Taquicardia por ansiedad
En medio de una jornada aparentemente normal, sin causas físicas evidentes, sientes de pronto que el corazón late con fuerza, a gran velocidad.
La primera pregunta que suele surgir es: “¿Estoy teniendo un ataque al corazón?”.
Sin embargo, en muchas ocasiones, la causa no es cardiovascular sino psicológica. Hablamos de lo que en psicología clínica se conoce como taquicardia por ansiedad.
Este fenómeno es uno de los síntomas físicos más frecuentes de los trastornos de ansiedad.
Se manifiesta como un aumento repentino del ritmo cardíaco, acompañado a menudo de otros signos como falta de aire, sudoración, temblores o sensación de pérdida de control.
Reconocer cuándo este aumento en la frecuencia cardíaca está relacionado con un cuadro de ansiedad y no con una patología médica es clave para actuar de manera adecuada y evitar una espiral de miedo.
En este artículo, desde un enfoque cognitivo-conductual, te explicamos cómo identificar la taquicardia por ansiedad, por qué ocurre, qué factores la provocan, y qué hacer cuando aparece.

¿Qué es la taquicardia por ansiedad y por qué ocurre?
La taquicardia es el término médico que se usa para describir un ritmo cardíaco acelerado, por lo general superior a 100 latidos por minuto en reposo.
En contextos de ansiedad, esta aceleración es una respuesta natural del cuerpo ante una percepción de amenaza, real o imaginada.
Es parte del sistema de activación de lucha o huida, mediado por el sistema nervioso simpático.
Cuando una persona experimenta ansiedad, especialmente de forma intensa o sostenida, su cuerpo libera adrenalina y otras hormonas del estrés que preparan al organismo para enfrentar un peligro.
Este mecanismo incluye aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada y mayor tensión muscular.
Sin embargo, en la taquicardia por ansiedad, esta respuesta aparece sin que haya un peligro físico presente, lo que genera una sensación de descontrol y pánico.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, la interpretación que hacemos de estas sensaciones físicas influye decisivamente en su intensidad.
Pensamientos como “voy a morir”, “me va a dar un infarto” o “esto es grave” incrementan la activación fisiológica, cerrando un círculo vicioso donde el miedo genera más síntomas, y los síntomas refuerzan el miedo.
Síntomas para diferenciar la taquicardia por ansiedad de una afección médica
Aunque es importante consultar con un profesional médico para descartar causas cardíacas reales, existen algunas señales que pueden ayudarte a diferenciar una taquicardia por ansiedad de un episodio relacionado con una enfermedad del corazón:
- Inicio súbito vinculado a una situación estresante.
- Desaparición gradual cuando te distraes o calmas.
- Presencia de otros síntomas de ansiedad, como sensación de ahogo, mareo, tensión muscular, o pensamientos catastróficos.
- Historial de ansiedad o ataques de pánico previos.
- Ritmo cardíaco acelerado pero regular, sin arritmias ni pérdida de conciencia.
- Mejora con técnicas de relajación.
En cambio, si la aceleración cardíaca viene acompañada de dolor torácico persistente, desmayo, dificultad real para respirar o antecedentes de enfermedad coronaria, es fundamental buscar atención médica de inmediato.
Mecanismo cognitivo-conductual de la taquicardia por ansiedad
La teoría cognitivo-conductual plantea que no son los síntomas físicos en sí los que provocan angustia, sino la interpretación que hacemos de ellos.
En el caso de la taquicardia, el pensamiento suele ir en la línea de “mi corazón late muy rápido, esto es peligroso”, lo que aumenta la ansiedad, alimentando un círculo de retroalimentación negativa.
Este proceso puede aprenderse y reforzarse con el tiempo.
Por ejemplo, si una persona ha tenido un ataque de pánico con taquicardia en un supermercado, es probable que luego evite ese lugar por miedo a repetir la experiencia.
Así nace la evitación, que impide que el sistema nervioso se habitúe a las sensaciones y perpetúa el problema.
El tratamiento desde este enfoque se enfoca en romper este ciclo a través de:
- Reestructuración cognitiva: aprender a identificar y cuestionar pensamientos catastróficos.
- Exposición interoceptiva: enfrentar de forma gradual las sensaciones físicas temidas (como correr para inducir taquicardia).
- Respiración diafragmática y mindfulness: reducir la hiperactivación fisiológica.
Caso clínico: Fernanda y el miedo a su corazón
Fernanda, de 29 años, acudió a consulta con una serie de episodios donde su corazón se aceleraba sin razón aparente.
Los médicos descartaron afecciones físicas, pero ella seguía convencida de que algo malo le pasaría.
Tenía miedo de salir sola, de hacer ejercicio o incluso de discutir con su pareja, porque sentía que cualquier activación la pondría “en riesgo”.
En terapia cognitivo-conductual, se trabajó con Fernanda la reinterpretación de sus síntomas, ayudándola a comprender que la taquicardia era una respuesta de su sistema de alerta y no una amenaza real.
Mediante ejercicios de exposición interoceptiva (como subir escaleras o saltar en su lugar), logró normalizar la sensación de latidos rápidos sin entrar en pánico.
En pocas semanas, sus crisis disminuyeron y pudo retomar su vida con tranquilidad.
Este caso ilustra cómo el miedo a las sensaciones físicas puede ser más incapacitante que la sensación en sí, y cómo un abordaje terapéutico adecuado permite recuperar el control.
Sugerencias prácticas si sientes taquicardia por ansiedad
- No luches contra la sensación: Intenta observar tu aceleración cardíaca sin entrar en pánico. Recuerda que es temporal y no peligrosa.
- Practica la respiración diafragmática: Inhala por la nariz contando hasta 4, mantén 4 segundos, exhala por la boca en 6. Repite durante al menos 2 minutos.
- Lleva un registro de los episodios: Anota cuándo, cómo y dónde ocurre la taquicardia. Esto te ayudará a identificar patrones.
- Cuestiona tus pensamientos catastróficos: Pregúntate: ¿tengo pruebas de que algo grave está ocurriendo o es solo miedo?
- Haz actividad física regular: El ejercicio cardiovascular entrena al corazón y reduce la hipervigilancia al ritmo cardíaco.
- Consulta con un psicólogo clínico: Si la taquicardia te impide vivir con tranquilidad, la terapia cognitivo-conductual puede ayudarte.
Conclusión
La taquicardia por ansiedad es una de las formas más comunes en las que el cuerpo expresa malestar emocional.
Aunque no representa un riesgo físico en la mayoría de los casos, puede llegar a generar un sufrimiento intenso si no se identifica ni se trata adecuadamente.
Reconocer que estos episodios forman parte de una respuesta normal del cuerpo ante el miedo es el primer paso para desactivarlos.
La buena noticia es que existen herramientas concretas, basadas en la evidencia científica, que permiten gestionar y superar esta manifestación física.
La terapia cognitivo-conductual, junto con técnicas de respiración, exposición y cambio de pensamiento, ofrece un camino seguro hacia el equilibrio.
Lo importante es no resignarse ni medicalizar lo que, en muchos casos, es completamente tratable desde la psicología.
Recursos a explorar
- ¿Cómo identificar los mareos por ansiedad?
- ¿La ansiedad sube la presión?
- Instituto Nacional de Salud Mental – Trastornos de ansiedad
- Mayo Clinic – Palpitaciones cardíacas por ansiedad
Referencias bibliográficas
- Barlow, D. H. (2002). Anxiety and Its Disorders: The Nature and Treatment of Anxiety and Panic. Guilford Press.
- Clark, D. M. (1999). Anxiety disorders: why they persist and how to treat them. Behaviour Research and Therapy, 37, S5–S27.
- Craske, M. G., & Barlow, D. H. (2007). Mastery of Your Anxiety and Panic: Therapist Guide. Oxford University Press.
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