Pensamientos intrusivos ejemplos
Todos hemos tenido pensamientos raros o incómodos alguna vez. Algunas personas imaginan empujar a alguien por las escaleras sin quererlo realmente, otras temen haber atropellado a alguien sin darse cuenta. Estos son conocidos como pensamientos intrusivos, y aunque pueden causar angustia, son más comunes de lo que parece.
En este artículo, exploraremos pensamientos intrusivos ejemplos típicos para ayudarte a identificarlos, entender por qué aparecen y cómo manejarlos desde la psicología cognitivo-conductual y así tu salud mental.

¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Los pensamientos intrusivos son ideas, imágenes o impulsos no deseados que aparecen en la mente de forma repentina.
Se caracterizan por ser:
- Involuntarios. No los eliges, simplemente surgen.
- Angustiantes. Generan malestar emocional, miedo o culpa.
- Contrarios a tus valores. No se alinean con lo que piensas o deseas conscientemente.
- Repetitivos. Pueden reaparecer frecuentemente si se intentan controlar o suprimir.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, el problema no es el pensamiento en sí, sino la forma en que lo interpretamos y respondemos a él.
Pensamientos intrusivos: ejemplos comunes
A continuación te mostramos algunos pensamientos intrusivos ejemplos organizados por categorías frecuentes:
1. Pensamientos intrusivos agresivos
- “¿Y si apuñalo a alguien con este cuchillo?”
- “¿Y si empujo a esa persona al tren?”
- “¿Y si pierdo el control y lastimo a mi hijo?”
👉 Aunque estos pensamientos pueden parecer alarmantes, no reflejan deseos reales. La ansiedad que generan indica que son contrarios a los valores de quien los experimenta.
2. Pensamientos intrusivos sexuales
- “¿Y si siento atracción sexual por un familiar?”
- “¿Y si soy pedófilo aunque jamás lo he sido?”
- “¿Y si tengo pensamientos sexuales inapropiados en público?”
👉 Son especialmente angustiantes por su carga moral.
Sin embargo, no indican desviaciones sexuales, sino que forman parte del funcionamiento errático de la mente humana.
3. Pensamientos intrusivos de contaminación
- “¿Y si me contagié al tocar esa superficie?”
- “¿Y si mi ropa trae gérmenes peligrosos?”
- “¿Y si infecté a alguien sin saberlo?”
👉 Estos pensamientos suelen ir acompañados de conductas compulsivas, como lavarse las manos excesivamente.
4. Pensamientos intrusivos existenciales o de duda
- “¿Y si no existo realmente?”
- “¿Y si todo esto es un sueño?”
- “¿Y si mi pareja no me ama aunque diga que sí?”
👉 Generan rumiaciones mentales y sensación de desconexión con la realidad o con las emociones.
5. Pensamientos intrusivos religiosos o morales
- “¿Y si blasfemo en la iglesia?”
- “¿Y si le vendo mi alma al diablo sin querer?”
- “¿Y si soy una mala persona aunque intento hacer todo bien?”
👉 Comunes en personas muy religiosas o con altos estándares morales. No reflejan pecado, sino ansiedad intensamente mal gestionada.
6. Pensamientos intrusivos de autoagresión
- “¿Y si me tiro por la ventana?”
- “¿Y si me corto con esta tijera?”
- “¿Y si me mato sin querer?”
👉 Es crucial diferenciar estos pensamientos de una ideación suicida activa. La diferencia clave es el temor a que ocurra, más que el deseo.
¿Por qué aparecen los pensamientos intrusivos?
Desde el enfoque cognitivo-conductual, los pensamientos intrusivos son:
- Eventos mentales aleatorios que todas las personas experimentan.
- Se vuelven problemáticos cuando son interpretados como peligrosos o inaceptables.
- La ansiedad y el intento de suprimirlos los hacen más persistentes.
Este fenómeno se conoce como el efecto rebote: cuanto más tratas de no pensar en algo, más aparece.
Ejemplo clásico: si te digo “No pienses en un elefante rosado”, probablemente justo eso harás.
El ciclo de los pensamientos intrusivos
El modelo cognitivo-conductual explica cómo un pensamiento intrusivo puede volverse un problema:
- Aparece el pensamiento. (“¿Y si pierdo el control?”)
- Evaluación catastrófica. (“¡Esto significa que algo está mal en mí!”)
- Ansiedad. Malestar físico, emocional y mental.
- Conductas de neutralización. Rezar, evitar, buscar tranquilidad o chequear.
- Alivio momentáneo. Refuerza la idea de que el pensamiento es peligroso.
- Mayor frecuencia del pensamiento.
El tratamiento consiste en interrumpir este ciclo a través de estrategias psicológicas basadas en evidencia.
Cómo manejar los pensamientos intrusivos desde la psicología cognitivo-conductual
1. Normaliza el fenómeno
Entiende que todos tenemos pensamientos extraños, incómodos o inaceptables. Son parte del flujo natural de la mente.
2. Reestructura tus creencias
Pregúntate:
- ¿Este pensamiento define quién soy?
- ¿Tenerlo significa que quiero actuar sobre él?
- ¿Qué evidencia tengo de que esto sea cierto?
Muchas veces descubrirás que no hay evidencia real, solo temor.
3. Practica la exposición y prevención de respuesta (ERP)
Esta técnica implica:
- Exponerte al pensamiento sin intentar evitarlo.
- No realizar conductas que disminuyan la ansiedad (como rezar, buscar tranquilidad o evitar).
Con el tiempo, tu ansiedad disminuye naturalmente.
4. Aplica mindfulness
Mindfulness te enseña a:
- Observar los pensamientos sin identificarte con ellos.
- No luchar contra ellos, sino dejarlos pasar como nubes en el cielo.
- Desarrollar una actitud de curiosidad y compasión hacia tu experiencia interna.
5. Ejercicios de respiración y regulación emocional
Practicar respiración diafragmática o ejercicios de relajación ayuda a reducir la activación fisiológica, disminuyendo así la ansiedad asociada al pensamiento.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Busca apoyo si:
- Los pensamientos generan mucho malestar o afectan tu vida cotidiana.
- No puedes dejar de pensar en ellos pese a tus esfuerzos.
- Aparecen con compulsiones (lavado, chequeo, repetición).
- Temes que podrías actuar sobre ellos (aunque no lo desees).
- Te aíslas, te sientes deprimido o sientes que pierdes el control.
Un terapeuta cognitivo-conductual puede ayudarte a entender, normalizar y manejar estos pensamientos con evidencia científica.
Sugerencias para el lector
- Anótalos sin juzgar. Llevar un registro puede ayudarte a ver que su contenido es repetitivo e irracional.
- Evita analizarlos en exceso. No intentes buscarles sentido profundo.
- No respondas con rituales. La neutralización refuerza el ciclo.
- Acepta la incertidumbre. Nunca tendrás 100% de certeza sobre tus pensamientos. Y está bien.
- Busca apoyo profesional. No estás solo ni eres raro por experimentar esto.
Conclusión
Los pensamientos intrusivos son una experiencia humana universal.
Aunque pueden ser perturbadores, no son peligrosos ni indican que algo está mal contigo.
El enfoque cognitivo-conductual ofrece herramientas claras y efectivas para entenderlos y disminuir su impacto.
No se trata de eliminar los pensamientos, sino de transformar tu relación con ellos.
Aceptar, observar y dejar pasar es mucho más poderoso que luchar o evitar.
Recursos útiles a explorar
- Mindful.org – Técnicas de aceptación de pensamientos
- Anxiety and Depression Association of America – Intrusive Thoughts
Referencias bibliográficas
- Clark, D. A. (2004). Cognitive-behavioral therapy for OCD. Guilford Press.
- Rachman, S. (1997). A cognitive theory of obsessions. Behaviour Research and Therapy, 35(9), 793–802.
- Wells, A. (2009). Metacognitive therapy for anxiety and depression. Guilford Press.