Trastorno mixto de ansiedad y depresión
Hay momentos en que las personas no se sienten simplemente ansiosas ni meramente tristes: experimentan una mezcla de inquietud, preocupación constante, baja autoestima y pérdida de interés por las cosas que antes disfrutaban.
Estas experiencias, cuando se prolongan en el tiempo e interfieren en la vida cotidiana, pueden ser indicativas de un cuadro clínico complejo, pero muy frecuente: el trastorno mixto de ansiedad y depresión.
Este diagnóstico aparece cuando los síntomas de ansiedad y síntomas de depresión coexisten de forma persistente, pero sin llegar a cumplir por separado los criterios completos para un trastorno de ansiedad generalizada ni para una depresión mayor.
Aun así, la combinación genera un malestar significativo, limitando la funcionalidad de la persona en distintos ámbitos de su vida.
Desde la psicología cognitivo-conductual, este trastorno se entiende como un círculo de retroalimentación entre pensamientos negativos, emociones displacenteras y conductas evitativas.
Su abordaje requiere una mirada integrada y estrategias que ayuden tanto a reducir la activación ansiosa como a contrarrestar el retraimiento depresivo.
En este artículo, abordamos qué lo caracteriza, cómo se manifiesta y cuál es el tratamiento más recomendado.

¿Qué es el trastorno mixto de ansiedad y depresión?
Según la CIE-11, el trastorno mixto de ansiedad y depresión se diagnostica cuando hay síntomas de ambos cuadros (depresión y ansiedad), pero ninguno de ellos predomina claramente ni alcanza por separado la intensidad suficiente como para establecer un diagnóstico individual.
A pesar de ello, el sufrimiento subjetivo y el deterioro funcional son relevantes.
Este trastorno es más común de lo que se cree, especialmente en contextos de alto estrés psicosocial, duelos no resueltos, inseguridad laboral, relaciones conflictivas o eventos traumáticos.
La persona suele sentirse nerviosa, preocupada, agotada, con pensamientos autocríticos frecuentes, dificultad para concentrarse, pérdida de disfrute y alteraciones del sueño o del apetito.
Aunque este diagnóstico es a veces considerado transitorio, muchas personas lo viven con un nivel de angustia comparable al de los trastornos mayores.
Ignorarlo o minimizarlo puede retrasar el inicio del tratamiento y agudizar la cronificación del malestar.
Síntomas del trastorno mixto de ansiedad y depresión
Los síntomas más comunes de este cuadro incluyen una combinación fluctuante de signos ansiosos y depresivos.
Entre ellos destacan:
- Irritabilidad, tensión constante o inquietud.
- Preocupaciones excesivas difíciles de controlar.
- Sensación de vacío, desánimo o tristeza persistente.
- Fatiga sin causa física aparente.
- Dificultad para dormir o sueño no reparador.
- Problemas para concentrarse o tomar decisiones.
- Sentimientos de culpa, inutilidad o desesperanza.
- Evitar responsabilidades, relaciones o actividades placenteras.
Desde la óptica cognitivo-conductual, estos síntomas no solo son producto del estado emocional, sino también del estilo de pensamiento de la persona y sus conductas de afrontamiento.
Por ejemplo, el miedo al fracaso puede alimentar el retraimiento, y el aislamiento refuerza la sensación de vacío, generando un círculo vicioso difícil de romper sin ayuda.
Causas y factores de riesgo
El trastorno mixto de ansiedad y depresión no tiene una única causa.
Su aparición responde a una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Algunos de los más frecuentes son:
- Vulnerabilidad genética: antecedentes familiares de trastornos del estado de ánimo o ansiedad.
- Factores de personalidad: alta sensibilidad al juicio externo, perfeccionismo o tendencia al pensamiento rumiativo.
- Estilo de pensamiento negativo: sesgos cognitivos como la catastrofización, la generalización excesiva o la desvalorización del yo.
- Eventos vitales estresantes: pérdidas, cambios laborales, crisis de pareja, enfermedades crónicas.
- Aislamiento social o falta de redes de apoyo.
- Adicción a las drogas.
La clave desde el enfoque terapéutico está en intervenir sobre las variables que mantienen el problema, más que en buscar una única causa inicial.
Por eso, el trabajo en terapia cognitivo-conductual apunta a modificar los esquemas de pensamiento disfuncionales y promover conductas que interrumpan el ciclo de inercia emocional.
Enfoque cognitivo-conductual del tratamiento
El tratamiento más eficaz para el trastorno mixto de ansiedad y depresión, según la evidencia empírica, es la terapia cognitivo-conductual (TCC).
Este enfoque integra distintas técnicas adaptadas a la naturaleza dual del trastorno.
Algunas estrategias fundamentales incluyen:
- Reestructuración cognitiva: identificar y modificar pensamientos intrusivos negativos, tanto ansiosos como depresivos.
- La activación conductual: establecer rutinas agradables y significativas que permitan recuperar sensación de logro, placer y conexión social.
- Entrenamiento en habilidades de afrontamiento: técnicas de solución de problemas, manejo del tiempo, tolerancia a la incertidumbre.
- Técnicas de relajación y mindfulness: para disminuir la activación fisiológica y observar los pensamientos sin dejarse arrastrar por ellos.
- Prevención de recaídas: identificar señales de alerta y consolidar recursos personales para afrontar futuras crisis.
Desde la TCC, no se trata simplemente de “sentirse mejor”, sino de desarrollar una forma más saludable de pensar, sentir y actuar.
Es un proceso que toma tiempo y esfuerzo, pero permite recuperar progresivamente el equilibrio y la funcionalidad.
Caso clínico: Óscar y el peso de sus pensamientos
Óscar, un hombre de 38 años, llegó a consulta tras meses de sentirse “desganado y tenso todo el tiempo”.
Describía que no tenía ganas de nada, se despertaba con ansiedad, evitaba reuniones con amigos y sentía que todo le costaba el doble.
No lloraba, pero tampoco podía disfrutar.
Se sentía frustrado consigo mismo por “no poder controlar nada”.
El diagnóstico fue trastorno mixto de ansiedad y depresión.
En terapia se identificaron pensamientos automáticos como “soy un inútil”, “todo va a salir mal”, “no puedo relajarme”, que reforzaban su estado emocional.
Mediante técnicas de reestructuración cognitiva y activación conductual, se fue reintroduciendo a actividades placenteras y desafiando sus creencias disfuncionales.
Tras 12 sesiones, Óscar reportó mejoras significativas, mejor calidad de sueño y mayor participación en su vida social.
Sugerencias prácticas para enfrentar este trastorno
- Busca ayuda profesional temprana: No esperes a “tocar fondo”. Cuanto antes inicies el tratamiento, mejor será el pronóstico.
- No minimices tus síntomas: La mezcla de ansiedad y tristeza no es algo que debas soportar en silencio.
- Establece una rutina básica diaria: Levantarse a la misma hora, alimentarse y dormir regularmente puede marcar una gran diferencia.
- Evita el aislamiento social: Aunque cueste, trata de mantener contacto con al menos una persona significativa.
- Practica respiración consciente o mindfulness diariamente: Esto puede ayudarte a reducir la hiperactivación y clarificar tus pensamientos.
- Registra tus pensamientos y emociones: Un diario emocional te puede ayudar a identificar patrones y puntos de intervención.
Conclusión
El trastorno mixto de ansiedad y depresión es una realidad frecuente pero muchas veces subestimada.
Su diagnóstico implica reconocer que el malestar no tiene una sola cara, y que la ansiedad y la tristeza pueden coexistir, potenciándose mutuamente.
Afortunadamente, es también un trastorno tratable, con un pronóstico favorable cuando se aborda desde una mirada integrada.
Desde la psicología cognitivo-conductual, se trabaja para romper los ciclos de pensamiento negativo, reactivar la conducta y dotar a la persona de herramientas que le permitan gestionar su vida con mayor eficacia emocional.
La clave está en comprender que no es debilidad, sino una condición psicológica compleja que merece atención y acompañamiento especializado.
Recursos a explorar
- Ejercicios para la ansiedad y depresión
- Organización Mundial de la Salud – Salud mental y trastornos del estado de ánimo
- National Institute of Mental Health – Mixed anxiety-depressive disorder
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5ª ed.).
- Clark, D. A., & Beck, A. T. (2012). The Anxiety and Worry Workbook: The Cognitive Behavioral Solution. Guilford Press.
- Cuijpers, P., et al. (2014). Psychological treatment of generalized anxiety disorder: A meta-analysis. Clinical Psychology Review, 34(2), 130-140.