fases del alcoholismo
fases del alcoholismo

¿Cuáles son las fases del alcoholismo?

Fases del alcoholismo

El alcoholismo no aparece de la noche a la mañana, por lo que es fundamental entender qué es el alcoholismo.

Se trata de un proceso progresivo que atraviesa distintas etapas, cada una con sus propias características y señales de alerta.

Comprender cuáles son las fases del alcoholismo no solo ayuda a detectar cuándo el consumo empieza a ser problemático, sino que permite intervenir de forma más efectiva y personalizada.

Desde la psicología cognitivo-conductual, este enfoque gradual es clave para entender cómo se forma la adicción y cómo puede abordarse terapéuticamente.

En este artículo exploraremos las etapas clásicas del alcoholismo, cómo se manifiestan en la vida diaria y qué recursos existen para interrumpir su avance.

fases del alcoholismo
fases del alcoholismo

¿Cuáles son las fases del alcoholismo?

Fase 1: Uso social y consumo experimental

La primera fase del alcoholismo se caracteriza por un consumo ocasional, en contextos sociales o recreativos. Es uno de los tipos de alcoholismo.

El objetivo suele ser buscar diversión, relajarse o integrarse socialmente.

En esta etapa no se presentan necesariamente consecuencias negativas, por lo que es fácil pasarla por alto.

Sin embargo, desde una mirada psicológica, es aquí donde se pueden sembrar patrones de evitación emocional.

Si el alcohol comienza a asociarse con aliviar tensiones o facilitar interacciones, puede volverse una muleta emocional.

Fase 2: Consumo habitual y aumento de tolerancia

En esta fase, el consumo de alcohol se vuelve más frecuente, y la persona empieza a necesitar mayores cantidades para sentir los mismos efectos: se ha desarrollado tolerancia.

El alcohol ya no se consume solo en fiestas o eventos, sino también al llegar a casa, al final del día o como una forma de manejar el estrés.

Desde la terapia cognitivo-conductual, esta fase se analiza observando las conductas encadenadas: pensamientos como “me lo merezco”, “esto me calma”, o “solo un trago no hace daño” refuerzan la conducta de beber, y cada repetición fortalece el hábito.

Fase 3: Dependencia psicológica y primeros problemas

Aquí comienza a evidenciarse una dependencia emocional al alcohol.

La persona empieza a sentir que necesita beber para funcionar, relajarse o dormir.

Es común que aparezcan problemas familiares, laborales o de salud relacionados con el consumo, aunque muchas veces se minimizan o se niegan.

El deseo de dejar de beber puede surgir, pero sin éxito sostenido.

Desde el enfoque cognitivo-conductual, esta fase requiere intervenir en las creencias irracionales que sostienen la adicción, trabajar la motivación al cambio y aplicar estrategias de afrontamiento.

Fase 4: Dependencia física y pérdida de control

En esta fase, la persona ya no puede controlar su consumo.

Bebe a pesar de las consecuencias negativas y puede experimentar síntomas de abstinencia si no consume (temblores, irritabilidad, ansiedad, sudoración).

Se presenta una fuerte compulsión a beber, a menudo desde temprano en el día.

El alcohol se convierte en el eje central de la vida de la persona.

En psicoterapia, el trabajo se enfoca en desarticular la red de reforzadores que mantiene el consumo y en diseñar un plan de desintoxicación, abstinencia y reestructuración vital.

Es una fase compleja, pero no irreversible.

Fase 5: Deterioro severo y consecuencias crónicas

Esta última fase implica daños físicos, psicológicos y sociales profundos.

Pueden aparecer enfermedades hepáticas, deterioro cognitivo, pérdida de relaciones significativas, desempleo y aislamiento.

La persona puede haber perdido el deseo o la esperanza de recuperarse, y el alcohol se convierte en una forma de autodestrucción.

Desde la psicología clínica, este es un momento crítico que requiere un enfoque multidisciplinario: intervención médica, acompañamiento psicológico, apoyo familiar y, en muchos casos, ingreso a un programa de rehabilitación.

Caso clínico sobre las fases del alcoholismo

Luis, de 52 años, comenzó bebiendo ocasionalmente los fines de semana.

Con los años, su consumo se volvió diario, especialmente después del trabajo.

Pasó de justificar su conducta a esconderla.

Llegó a terapia cuando su esposa lo confrontó tras descubrir que bebía por la mañana.

Se encontraba en la cuarta fase del alcoholismo.

En el proceso terapéutico cognitivo-conductual, trabajamos en el reconocimiento del problema, la identificación de sus distorsiones cognitivas y la implementación de rutinas saludables.

Tras meses de tratamiento, logró sostener la abstinencia y retomar su vida laboral y afectiva.

Sugerencias prácticas para el lector

  • Observa tu consumo: ¿Tomas alcohol para evadir emociones o situaciones difíciles?
  • Reflexiona sobre tus hábitos: ¿Estás bebiendo más seguido que antes? ¿Te cuesta pasar un día sin alcohol?
  • Habla del tema sin miedo: El alcoholismo es una enfermedad tratable, no una falla de carácter.
  • Consulta con un profesional: Un psicólogo puede ayudarte a identificar en qué fase estás y cómo actuar.
  • Busca apoyo social: El acompañamiento de familiares, amigos o grupos de ayuda es clave en el proceso de cambio.

Conclusión

Las fases del alcoholismo muestran cómo una conducta aparentemente inofensiva puede transformarse en una adicción con efectos devastadores.

La intervención oportuna marca una gran diferencia, y desde la psicología cognitivo-conductual se ofrecen herramientas eficaces para abordar el problema en cualquier etapa. Reconocer los signos, pedir ayuda y comprometerse con el cambio es posible.

La recuperación no es solo dejar de beber, sino aprender a vivir sin necesidad de escapar.

Recursos a explorar

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
  • Jellinek, E. M. (1952). Phases in the drinking history of alcoholics.
  • Marlatt, G. A., & Donovan, D. M. (2005). Relapse Prevention: Maintenance strategies in the treatment of addictive behaviors.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *