Tipos de autoestima
Cuando hablamos de autoestima, solemos pensar en términos de alta o baja autoestima, pero la realidad es más compleja.
Existen diferentes tipos de autoestima que describen no solo el nivel de valoración personal, sino también la estabilidad y origen de esa autovaloración.
Comprender los distintos tipos de autoestima nos permite reconocer nuestras propias dinámicas internas, identificar áreas de crecimiento y trabajar desde la psicología cognitivo-conductual para fortalecer nuestra salud mental y emocional.
En este artículo exploraremos las principales clasificaciones de autoestima, qué es el autoestima, sus implicancias psicológicas y cómo intervenir de forma efectiva.

¿Cuáles son los tipos de autoestima?
1. Autoestima alta, baja y media: una primera clasificación
Desde un enfoque general, se reconocen tres niveles de autoestima:
- Autoestima alta: Las personas con autoestima alta suelen confiar en sí mismas, se valoran con realismo y mantienen una actitud positiva incluso ante desafíos.
- Autoestima baja: Implica inseguridad, autocrítica excesiva, miedo al rechazo y tendencia a compararse negativamente con los demás.
- Autoestima media o fluctuante: Personas que se valoran positivamente en algunas áreas, pero se sienten inseguras en otras, o cuya autoestima varía según el contexto o los resultados.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, estos niveles están asociados a esquemas mentales y creencias nucleares que pueden ser identificados y modificados.
2. Autoestima estable vs. inestable
Un aspecto clave para entender los tipos de autoestima es su estabilidad.
- Autoestima estable: No depende excesivamente de logros externos o validación constante. Se mantiene incluso ante fracasos.
- Autoestima inestable: Fluctúa ante cualquier crítica, error o situación que active el miedo al juicio. Se trata de una autoestima frágil, que requiere refuerzo constante.
Terapéuticamente, esto se aborda mediante el trabajo con pensamientos intrusivos negativos, la exposición a situaciones temidas y la construcción de autoconfianza interna.
3. Autoestima inflada o narcisista
En algunos casos, lo que parece una autoestima alta es en realidad una forma defensiva:
- Autoestima inflada: Es rígida, egocéntrica, tiende a negar errores y buscar superioridad sobre otros.
Puede encubrir inseguridades profundas.
Esta forma de autoestima está relacionada con patrones narcisistas o esquemas de grandiosidad.
Desde el enfoque cognitivo-conductual, se exploran las creencias distorsionadas de autosuficiencia extrema y se trabaja en el reconocimiento de la vulnerabilidad.
4. Autoestima condicionada
Algunas personas desarrollan una autoestima basada únicamente en el logro o en la aprobación externa:
- Autoestima condicionada: Se valen cuando obtienen buenos resultados, son reconocidas o cumplen ciertos estándares.
Sin estos factores, su autoimagen se derrumba.
Este patrón se observa con frecuencia en personas perfeccionistas o con estilos de apego evitativo o ansiosos.
La terapia cognitivo-conductual ayuda a cambiar el foco de evaluación hacia criterios internos más flexibles y humanos.
Sugerencias prácticas para el lector
- Reflexiona sobre qué tipo de autoestima predomina en ti y en qué contextos se manifiesta.
- Anota tus pensamientos automáticos cuando te enfrentas a un error o crítica. ¿Son justos? ¿Son racionales?
- Comienza a reconocer tus logros diarios, sin importar su magnitud.
- Practica afirmaciones realistas y compasivas para fomentar una autoevaluación más saludable.
- Si notas que tu autoestima depende excesivamente de lo que piensen los demás, trabaja en establecer límites y en definir tus propios valores.
Conclusiones
Conocer los distintos tipos de autoestima nos permite dejar de pensar en ella como una simple etiqueta y comenzar a verla como un proceso complejo, dinámico y profundamente humano.
Desde la terapia cognitivo-conductual, se promueve un abordaje activo, centrado en identificar y transformar pensamientos, emociones y conductas que sostienen una autoestima dañada o frágil.
Fortalecer una autoestima estable, realista y flexible es una herramienta poderosa para vivir con mayor equilibrio emocional y bienestar psicológico.
Links de interés
- ¿Cómo crear un programa de relajación?
- Beneficios de las técnicas de relajación
Referencias bibliográficas
- Beck, J. S. (2011). Terapia cognitiva: Teoría y práctica. Desclée de Brouwer.
- Fennell, M. J. V. (1997). Low self-esteem: A cognitive perspective. Behavioural and Cognitive Psychotherapy, 25(1), 1-26.
- Neff, K. D. (2011). Self-Compassion: The Proven Power of Being Kind to Yourself. William Morrow.
- Branden, N. (2001). Los seis pilares de la autoestima. Ediciones Paidós.
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