Amor propio y autoestima
Amor propio y autoestima

¿Son diferentes el amor propio y autoestima?

Amor propio y autoestima

Desde la psicología cognitivo-conductual, conceptos como amor propio y autoestima no son solo ideas abstractas, sino componentes esenciales del bienestar emocional.

Muchas personas los usan como sinónimos, pero comprender sus diferencias puede marcar una gran diferencia en el desarrollo personal y en la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás.

En este artículo exploraremos en profundidad qué distingue al amor propio de la autoestima, cómo se construyen, por qué ambos son fundamentales y qué herramientas prácticas existen para fortalecerlos.

Amor propio y autoestima
Amor propio y autoestima

¿Son diferentes el amor propio y autoestima?

Comprendiendo el concepto de autoestima

¿Qué es el autoestima? La autoestima, desde una perspectiva cognitivo-conductual, se entiende como la evaluación subjetiva que una persona hace de sí misma.

Esta valoración está influenciada por pensamientos intrusivos creencias fundamentales y esquemas cognitivos que se forman desde la infancia y que tienden a repetirse de forma inconsciente.

Una persona con baja autoestima puede tener distorsiones cognitivas como “no soy suficiente” o “los demás son mejores que yo”, lo que afecta su comportamiento y emociones.

La autoestima está vinculada con la autoeficacia (la percepción de ser capaz) y con la autovaloración (la percepción de ser digno).

No es un estado fijo, sino una construcción dinámica que puede variar con las experiencias de vida, las relaciones interpersonales, los logros o fracasos, y la interpretación que se hace de estos eventos.

En terapia cognitivo-conductual, se trabaja con técnicas como la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en habilidades sociales y la exposición a situaciones evitadas, para mejorar gradualmente la percepción de uno mismo y fomentar una autoestima más realista y saludable.

¿Qué es el amor propio?

A diferencia de la autoestima, el amor propio no se basa únicamente en evaluaciones, sino en una actitud de cuidado, respeto y aceptación hacia uno mismo, independientemente del juicio que se tenga sobre las propias capacidades o logros.

Implica tratarse con compasión en momentos difíciles, establecer límites saludables, cuidar del propio bienestar físico y mental, y reconocer la propia dignidad más allá de los éxitos o fracasos.

El amor propio es un concepto más afectivo y existencial, relacionado con la manera en que una persona se vincula emocionalmente consigo misma.

Puede estar presente incluso cuando la autoestima es baja.

Por ejemplo, alguien puede sentirse insuficiente en un área determinada, pero aún así cuidarse, valorarse y proteger su bienestar emocional.

Desde la mirada cognitivo-conductual integrativa, se puede trabajar el amor propio a través de prácticas de aceptación, autocompasión, atención plena y refuerzo positivo.

No se trata solo de cambiar pensamientos negativos, sino de cultivar una actitud amable y solidaria con uno mismo.

Diferencias entre amor propio y autoestima

Aunque ambos conceptos están profundamente entrelazados, existen diferencias clave entre amor propio y autoestima:

  • La autoestima es una evaluación, mientras que el amor propio es una actitud afectiva.
  • La autoestima puede variar según el contexto (por ejemplo, sentirse competente en el trabajo pero inseguro en relaciones personales), mientras que el amor propio tiende a ser más estable y global.
  • El amor propio incluye la aceptación incondicional, mientras que la autoestima puede depender del cumplimiento de ciertos estándares o metas.
  • Una autoestima alta sin amor propio puede derivar en perfeccionismo, autocrítica severa o dependencia del reconocimiento externo.
  • El amor propio puede sostenerte emocionalmente, incluso cuando atraviesas momentos de baja autoestima.

Entender estas diferencias permite trabajar de manera más específica en terapia.

Por ejemplo, si una persona se juzga con dureza por no alcanzar sus metas, se puede abordar tanto la creencia irracional (“debo ser exitoso para valer”) como la necesidad de cultivar una actitud más amable y humana hacia uno mismo.

¿Cómo se relacionan amor propio y autoestima?

Lejos de ser excluyentes, amor propio y autoestima se potencian mutuamente.

Cuando una persona se trata con amor y respeto, es más probable que desarrolle pensamientos positivos sobre sí misma, lo cual fortalece la autoestima.

A su vez, una autoestima saludable facilita conductas de autocuidado, autoaceptación y respeto personal, pilares del amor propio.

Desde la psicología cognitivo-conductual, se fomenta esta relación positiva a través del reconocimiento de logros, el reforzamiento de conductas saludables, el análisis funcional del autodiálogo y el entrenamiento en habilidades emocionales.

También se integran herramientas de mindfulness y compasión, para que el cambio no se base solo en “pensar diferente”, sino también en “sentir y actuar diferente” hacia uno mismo.

Ambos aspectos son fundamentales en la prevención de trastornos como la depresión, la ansiedad social, la dependencia emocional y los trastornos de conducta alimentaria.

Además, son claves en el desarrollo de una vida más plena, consciente y coherente con los propios valores.

Sugerencias prácticas para fortalecer amor propio y autoestima

  1. Identifica y desafía tus creencias negativas: Anota los pensamientos automáticos que aparecen cuando te enfrentas a un error o crítica. ¿Son realistas o distorsionados? Reemplázalos por afirmaciones más equilibradas.
  2. Practica la autocompasión: Trata de hablarte como lo harías con un amigo querido. ¿Te juzgarías con la misma dureza? La compasión no es debilidad, es fortaleza emocional.
  3. Celebra pequeños logros diarios: No subestimes tus avances. Reconocer lo que haces bien refuerza tu autoestima de manera natural.
  4. Establece límites sanos: Decir “no” cuando es necesario y proteger tu tiempo es una forma concreta de amor propio.
  5. Dedica tiempo a lo que disfrutas: Actividades significativas que te conecten contigo mismo nutren la autoestima y fortalecen el vínculo afectivo contigo.
  6. Evita compararte constantemente: Recuerda que cada persona vive procesos distintos. La comparación constante debilita la percepción de valor propio.
  7. Busca apoyo terapéutico si lo necesitas: Un proceso psicológico puede ayudarte a trabajar bloqueos, creencias limitantes y desarrollar herramientas para valorarte y cuidarte de forma genuina.

Conclusiones

Aunque frecuentemente se confunden, el amor propio y la autoestima no son lo mismo.

La autoestima es una percepción que puede fluctuar, mientras que el amor propio es una actitud profunda y constante hacia uno mismo.

Ambos son esenciales y se fortalecen mutuamente.

Desde la psicología cognitivo-conductual, es posible intervenir sobre pensamientos, emociones y conductas para promover una relación más sana, compasiva y estable con uno mismo. Cultivar ambos aspectos es una inversión en salud mental y bienestar personal.

Links de interés

Referencias bibliográficas

  • Beck, A. T. (1995). Cognitive Therapy: Basics and Beyond. Guilford Press.
  • Neff, K. D. (2003). The development and validation of a scale to measure self-compassion. Self and Identity, 2(3), 223–250.
  • Branden, N. (1994). The Six Pillars of Self-Esteem. Bantam Books.

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