Trastorno de ansiedad generalizada
La ansiedad es una emoción humana normal que cumple una función adaptativa: nos alerta ante peligros y nos impulsa a prepararnos para enfrentar desafíos. Sin embargo, cuando esta emoción se torna crónica, persistente y desproporcionada, deja de ser funcional, pudiendo volverse algo más patológico, como el trastorno de ansiedad generalizada.
En ese escenario aparece el trastorno de ansiedad generalizada, una condición psicológica caracterizada por una preocupación constante, excesiva e incontrolable, que interfiere significativamente en la vida diaria de quien la padece.
Desde la perspectiva de la psicología cognitivo-conductual, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) no se trata simplemente de “preocuparse demasiado”, sino de un patrón mental y conductual sostenido por creencias disfuncionales, sesgos atencionales y estrategias de afrontamiento ineficaces.
En este artículo analizaremos en profundidad qué es, cómo se diagnostica, qué lo mantiene, y sobre todo, cómo se puede tratar de forma efectiva.

¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?
El trastorno de ansiedad generalizada es una condición psicológica que se caracteriza por preocupaciones persistentes, excesivas y difíciles de controlar sobre múltiples aspectos de la vida cotidiana, como la salud, el trabajo, las finanzas o la familia.
A diferencia de otras formas de ansiedad, donde los temores están más delimitados (como en las fobias o el trastorno de pánico), en el TAG las preocupaciones son difusas, cambiantes y múltiples, generando un estado constante de alerta.
Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), los criterios diagnósticos incluyen:
- Preocupación excesiva la mayor parte del tiempo durante al menos 6 meses.
- Dificultad para controlar la preocupación.
- Al menos tres de los siguientes síntomas de ansiedad: inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular, trastornos del sueño.
- Malestar significativo o deterioro en el funcionamiento social, laboral o en otras áreas importantes.
¿Cómo se manifiesta el trastorno de ansiedad generalizada?
Desde un enfoque cognitivo-conductual, los síntomas del TAG pueden agruparse en tres áreas:
1. Cognitivos (mentales)
- Preocupaciones anticipatorias: “¿Y si pierdo mi trabajo?”, “¿y si se enferma alguien de mi familia?”, “¿y si cometo un error?”.
- Dificultad para tomar decisiones: miedo excesivo a equivocarse o a que algo salga mal.
- Pensamiento catastrófico: tendencia a imaginar los peores escenarios posibles.
- Hipervigilancia: atención selectiva constante hacia posibles amenazas.
2. Emocionales y fisiológicos
- Ansiedad persistente y malestar general.
- Tensión muscular, dolores de cabeza, molestias gástricas.
- Fatiga constante.
- Problemas de sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño).
- Irritabilidad frecuente.
3. Conductuales
- Evitación de situaciones nuevas o inciertas.
- Búsqueda constante de seguridad o tranquilización (llamar muchas veces para confirmar algo, revisar en exceso).
- Dificultad para relajarse o disfrutar de momentos de ocio.
- Baja productividad debido al bloqueo por la preocupación.
Es importante indicar que esta ansiedad puede manifiestarse de una manera no patológica ni como trastorno, pues la ansiedad generalizada corresponde a unos de los tipos de ansiedad.
¿Por qué se desarrolla el trastorno de ansiedad generalizada?
La psicología cognitivo-conductual entiende el TAG como el resultado de una interacción entre factores:
1. Factores predisponentes
- Temperamento ansioso o inhibido desde la infancia.
- Historia familiar de trastornos de ansiedad.
- Estilos de apego inseguros.
- Alta sensibilidad al castigo o al error.
2. Factores precipitantes
- Experiencias vitales estresantes (enfermedades, pérdidas, cambios laborales).
- Ambientes altamente exigentes o impredecibles.
- Falta de control percibido sobre eventos importantes.
3. Factores de mantenimiento
- Estilo de pensamiento preocupante como “estrategia de afrontamiento” (la persona cree que preocuparse le ayuda a prevenir el mal).
- Evitar emociones desagradables mediante el control mental constante.
- Reforzamiento negativo: la preocupación genera la ilusión de control, lo cual hace que se mantenga en el tiempo.
- Creencias metacognitivas: ideas como “si dejo de preocuparme, seguro algo malo pasará”.
¿Cuál es el impacto en la vida cotidiana?
El trastorno de ansiedad generalizada puede pasar desapercibido por años, especialmente en personas responsables y autoexigentes.
Sin embargo, su impacto acumulativo puede deteriorar significativamente la calidad de vida:
- En lo laboral: procrastinación, perfeccionismo paralizante, dificultad para delegar.
- En lo social: aislamiento, irritabilidad, excesiva necesidad de control.
- En la salud física: tensión muscular crónica, fatiga, gastritis, insomnio.
- En el estado de ánimo: frustración, agotamiento, síntomas depresivos.
¿Cómo se diagnostica el TAG?
El diagnóstico debe ser realizado por un profesional de salud mental capacitado, a través de:
- Entrevista clínica estructurada.
- Instrumentos psicométricos como el GAD-7 (Generalized Anxiety Disorder 7-item scale).
- Registro de síntomas de ansiedad, duración e impacto en la funcionalidad.
- Evaluación de comorbilidades (depresión, ansiedad social, TOC, etc.).
Tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada desde la terapia cognitivo-conductual
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es la intervención con mayor respaldo empírico para el tratamiento del TAG.
Su eficacia ha sido ampliamente demostrada en múltiples estudios y metaanálisis.
Objetivos generales de la TCC:
- Reducir la preocupación excesiva.
- Identificar y modificar pensamientos distorsionados.
- Enseñar habilidades para la regulación emocional.
- Fortalecer el afrontamiento efectivo ante la incertidumbre.
- Mejorar la calidad de vida.
Estrategias centrales en la TCC para TAG:
1. Psicoeducación
Comprender qué es la ansiedad, cómo funciona y por qué se mantiene.
Esto ayuda a despatologizar la experiencia.
2. Reestructuración cognitiva
Identificar creencias disfuncionales como:
- “Si me preocupo, estoy más preparado”.
- “No puedo tolerar la incertidumbre”.
- “Todo debe estar bajo control”.
Luego se trabajan alternativas más realistas y funcionales.
3. Exposición a la incertidumbre
Se entrenan ejercicios para tolerar la incomodidad de no tener todas las respuestas, como:
- No buscar una tercera opinión médica.
- No revisar excesivamente una tarea.
- Posponer las preocupaciones programadas (uso del “tiempo para preocuparse”).
4. Entrenamiento en relajación y mindfulness
Aprender a reconectar con el cuerpo, calmar el sistema nervioso autónomo y cultivar la atención al presente.
5. Prevención de recaídas
Identificar señales de alerta temprana y crear un plan de acción para momentos de estrés
¿Se necesita medicación?
En algunos casos, especialmente si el TAG es grave o se presenta junto a otros trastornos, puede indicarse tratamiento farmacológico, usualmente con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Sin embargo, la psicoterapia cognitivo-conductual es fundamental, ya que aborda el núcleo del problema: los patrones de pensamiento y comportamiento.
Lo que NO ayuda (y puede empeorar)
- Intentar “no pensar” en lo que preocupa (paradójicamente, refuerza la ansiedad).
- Buscar certeza absoluta (la vida es incierta por naturaleza).
- Evitar todas las situaciones estresantes (reduce la tolerancia a la ansiedad).
- Uso excesivo de tranquilizantes sin psicoterapia.
- Normalizar la ansiedad como “parte de ser adulto” y no pedir ayuda.
Sugerencias para el lector
Si te sientes identificado/a con los síntomas descritos del trastorno de ansiedad generalizada, te dejo algunas sugerencias prácticas:
- Registra tus pensamientos preocupantes: observa patrones, temas recurrentes y su intensidad.
- Agenda un “tiempo para preocuparse” diario: dedica 20 minutos a pensar libremente en tus preocupaciones y evita hacerlo el resto del día.
- Cuestiona tus creencias sobre el control: ¿realmente controlar todo te hace sentir mejor o solo aumenta la presión?
- Trabaja con un psicólogo cognitivo-conductual: esto te dará herramientas específicas y basadas en evidencia.
- Cuida tu cuerpo: sueño, alimentación, movimiento y respiración tienen un impacto directo sobre tu sistema nervioso.
- Ante cualquier duda, toma una atención psicológica online.
Conclusión
El trastorno de ansiedad generalizada no es simplemente “ser muy nervioso” o “preocuparse mucho”. Es una condición psicológica que puede limitar profundamente la vida si no se atiende, pero que también tiene un tratamiento claro, eficaz y accesible.
Desde la psicología cognitivo-conductual sabemos que preocuparse no es igual a prevenir. Y que tolerar la incertidumbre es una habilidad que se puede desarrollar, no una capacidad innata. Nadie está condenado a vivir atrapado en la ansiedad.
Si estás leyendo esto, es posible que ya hayas dado el primer paso hacia un cambio. Reconocer que algo te afecta es valiente. Buscar ayuda y aprende a como superar la ansiedad.
Recursos útiles a explorar
Referencias bibliográficas
- Barlow, D. H. (2014). Clinical Handbook of Psychological Disorders. Guilford Press.
- Clark, D. A., & Beck, A. T. (2012). The Anxiety and Worry Workbook. Guilford Press.
- Craske, M. G., & Barlow, D. H. (2006). Mastery of Your Anxiety and Worry: Workbook. Oxford University Press.
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.).
- World Health Organization. (2019). ICD-11: International Classification of Diseases.
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