Bebés con autismo
La identificación temprana del autismo es una de las claves fundamentales para ofrecer un acompañamiento adecuado y mejorar significativamente el pronóstico del desarrollo y así comprender mejor qué es el autismo.
Pero, ¿cómo saber si un bebé podría estar mostrando señales dentro del espectro?
Aunque cada niño es único, existen ciertos patrones de comportamiento que pueden alertar a padres, cuidadores y profesionales.
Comprender cómo se manifiestan los primeros signos de autismo en bebés permite una detección precoz, facilitando intervenciones oportunas desde una mirada empática, funcional y basada en la psicología cognitivo-conductual.

Señales tempranas en bebés con autismo
Los bebés con autismo pueden mostrar diferencias en la forma en que interactúan, responden al entorno y se comunican, incluso antes del primer año de vida.
Estas señales no implican necesariamente un diagnóstico definitivo, ya que muchos síntomas de autismo van apareciendo con el desarrollo, pero sí sugieren la necesidad de una evaluación profesional.
Algunas de las señales más relevantes incluyen:
- Escaso contacto visual: el bebé evita mirar a los ojos o no mantiene la mirada al interactuar.
- Falta de sonrisa social: no responde con sonrisas ante estímulos afectivos o expresiones sociales.
- Ausencia de balbuceo o gestos comunicativos: a los 9 o 12 meses, puede no emitir sonidos intencionales ni utilizar gestos como señalar o decir adiós con la mano.
- Desinterés por el juego compartido: el bebé no busca la interacción lúdica o parece más interesado en objetos que en personas.
- Hiporreactividad o hiperreactividad sensorial: reacciones extremas ante sonidos, texturas, luces o movimientos, o falta de respuesta ante estímulos como el llamado por su nombre.
- Retrasos en hitos del desarrollo: dificultades para sentarse, gatear o responder a expresiones emocionales del entorno.
Es importante destacar que la presencia de una o más de estas señales no implica un diagnóstico automático, pero sí amerita consultar con un especialista en desarrollo infantil o salud mental infantojuvenil.
Bebés con autismo: Desarrollo social y emocional en los primeros años
En condiciones típicas, los bebés desarrollan una interacción emocional progresiva con su entorno.
Sonríen a las caras conocidas, imitan gestos, buscan el contacto físico y expresan necesidades a través del llanto, la mirada y los sonidos.
Cuando estas formas de comunicación no aparecen o se manifiestan de forma inusual, puede tratarse de una señal de alerta.
Un indicador clave en bebés con autismo es la dificultad para establecer vínculos recíprocos.
Pueden parecer indiferentes a la presencia de otros o mostrar apego de forma atípica.
Algunos bebés, por ejemplo, no estiran los brazos para ser cargados, no reaccionan cuando su cuidador se aleja, o presentan una expresión emocional plana o rígida.
Además, el juego simbólico (por ejemplo, fingir que una cuchara es un avión) suele desarrollarse hacia el segundo año, y su ausencia o repetitividad también puede ser un indicador.
Muchos bebés con signos de autismo prefieren alinear objetos, repetir movimientos o concentrarse en una parte específica de un juguete, como una rueda que gira.
Bebés con autismo: ¿Cómo evaluar estos signos desde la psicología?
Desde una perspectiva cognitivo-conductual, se utilizan instrumentos validados para la evaluación del desarrollo temprano, como el M-CHAT (Modified Checklist for Autism in Toddlers) o la escala ADOS (Autism Diagnostic Observation Schedule), adaptada para la edad.
Estas herramientas observan patrones de conducta clave como la atención conjunta, la imitación, la respuesta al nombre, la reciprocidad emocional y la comunicación no verbal.
El análisis funcional del comportamiento también permite identificar si las conductas del bebé cumplen funciones específicas (evitación, búsqueda sensorial, atención), lo cual ayuda a diferenciar entre retrasos globales del desarrollo y características asociadas al Trastorno del Espectro Autista (TEA) y cuál podría ser el tipo de autismo que se está desarrollando.
Es fundamental que esta evaluación sea realizada por profesionales capacitados, como psicólogos clínicos, neurólogos infantiles o terapeutas ocupacionales con experiencia en desarrollo temprano.
Caso clínico Bebés con autismo: Nicolás, 18 meses
Nicolás llegó a consulta porque sus padres notaron que no respondía cuando lo llamaban por su nombre.
No miraba a los ojos, evitaba el contacto físico, y se pasaba largos ratos girando las ruedas de un auto de juguete.
A pesar de tener buena salud física, no emitía palabras ni balbuceos esperados para su edad.
Con el uso de escalas estandarizadas y observación directa, se identificaron indicadores tempranos de autismo.
Se inició una intervención temprana centrada en estrategias conductuales positivas, desarrollo de habilidades sociales emergentes y estimulación del lenguaje.
A los pocos meses, Nicolás comenzó a mostrar progresos en su atención conjunta, tolerancia al contacto físico y uso de gestos comunicativos.
La intervención precoz fue clave en su evolución.
Intervenciones recomendadas para Bebés con autismodesde la TCC
La psicología cognitivo-conductual ofrece herramientas basadas en la evidencia para el abordaje temprano del autismo.
Algunas de las estrategias más efectivas incluyen:
- Terapia ABA (Análisis Aplicado de la Conducta): enseñanza estructurada de habilidades mediante refuerzos positivos, muy utilizada en intervención temprana.
- Intervenciones centradas en el desarrollo: como el modelo Denver, que combina juego, lenguaje y aprendizaje social en contextos naturales.
- Entrenamiento a padres: fundamental para que los cuidadores aprendan a estimular el desarrollo comunicativo y emocional en casa.
- Técnicas de estimulación sensorial adaptada: para regular hipersensibilidades o hiposensibilidades que interfieren con el vínculo o el aprendizaje.
Estas intervenciones no buscan “normalizar” al niño, sino potenciar su desarrollo respetando su neurodiversidad, promoviendo la autonomía, la comunicación efectiva y el bienestar emocional.
Sugerencias para padres y cuidadores
- Observa con atención, sin alarmismo. Si notas señales que te generan dudas, consulta con un especialista en desarrollo infantil.
- Evita comparar con otros niños. Cada bebé tiene su ritmo; lo importante es detectar desviaciones significativas de los hitos esperados.
- Fomenta la interacción cara a cara. Juega, canta, imita y responde a sus intentos comunicativos, por mínimos que parezcan.
- Consulta tempranamente. No es necesario esperar a los tres años para intervenir: mientras antes, mejor.
- Busca apoyo profesional empático. El diagnóstico no define al niño, pero sí abre caminos de comprensión y acompañamiento más efectivos.
Conclusión
Reconocer los signos tempranos en bebés con autismo es una tarea sensible y fundamental para garantizar un desarrollo más armónico y pleno.
Aunque el diagnóstico formal puede requerir tiempo, la observación atenta de los patrones de comunicación, interacción y conducta permite actuar de manera preventiva y cuidadosa.
Desde la psicología cognitivo-conductual, cada bebé es un universo en construcción que merece ser comprendido y acompañado con respeto, ciencia y humanidad.
La clave está en mirar más allá de las conductas y leer lo que cada gesto, mirada o silencio quiere comunicar.
Recursos a explorar
- Autism Speaks – Señales tempranas de autismo
- CDC – Learn the signs. Act early. (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades)
- ¿Cuáles son los grados del autismo?
- ¿El autismo tiene cura?
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
- Robins, D. L., Fein, D., & Barton, M. L. (2001). M-CHAT: Modified Checklist for Autism in Toddlers.
- Rogers, S. J., & Dawson, G. (2010). Early Start Denver Model for Young Children with Autism. The Guilford Press.