autoestima académica
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¿Existe la autoestima académica?

Autoestima académica

La autoestima académica es una dimensión específica del autoconcepto que se refiere a la valoración que una persona tiene de sus capacidades y desempeño en contextos educativos.

En especial durante la infancia, adolescencia y juventud, esta forma de autoestima puede influir significativamente en la motivación, el rendimiento escolar y la salud mental.

Desde la psicología cognitivo-conductual, entendemos que esta percepción no es un reflejo directo de los logros académicos, sino que está mediada por pensamientos intrusivos, creencias centrales y experiencias previas.

En este artículo, profundizaremos en qué consiste la autoestima académica, cómo se forma, qué factores la afectan y qué estrategias psicológicas pueden fortalecerla.

autoestima académica
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Comprendiendo la autoestima académica

La autoestima académica se define como la valoración subjetiva que un estudiante hace de su habilidad para aprender, resolver problemas y alcanzar metas escolares.

No se trata simplemente de tener buenas notas, sino de cómo interpreta sus logros y fracasos.

Por ejemplo, dos alumnos con calificaciones similares pueden tener niveles muy distintos de autoestima académica si uno interpreta un error como una oportunidad de mejora y el otro como una señal de incapacidad.

Desde la terapia cognitivo-conductual, trabajamos con los pensamientos automáticos que surgen ante los desafíos escolares, como “soy tonto”, “nunca aprendo nada” o “voy a fallar otra vez”.

Estos pensamientos o creencias disfuncionales influyen en las emociones (ansiedad, frustración) y en la conducta (evitación, procrastinación), generando un círculo vicioso que refuerza la baja autoestima académica.

Factores que influyen en la autoestima académica

Experiencias tempranas de éxito o fracaso

Los primeros años escolares son críticos para la formación del autoconcepto académico.

Las experiencias de refuerzo o crítica, tanto de parte de docentes como de cuidadores, modelan cómo el estudiante se ve a sí mismo como aprendiz.

El refuerzo positivo, la retroalimentación clara y el acompañamiento respetuoso pueden fortalecer una autoestima académica saludable.

Comparaciones y presión social

Las constantes comparaciones con compañeros, especialmente cuando se publican calificaciones o se premia solo a los mejores, pueden afectar negativamente la percepción del propio valor académico.

La comparación social es un factor de riesgo importante, sobre todo en estudiantes con tendencia al perfeccionismo o a la autoexigencia.

Estilo atribucional

Las personas con baja autoestima académica tienden a atribuir sus fracasos a causas internas, estables y globales (“soy malo en todo”), mientras que quienes tienen una autoestima más sólida suelen hacer atribuciones más realistas y específicas (“este tema me cuesta, pero puedo aprender con práctica”).

Apoyo familiar y docente

El contexto familiar y educativo puede fomentar creencias funcionales o disfuncionales sobre el aprendizaje.

Un entorno que valora el esfuerzo por encima del resultado, que valida las emociones y que promueve la autonomía, es protector para la autoestima académica.

Caso clínico de autoestima académica: Daniel y el miedo a fallar

Daniel, de 14 años, acudió a terapia acompañado por su madre.

Había comenzado a evitar tareas escolares, fingía enfermedades para no asistir a clases y expresaba frases como “soy bruto” o “nunca voy a poder pasar de curso”.

Durante la evaluación, se identificaron pensamientos automáticos catastróficos ante las evaluaciones y una historia de experiencias escolares marcadas por el miedo al error.

Mediante técnicas de reestructuración cognitiva, exposición gradual a situaciones temidas y entrenamiento en habilidades de afrontamiento, Daniel pudo resignificar sus errores, identificar sus logros y mejorar su motivación académica.

Después de diez sesiones, su desempeño y bienestar mejoraron notablemente.

Estrategias para fortalecer la autoestima académica

  • Desafiar creencias disfuncionales: Anotar pensamientos negativos sobre el desempeño escolar y aplicar preguntas socráticas para evaluar su veracidad. Por ejemplo: “¿Qué evidencia tengo de que soy malo para las matemáticas?”
  • Reforzar logros concretos: Llevar un registro de progresos, por pequeños que sean. Celebrar avances en organización, comprensión o participación puede motivar más que centrarse solo en notas.
  • Reformular el error como aprendizaje: Fomentar una mentalidad de crecimiento en lugar de una visión fija de la inteligencia. El error debe entenderse como parte del proceso de aprender.
  • Fomentar el autocuidado y la regulación emocional: Enseñar técnicas de manejo del estrés, respiración y atención plena puede ayudar a reducir la ansiedad escolar.
  • Buscar apoyo profesional si es necesario: Cuando la baja autoestima académica interfiere significativamente en la vida del estudiante, una intervención psicológica puede ser clave para evitar la deserción escolar o el deterioro emocional.

Conclusión

La autoestima académica no es un rasgo fijo, sino una construcción dinámica influida por experiencias, pensamientos y contextos.

Desde la psicología cognitivo-conductual, es posible intervenir eficazmente para fortalecer esta forma de autoestima mediante el trabajo con creencias, emociones y conductas relacionadas con el aprendizaje.

Ayudar a los estudiantes a creer en sus capacidades, valorar su esfuerzo y regular sus emociones puede marcar una diferencia decisiva en su desarrollo académico y personal.

Recursos a explorar

Referencias bibliográficas

  1. Beck, J. S. (2011). Terapia cognitiva: Conceptos básicos y profundización. Desclée de Brouwer.
  2. Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. Freeman.
  3. Marsh, H. W., & Craven, R. G. (2006). Reciprocal effects of self-concept and performance from a multidimensional perspective. Perspectives on Psychological Science.

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