Autoestima en niños
La autoestima en niños es un componente esencial para su desarrollo emocional, social y cognitivo.
Desde los primeros años de vida, los pequeños comienzan a construir una imagen sobre sí mismos influenciada por la forma en que los adultos significativos los tratan y por las experiencias que viven en contextos como el hogar, la escuela o los espacios de juego.
La autoestima saludable se relaciona con la confianza para enfrentar desafíos, la capacidad de reconocer los propios logros y la seguridad para interactuar con otros.
Desde la psicología cognitivo-conductual, fortalecer esta base interna implica trabajar en pensamientos, emociones y conductas de forma integrada.

¿Cómo fortalecer la autoestima en niños?
La construcción de la autoestima desde la infancia
Durante la infancia, los niños desarrollan su autoestima a través de la observación, la retroalimentación y la interpretación de sus experiencias.
Un mensaje constante de validación y aprecio por parte de padres, cuidadores y educadores permite que el niño internalice la idea de que es valioso.
Desde una perspectiva cognitivo-conductual, esta validación se traduce en reforzadores positivos que modelan creencias funcionales como “soy capaz”, “soy importante” o “puedo intentarlo de nuevo”.
Las experiencias tempranas de éxito, así como el acompañamiento empático en el error, sientan las bases de una autoestima equilibrada.
El rol del lenguaje y la retroalimentación positiva
Las palabras que utilizamos con los niños construyen realidades.
Un lenguaje cargado de críticas o comparaciones puede dañar la percepción que tienen de sí mismos.
En cambio, utilizar frases que refuercen logros, esfuerzos y cualidades fortalece sus creencias positivas.
Desde el enfoque cognitivo-conductual, esto impacta directamente en los esquemas mentales y los pensamientos automáticos del niño.
En vez de reforzar ideas como “nunca hago nada bien”, el adulto puede ayudarle a construir pensamientos alternativos como “esta vez no me salió, pero puedo seguir practicando”.
Modelado y aprendizaje observacional
Los niños aprenden no solo a través de lo que se les dice, sino sobre todo por lo que observan.
Ver a sus figuras significativas enfrentando retos con actitud positiva, tolerando la frustración y hablándose con amabilidad tiene un efecto poderoso.
El modelado de una autoestima saludable enseña más que cualquier consejo.
Desde la teoría del aprendizaje social, se sabe que los niños imitan conductas y también estilos de pensamiento.
Por ello, si queremos fomentar autoestima en niños, necesitamos mostrarnos con autocompasión, celebrando nuestros propios logros y aprendiendo de nuestros errores.
Reforzar habilidades y promover logros
La autoestima también se fortalece al ayudar a los niños a descubrir sus capacidades.
Esto se logra ofreciendo oportunidades de exploración, reconociendo sus avances y proponiendo desafíos acordes a su edad y nivel de desarrollo.
Desde la psicología cognitivo-conductual, se recomienda el refuerzo positivo inmediato al realizar conductas adecuadas, lo que aumenta la probabilidad de que estas se repitan.
Además, el establecimiento de metas pequeñas y alcanzables permite que el niño experimente éxito, lo que nutre su seguridad personal y percepción de competencia.
Sugerencias prácticas para el lector
- Ofrece elogios específicos: En lugar de decir “buen trabajo”, prueba con “hiciste un gran esfuerzo al ordenar tus juguetes sin que te lo pidieran”.
- Acompaña el error con empatía: Valida la emoción y ayuda a reformular el pensamiento: “Entiendo que te frustres, es difícil, pero estás aprendiendo y eso es lo importante”.
- Refuerza logros concretos: Anima a celebrar pequeños avances, como aprender una palabra nueva o terminar una tarea.
- Da espacio para la elección: Ofrecer opciones sencillas fortalece la sensación de autonomía.
- Evita etiquetas negativas: Frases como “eres flojo” o “siempre haces lo mismo” dañan el autoconcepto. Habla desde la conducta, no desde la identidad.
Conclusiones
Fortalecer la autoestima en niños no es un acto puntual, sino un proceso continuo que implica presencia, lenguaje positivo, refuerzos adecuados y un entorno emocionalmente seguro.
Desde la psicología cognitivo-conductual, sabemos que los pensamientos y creencias que los niños desarrollan sobre sí mismos influyen en sus emociones y conductas futuras.
Al apoyarles desde temprana edad con herramientas conscientes y validadoras, no solo cultivamos su autoestima, sino también su resiliencia y bienestar emocional.
Links de interés
- ¿Cómo fortalecer el autoestima en la adolescencia?
- ¿Cómo mejorar mi autoestima?
Referencias bibliográficas
- Beck, J. S. (2011). Terapia cognitiva: conceptos básicos y avanzados. Desclée de Brouwer.
- Harter, S. (2012). The construction of the self: Developmental and sociocultural foundations. Guilford Press.
- Kazdin, A. E. (2001). Behavior Modification in Applied Settings. Waveland Press.