Trastorno esquizoide de la personalidad
El trastorno esquizoide de la personalidad es una condición psicológica poco comprendida, que suele pasar desapercibida debido a su manifestación silenciosa y retraída.
Definido por el DSM-V como un patrón de desapego social profundo y restricción en la expresión emocional, afecta el modo en que las personas se relacionan con su entorno.
Quienes viven con este trastorno no suelen buscar relaciones cercanas ni disfrutan del contacto interpersonal, generando importantes consecuencias en su calidad de vida.
Desde el enfoque cognitivo-conductual, este trastorno puede abordarse mediante estrategias terapéuticas adaptadas al ritmo y características del paciente.

¿Qué es el trastorno esquizoide de la personalidad?
El trastorno esquizoide de la personalidad (TEP) es una alteración caracterizada por un patrón generalizado de desapego en las relaciones sociales y una limitada variedad de expresiones emocionales en los contextos interpersonales.
Las personas con este trastorno no solo evitan los vínculos cercanos, sino que también muestran poco interés en establecerlos.
Contrario a lo que se podría pensar, este alejamiento no suele estar motivado por ansiedad social o temor al rechazo, como ocurre en el trastorno evitativo, sino por una falta genuina de interés por el contacto humano.
El individuo esquizoide suele preferir la soledad, enfocarse en actividades solitarias, y parecer emocionalmente frío o indiferente a la crítica o al elogio.
Aunque esta condición puede parecer inofensiva, el aislamiento social crónico puede generar deterioro funcional, especialmente en ámbitos como el laboral, donde se requieren interacciones mínimas o trabajo en equipo.
Criterios diagnósticos trastorno esquizoide de la personalidad según el DSM-V
Según el DSM-V, el trastorno esquizoide de la personalidad se diagnostica cuando hay un patrón generalizado de distanciamiento de las relaciones sociales y una gama restringida de expresión emocional en contextos interpersonales, que comienza en la adultez temprana y se presenta en diversos contextos.
Deben cumplirse al menos cuatro de los siguientes criterios:
- No desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido formar parte de una familia.
- Elige casi siempre actividades solitarias.
- Tiene poco o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona.
- Disfruta con pocas o ninguna actividad.
- No tiene amigos íntimos ni personas de confianza, aparte de los familiares de primer grado.
- Muestra indiferencia tanto a los elogios como a las críticas de los demás.
- Muestra frialdad emocional, desapego o aplanamiento afectivo.
Estos síntomas no deben explicarse mejor por un trastorno psicótico, un trastorno del espectro autista, ni ser el resultado de una condición médica o trastorno por consumo de sustancias.
Diferencias clínicas y diagnóstico diferencial del Trastorno esquizoide de la personalidad
El diagnóstico del trastorno esquizoide de la personalidad debe diferenciarse de otras condiciones clínicas con características similares.
Por ejemplo:
- Trastorno del espectro autista de nivel leve: ambos presentan aislamiento social y dificultades en la expresión emocional, pero el autismo incluye alteraciones en la comunicación no verbal, intereses restringidos e historial de desarrollo atípico.
- Trastorno evitativo de la personalidad: los individuos evitativos desean relaciones pero temen el rechazo; los esquizoides, en cambio, carecen de ese deseo.
- Trastorno esquizotípico de la personalidad: incluye creencias o percepciones inusuales, ideas de referencia y comportamientos excéntricos, ausentes en el esquizoide.
Clínicamente, las personas con TEP pueden funcionar de forma adecuada en trabajos solitarios o con poca interacción social, pero suelen tener dificultad para construir vínculos significativos.
Son vistos por otros como distantes, apáticos o fríos, aunque no necesariamente son hostiles o agresivos.
Tratamiento desde la terapia cognitivo-conductual para el Trastorno esquizoide de la personalidad
El abordaje terapéutico del trastorno esquizoide de la personalidad presenta desafíos particulares.
En muchos casos, la persona no acude a consulta por iniciativa propia, sino por presión externa (por ejemplo, familiar o laboral).
Desde la psicología cognitivo-conductual, el tratamiento se centra en:
- Construcción gradual del vínculo terapéutico:
se respeta el ritmo emocional del paciente, generando un entorno seguro sin forzar la conexión afectiva. - Psicoeducación:
se le entrega al paciente información sobre su estilo relacional y sus consecuencias, promoviendo la autoconciencia. - Entrenamiento en habilidades sociales:
se trabaja la expresión emocional, la empatía y la comunicación interpersonal a través de técnicas conductuales. - Exploración de esquemas cognitivos: s
e examinan creencias nucleares como “no necesito a nadie” o “las relaciones son una carga”.
La intervención se enfoca en mejorar la funcionalidad y abrir posibilidades de conexión, más que en cambiar por completo el estilo de personalidad.
La terapia suele tener objetivos modestos y progresivos, como mejorar la calidad de las interacciones laborales o familiares.
Caso clínico: “Claudio, 38 años”
Claudio fue derivado por su empleador luego de reiteradas dificultades de comunicación con sus compañeros de trabajo.
En la primera sesión, mostró poco interés por hablar de sí mismo y respondió con frases breves.
No expresaba emociones, ni refería angustia.
Solo mencionaba que “no entendía por qué lo consideraban un problema”.
El trabajo terapéutico consistió en validar su estilo introspectivo, y al mismo tiempo, explorar alternativas para mejorar su convivencia laboral.
A través de role playing y tareas conductuales simples, Claudio empezó a practicar saludos, formular preguntas neutras y expresar gratitud en contextos puntuales.
Con el tiempo, esto redujo los conflictos y aumentó su percepción de eficacia en el entorno social.
Sugerencias para el lector
- Si te identificas con un estilo solitario y sientes que esto interfiere con tu trabajo o tus relaciones familiares, podrías beneficiarte de un proceso psicoterapéutico.
- No se trata de volverse extrovertido, sino de encontrar un equilibrio funcional entre tu mundo interno y el entorno social.
- La terapia cognitivo-conductual puede ayudarte a desarrollar habilidades sociales útiles sin forzarte a cambiar tu esencia.
Conclusión
El trastorno esquizoide de la personalidad, definido por el DSM-V, representa una forma particular de estar en el mundo: distanciado, introspectivo y emocionalmente restringido.
Aunque quienes lo padecen no buscan vínculos cercanos, pueden mejorar significativamente su funcionamiento social y su bienestar personal con una intervención terapéutica adecuada.
La psicoterapia cognitivo-conductual, adaptada a sus necesidades y estilo, permite trabajar desde el respeto por su individualidad, generando pequeños pero significativos cambios.
Recursos a explorar
- Mayo Clinic – Personality disorders
- Trastorno paranoide de la personalidad
- Trastorno antisocial de la personalidad
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5ª ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
- Beck, A. T., Freeman, A., & Davis, D. D. (2015). Cognitive Therapy of Personality Disorders. New York: Guilford Press.
- Millon, T., Grossman, S., Millon, C., Meagher, S., & Ramnath, R. (2004). Personality Disorders in Modern Life. Wiley.