Estoicismo sobre la ansiedad
Estoicismo sobre la ansiedad

Perspectivas del estoicismo sobre la ansiedad

Estoicismo sobre la ansiedad

La ansiedad ha sido parte de la experiencia humana desde siempre.

Aunque hoy la comprendemos desde la psicología como una respuesta adaptativa que puede volverse disfuncional, ya en la antigüedad los filósofos se preocupaban por el sufrimiento mental y las emociones que nublan la razón.

Entre ellos, los estoicos ofrecieron una visión clara, práctica y orientada al bienestar interno que hoy resulta sorprendentemente útil.

Explorar el estoicismo sobre la ansiedad no implica reemplazar la terapia por filosofía, sino descubrir cómo ciertas ideas estoicas pueden integrarse de forma complementaria al tratamiento psicológico.

Este enfoque permite abordar la ansiedad desde una mirada racional, valórica y centrada en lo que sí podemos controlar.

En este artículo profundizaremos en cómo los estoicos entendían la ansiedad, qué enseñanzas pueden ser útiles en la actualidad y cómo aplicarlas desde la psicología cognitivo-conductual.

Estoicismo sobre la ansiedad
Estoicismo sobre la ansiedad

Perspectivas del estoicismo sobre la ansiedad

El concepto estoico de emociones perturbadoras

Para los estoicos, las emociones destructivas o “pasiones” eran reacciones desproporcionadas a interpretaciones erróneas de la realidad.

No rechazaban sentir, sino ser dominados por sentimientos irracionales como el miedo, la ira o la ansiedad.

Marco Aurelio, Epicteto y Séneca consideraban que esas pasiones surgían cuando la mente perdía el contacto con la razón y comenzaba a imaginar escenarios catastróficos o incontrolables.

La ansiedad, en este sentido, era vista como una respuesta emocional excesiva frente a algo anticipado, pero aún no real.

Esta visión coincide con el enfoque cognitivo-conductual moderno, que plantea que la ansiedad surge en gran medida de pensamientos intrusivos, creencias disfuncionales o interpretaciones exageradas de posibles amenazas.

Ambas perspectivas —la antigua y la moderna— subrayan que no son los hechos en sí los que causan malestar, sino la forma en que los interpretamos.

Así, el primer paso para reducir la ansiedad es observar nuestros pensamientos y cuestionar su veracidad.

La importancia del control interno

Una de las enseñanzas clave del estoicismo sobre la ansiedad es la distinción entre lo que está en nuestro poder y lo que no.

Epicteto afirmaba que debemos ocuparnos solo de aquello que depende de nosotros: nuestras decisiones, actitudes y acciones.

Todo lo demás —el futuro, la opinión ajena, el clima, la salud, incluso la muerte— escapa a nuestro control.

Esta idea, que hoy tiene un correlato en la práctica de la aceptación en psicología, ayuda a reducir la preocupación excesiva.

Al aprender a soltar lo incontrolable, la mente se libera de la carga de anticipar, prever o garantizar resultados imposibles.

En terapia cognitivo-conductual, esta práctica se vincula con la reestructuración de creencias limitantes como “debo tener todo bajo control” o “si algo sale mal, será insoportable”.

Aceptar lo incierto no es pasividad: es madurez emocional. Implica enfocarse en las acciones concretas que sí dependen de uno y soltar el esfuerzo mental de controlar lo incontrolable.

La ansiedad como oportunidad de virtud

A diferencia de visiones que consideran la ansiedad como algo puramente negativo, los estoicos la interpretaban como una oportunidad para practicar la virtud.

Marco Aurelio sugería que las dificultades internas son el mejor escenario para aplicar templanza, coraje y sabiduría.

Desde la psicología, este enfoque se alinea con la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), que propone actuar con coherencia valórica incluso en presencia de malestar.

Es decir, la ansiedad no desaparece para que uno actúe; uno actúa con ansiedad, sin dejar que esta defina sus elecciones.

El estoicismo sobre la ansiedad, entonces, no propone eliminarla por completo, sino responder con integridad.

Por ejemplo, una persona que teme hablar en público puede ver en esa ansiedad una oportunidad de practicar coraje, en lugar de evitar la experiencia y reforzar el miedo.

Entrenar la mente: práctica diaria estoica y terapia

El entrenamiento constante era esencial para los estoicos.

Reflexionaban cada mañana y cada noche, se anticipaban a la adversidad (premeditatio malorum), registraban sus errores con humildad y leían a otros sabios para fortalecer su carácter.

Esta práctica diaria es muy similar a lo que se propone en terapia: autoconciencia, monitoreo de pensamientos, exposición gradual y revisión de avances.

La ansiedad no se reduce solo entendiendo su origen, sino entrenando día a día la mente para relacionarse de forma distinta con ella.

Desde la psicología cognitivo-conductual, se trabaja con registros de pensamientos, exposición a situaciones temidas, relajación y técnicas de afrontamiento.

Integrar estos recursos con hábitos estoicos fortalece la resiliencia y promueve el crecimiento personal.

Sugerencias prácticas para el lector

Aquí tienes algunas formas de aplicar el estoicismo sobre la ansiedad en tu vida diaria desde una perspectiva terapéutica:

  1. Círculo de control diario: cada vez que sientas ansiedad, anota qué aspectos de la situación están bajo tu control. Haz foco solo en esos.
  2. Registro de pensamientos irracionales: escribe el pensamiento ansioso (“voy a fracasar”) y reemplázalo por una alternativa más realista (“puede que me equivoque, y aún así seguiré adelante”).
  3. Premeditatio breve: cada mañana, anticipa una dificultad del día y ensaya mentalmente una respuesta basada en la templanza o el coraje.
  4. Autoevaluación nocturna: reflexiona por escrito: “¿Qué aprendí hoy sobre mi ansiedad? ¿Cómo respondí ante ella con sabiduría?”
  5. Exposición con valor: identifica una pequeña situación que evitas por ansiedad (como hacer una llamada, entrar a un lugar nuevo, opinar) y hazlo como práctica estoica.
  6. Lectura diaria inspiradora: elige una frase estoica cada mañana y conéctala con tu día. Ejemplo: “La dificultad muestra al hombre” — Epicteto.

Conclusiones

La ansiedad no es el enemigo.

Es una señal interna que puede volverse una trampa o una maestra, según cómo la interpretemos.

El estoicismo, con su énfasis en la razón, el control interno y la virtud, ofrece una perspectiva profundamente útil para relacionarnos con la ansiedad de forma más saludable.

Cuando se integra con la psicología cognitivo-conductual, el estoicismo se transforma en una práctica moderna y aplicable.

No busca negar lo que sentimos, sino enseñarnos a actuar con libertad, incluso cuando sentimos miedo.

Cultivar esta actitud requiere constancia, humildad y guía profesional cuando sea necesario.

Vivir con ansiedad es difícil, pero también puede ser la puerta a una vida más consciente, valiente y significativa.

El estoicismo no elimina el sufrimiento, pero te recuerda que siempre puedes elegir cómo responder a él.

Links de interés

Recursos externos:

Referencias bibliográficas

  1. Beck, A. T. & Emery, G. (1985). Anxiety Disorders and Phobias: A Cognitive Perspective. Basic Books.
  2. Robertson, D. (2019). Cómo pensar como un emperador romano. Editorial Ariel.
  3. Hayes, S. C., & Smith, S. (2005). Sal de tu mente, entra en tu vida. Ediciones Paidós.
  4. American Psychological Association. (2022). Clinical Practice Guideline for the Treatment of Anxiety Disorders.