Ansiedad de separación en bebés
Durante los primeros años de vida, los bebés atraviesan una serie de hitos evolutivos que son completamente normales y esperables.
Uno de estos es la ansiedad de separación en bebés, una etapa que puede desconcertar a padres y cuidadores por los cambios conductuales que conlleva.
Pero ¿cómo saber si se trata de una etapa del desarrollo o de una señal de alerta?
Desde la psicología cognitivo-conductual, es posible comprender esta experiencia infantil como parte del vínculo afectivo y el aprendizaje del apego.
En este artículo exploramos cómo identificar esta forma de ansiedad, cuándo se considera normal y qué señales indican que podría necesitar intervención.

la ansiedad de separación en bebés
¿Qué es la ansiedad de separación en bebés?
La ansiedad de separación en bebés se refiere a la respuesta emocional y conductual que ocurre cuando el niño se separa —o anticipa la separación— de su figura principal de apego.
Esta reacción es completamente esperable en ciertos rangos de edad y es una muestra de que el vínculo afectivo se está desarrollando de forma saludable.
Sin embargo, cuando esta respuesta se intensifica o se prolonga en el tiempo, puede interferir con el desarrollo del menor y generar dificultades en la rutina diaria.
¿Cuándo suele aparecer la ansiedad de separación en bebés?
Desde una perspectiva evolutiva, la ansiedad de separación suele aparecer entre los 6 y 8 meses de vida, alcanza su punto máximo cerca del primer año y luego disminuye progresivamente hacia los 18-24 meses.
Esta fase se produce cuando el bebé empieza a reconocer que su madre, padre o cuidador principal puede alejarse y no estar inmediatamente disponible.
La permanencia del objeto aún está en proceso de consolidación, por lo que el bebé no comprende que, aunque no vea a su cuidador, este puede volver.
Esta comprensión limitada activa un sistema de alarma emocional que se manifiesta en llanto, rechazo al contacto con otras personas o resistencia a dormir solo.
Signos comunes de la ansiedad de separación en bebés
Identificar la ansiedad de separación en bebés implica observar ciertos patrones de comportamiento que se presentan de forma intensa pero transitoria.
Los signos más comunes son:
- Llanto inconsolable al ver que el cuidador se aleja.
- Rechazo a estar con otras personas, incluso familiares cercanos.
- Irritabilidad o cambios en el apetito.
- Dificultad para dormir si no está el cuidador cerca.
- Alteraciones en el sueño nocturno (despertares frecuentes).
- Comportamiento más demandante o necesidad excesiva de contacto físico.
- Resistencia al ingreso a la sala cuna o jardín infantil.
Desde el modelo cognitivo-conductual, estas conductas pueden entenderse como expresiones del miedo a la pérdida del vínculo y la búsqueda de seguridad.
El refuerzo negativo (llanto que logra que el adulto permanezca) puede fortalecer esta conducta si no se maneja con estrategias adecuadas.
¿Cuándo se considera un problema clínico?
La ansiedad de separación es parte del desarrollo sano, pero puede evolucionar hacia una forma más intensa o persistente conocida como trastorno de ansiedad por separación.
Esto ocurre cuando la angustia es desproporcionada para la edad del niño, se mantiene por más de 4 semanas, y genera un impacto significativo en su funcionamiento familiar o social.
En estos casos, el abordaje requiere evaluación psicológica y orientación a los cuidadores sobre cómo modular su respuesta ante la conducta del bebé, evitando la sobreprotección y favoreciendo el apego seguro.
Sugerencias prácticas para el lector
- Mantén rutinas previsibles: La estructura diaria da seguridad al bebé. Despedirse siempre de la misma forma ayuda a anticipar el regreso.
- Evita irte sin avisar: Aunque parezca más fácil, irse sin que el bebé lo note puede aumentar su inseguridad.
- Normaliza la separación en tiempos cortos: Practica pequeñas separaciones para que el bebé aprenda gradualmente que siempre regresas.
- Valida sus emociones: Aunque no hable aún, responder de forma empática a su llanto ayuda a modelar una respuesta segura.
- Fomenta la independencia progresiva: Jugar a esconder y aparecer (como el “cucú-tras”) fortalece la comprensión de permanencia del objeto.
- Consulta a un especialista si notas que la ansiedad se intensifica más allá de los 2 años o afecta el desarrollo emocional del niño.
Conclusión
La ansiedad de separación en bebés es una parte esperable del desarrollo emocional, que refleja el fortalecimiento del vínculo de apego.
Identificarla con claridad permite a los cuidadores responder con sensibilidad y coherencia, facilitando la construcción de una base segura para el niño.
No se trata de evitar la ansiedad, sino de acompañarla con estrategias que ayuden al bebé a comprender que la separación no implica abandono, y que su mundo sigue siendo un lugar seguro.
Recursos útiles a explorar
- Asociación Española de Pediatría – Desarrollo emocional en la infancia
- Unicef – Apegos seguros en la infancia
Referencias bibliográficas
- Bowlby, J. (1988). Apego y pérdida. Paidós.
- American Psychiatric Association. (2013). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
- Field, T. (1996). Attachment and separation in infants and young children. Annual Review of Psychology, 47(1), 541-561.