Ansiedad en adolescentes
La adolescencia es una etapa de transformación acelerada: cambios físicos, emocionales, sociales y cognitivos convergen en un periodo en que el individuo busca definir su identidad y lugar en el mundo.
En este contexto, es comprensible que la ansiedad forme parte del proceso.
Sin embargo, cuando esta se vuelve persistente, desproporcionada y afecta el rendimiento académico, la vida social o el bienestar general, puede estar indicando un trastorno de ansiedad.
Reconocer sus manifestaciones específicas en esta etapa del desarrollo es crucial.
Desde el enfoque cognitivo-conductual, la ansiedad en adolescentes puede adquirir formas particulares que suelen confundirse con simple rebeldía, timidez o distracción.

La ansiedad en adolescentes
¿Por qué es tan común la ansiedad en la adolescencia?
Los adolescentes enfrentan simultáneamente cambios hormonales, expectativas académicas, presión social y conflictos familiares.
Todo esto ocurre mientras sus habilidades de autorregulación emocional aún se están desarrollando.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, este contexto puede favorecer la aparición de pensamientos distorsionados del tipo “no soy suficiente”, “van a juzgarme”, o “si fracaso, todo se arruina”.
Estos pensamientos activan respuestas fisiológicas como palpitaciones, tensión muscular o insomnio, y conductas de evitación que refuerzan el círculo ansioso.
Además, el adolescente muchas veces carece de las herramientas verbales o introspectivas necesarias para expresar con claridad lo que siente, por lo que la ansiedad se manifiesta en comportamientos llamativos o en síntomas físicos que confunden a padres y docentes.
Principales signos emocionales y cognitivos de la ansiedad en la adolescencia
Uno de los signos más frecuentes es la preocupación excesiva por el futuro o por la imagen social.
Aparece un miedo intenso al juicio ajeno, a cometer errores o a hablar en público.
Estos pensamientos suelen estar acompañados de:
- Inseguridad
- Irritabilidad
- Bloqueo mental ante los estudios
- Necesidad constante de aprobación.
Otros indicadores incluyen perfeccionismo, dificultad para relajarse, sobreanálisis de situaciones sociales o tendencia a evitar eventos que impliquen exposición (fiestas, presentaciones, evaluaciones).
Estas conductas pueden pasar desapercibidas o interpretarse erróneamente como “flojera” o “falta de interés”.
Manifestaciones físicas y conductuales de la ansiedad en la adolescencia
La ansiedad no solo se experimenta en la mente.
En los adolescentes, muchas veces se expresa a través del cuerpo:
- Dolores de cabeza, problemas digestivos
- Dificultad para dormir
- Cansancio constante
- Palpitaciones sin causa médica identificable
- Cambios en el apetito
- Sudoración excesiva
- Tensión muscular persistente.
A nivel conductual, pueden surgir:
- Conductas evitativas (faltar a clases, no contestar mensajes, aislarse)
- Episodios de llanto
- Arranques de ira
- Conductas de riesgo como consumo de sustancias, especialmente cuando la ansiedad se vuelve crónica y el adolescente busca formas inmediatas de autorregulación.
Ansiedad y rendimiento escolar
La ansiedad en adolescentes impacta directamente en el rendimiento académico.
Puede causar:
- Dificultades de concentración
- Bloqueo durante pruebas
- Procrastinación
- Baja tolerancia a la frustración
- Sensación constante de incapacidad, incluso en estudiantes con alto rendimiento previo.
Desde el enfoque cognitivo-conductual, estos síntomas se explican por la activación del sistema de amenaza ante situaciones que el adolescente interpreta como “peligrosas” (por ejemplo, exámenes o evaluaciones sociales), lo cual interfiere en los procesos atencionales y en la memoria de trabajo.
Sugerencias prácticas para el lector
- Observa si el adolescente evita situaciones sociales o académicas importantes, o si sufre molestias físicas recurrentes sin causa aparente.
- Fomenta un espacio de diálogo sin juicio, en el que pueda expresar lo que siente sin miedo a ser corregido o invalidado.
- Anímalo a registrar sus pensamientos ansiosos en un cuaderno. Esto ayuda a tomar perspectiva y desafiar las ideas distorsionadas.
- Introduce rutinas de autocuidado: sueño regular (Incorporar higiene del sueño), alimentación equilibrada, ejercicio físico moderado y pausas tecnológicas.
- Enséñale ejercicios básicos de respiración diafragmática o mindfulness adaptado a adolescentes.
- Si los síntomas persisten por más de dos semanas o interfieren en la vida diaria, considera el acompañamiento de un psicólogo online especializado en adolescentes.
Conclusión
La ansiedad en adolescentes no es un problema menor ni una simple etapa que debe “superarse sola”.
Es una señal de que el joven necesita apoyo emocional, comprensión y herramientas concretas para gestionar sus emociones.
Detectarla a tiempo no solo mejora su bienestar actual, sino que previene la cronificación del malestar en la adultez.
Escuchar con empatía, acompañar con paciencia y guiar con información es el primer paso para transformar la ansiedad en una oportunidad de desarrollo emocional.
Recursos útiles a explorar
Referencias bibliográficas
- Kendall, P. C. (2012). Cognitive-behavioral therapy for anxious children: Therapist manual. Workbook Publishing.
- Albano, A. M., & DiBartolo, P. M. (2007). Cognitive-behavioral therapy for social phobia in adolescents. Oxford University Press.
- Rapee, R. M., et al. (2009). A cognitive-behavioral therapy program for children and adolescents with anxiety. Behaviour Research and Therapy, 47(12), 1106–1113.
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