidiana.
Con el avance de la tecnología, el teletrabajo, la hiperconectividad y la competitividad en los entornos profesionales, muchas personas experimentan síntomas de ansiedad vinculados directamente a su contexto laboral.
Pero… ¿es realmente una forma de ansiedad reconocida? ¿Qué la distingue de otros tipos de ansiedad y cómo se manifiesta?
En este artículo exploraremos a fondo esta problemática desde una perspectiva cognitivo-conductual.

¿Qué es la ansiedad laboral?
La ansiedad laboral se refiere a un estado emocional persistente de tensión, preocupación o miedo relacionado con el trabajo.
A diferencia del estrés momentáneo que puede surgir en situaciones puntuales, la ansiedad laboral tiende a mantenerse en el tiempo y afectar diversas áreas de la vida.
No se trata de un diagnóstico clínico específico según el DSM-V, pero puede integrarse dentro de los trastornos de ansiedad generalizada cuando los síntomas exceden lo esperable y se mantienen por más de seis meses.
Desde una visión cognitivo-conductual, la ansiedad laboral surge como resultado de pensamientos disfuncionales asociados al rendimiento, la evaluación, el miedo al fracaso o el rechazo social.
A menudo se relaciona con creencias rígidas del tipo “debo hacerlo perfecto”, “no puedo equivocarme” o “si fallo, perderé mi trabajo”.
También pueden parecer frases ansiosas de dudas sobre sí mismo o de su rendimiento laboral.
Factores que contribuyen a la ansiedad en el trabajo
La ansiedad laboral no nace de una sola causa, sino de la interacción entre demandas del entorno y recursos personales.
Algunos de los factores más frecuentes incluyen:
- Carga de trabajo excesiva o mal distribuida.
- Falta de control sobre las decisiones o tareas.
- Ambigüedad en los roles laborales.
- Conflictos interpersonales con colegas o superiores.
- Inseguridad laboral o temor al despido.
- Falta de reconocimiento o retroalimentación positiva.
- Estilo de liderazgo autoritario o negligente.
Estos elementos pueden activar esquemas cognitivos previos relacionados con la autoexigencia, el perfeccionismo, el miedo al rechazo o el fracaso, generando síntomas de ansiedad tanto físicos como emocionales.
Síntomas de la ansiedad laboral
Los síntomas pueden variar en intensidad y duración.
Algunos de los más comunes son:
- Preocupación constante por el desempeño o el futuro laboral.
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
- Irritabilidad y tensión muscular.
- Problemas para dormir o insomnio anticipatorio antes de jornadas laborales.
- Dolor de cabeza o molestias digestivas sin causa médica clara.
- Evitación de ciertas tareas, reuniones o interacciones con compañeros.
- Sensación de “no dar abasto” o de “estar atrapado”.
En muchos casos, estas manifestaciones se confunden con cansancio o estrés crónico, mal humor o falta de motivación, cuando en realidad responden a un cuadro de ansiedad.
Ansiedad laboral o estrés: ¿cómo diferenciarlos?
Aunque pueden parecer similares, la ansiedad laboral y el estrés no son lo mismo.
El estrés laboral es una respuesta adaptativa ante demandas puntuales del ambiente que superan los recursos disponibles.
En cambio, la ansiedad laboral es una respuesta anticipatoria y sostenida, basada en pensamientos distorsionados y miedos subjetivos.
Por ejemplo, una persona puede estar estresada porque tiene una entrega importante mañana, pero se siente aliviada al finalizarla.
En cambio, alguien con ansiedad laboral seguirá sintiendo angustia aunque haya entregado el proyecto, temiendo posibles críticas, errores pasados o nuevos desafíos.
¿Cómo abordar la ansiedad laboral desde la terapia cognitivo-conductual?
La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser una de las intervenciones más eficaces para tratar la ansiedad laboral.
Su objetivo es identificar, cuestionar y modificar los pensamientos intrusivos disfuncionales que alimentan la ansiedad.
Algunas técnicas frecuentes son:
- Reestructuración cognitiva: consiste en analizar las creencias irracionales y reemplazarlas por pensamientos más ajustados a la realidad.
- Técnicas de relajación: como respiración diafragmática, relajación muscular progresiva o ejercicios para la atención plena para disminuir la activación fisiológica.
- Entrenamiento en habilidades sociales: cuando la ansiedad está relacionada con situaciones interpersonales en el trabajo.
- Exposición gradual: para enfrentar progresivamente las situaciones evitadas y reducir el miedo asociado.
- Planificación de actividades: para organizar mejor el tiempo y recuperar una sensación de control.
También es importante trabajar con el contexto, desarrollando habilidades de asertividad, gestión del tiempo y comunicación efectiva para reducir las fuentes externas de ansiedad.
Casos prácticos: cuando el trabajo se vuelve una fuente de malestar
Tomemos como ejemplo a Andrea, de 34 años, publicista en una agencia de marketing. Comenzó a experimentar insomnio, sensación de opresión en el pecho y pensamientos constantes sobre errores que podría cometer.
Aunque nunca tuvo evaluaciones negativas, vivía con la idea de ser despedida por no ser “lo suficientemente buena”.
La TCC le permitió identificar su patrón de autoexigencia extremo, replantear sus creencias sobre el error y desarrollar nuevas habilidades de afrontamiento.
Otro caso es el de Jorge, ingeniero de 42 años, que tras asumir un cargo de liderazgo comenzó a evitar reuniones por temor a ser confrontado.
En terapia, trabajó sobre su creencia de que “debe tener siempre la respuesta correcta” y aprendió a tolerar la incertidumbre y delegar tareas sin culpa.
Sugerencias prácticas para enfrentar la ansiedad laboral
- Reconoce tus síntomas: no normalices el malestar constante en el trabajo. Identificarlo es el primer paso.
- Escribe tus pensamientos intrusivos: notar cómo piensas te ayudará a cuestionar tus creencias disfuncionales.
- Establece límites claros: desconéctate del trabajo fuera del horario laboral, especialmente si haces teletrabajo.
- Haz pausas activas durante el día: caminar, estirarte o respirar profundamente puede ayudarte a reducir la tensión.
- No postergues pedir ayuda profesional: cuanto antes inicies un proceso terapéutico, más herramientas tendrás para mejorar tu calidad de vida.
- Practica el autocuidado fuera del trabajo: asegúrate de mantener rutinas saludables de sueño, alimentación y ejercicio.
Conclusión
La ansiedad laboral es una realidad silenciosa que afecta a muchas personas sin que se den cuenta.
No se trata de debilidad ni de falta de compromiso, sino de un desbalance entre lo que se exige y lo que el cuerpo y la mente pueden sostener.
Identificarla, comprender su origen y buscar apoyo terapéutico son pasos fundamentales para recuperar el bienestar personal y profesional.
Recursos útiles a explorar
- Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo – España
- Organización Internacional del Trabajo – Salud mental en el trabajo
Referencias bibliográficas
- Beck, A. T., & Emery, G. (2005). Ansiedad: manual de tratamiento cognitivo. Paidós.
- Clark, D. A., & Beck, A. T. (2012). Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad. Desclée De Brouwer.
- Hofmann, S. G., Asnaani, A., Vonk, I. J., Sawyer, A. T., & Fang, A. (2012). The Efficacy of Cognitive Behavioral Therapy: A Review of Meta-analyses. Cognitive Therapy and Research, 36(5), 427–440.