grados de autismo
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¿Cuáles son los grados de autismo?

Grados de autismo

Cuando hablamos del Trastorno del Espectro Autista (TEA), es habitual encontrarnos con preguntas sobre sus niveles o clasificaciones.

¿Existen distintos grados de autismo?
¿Qué diferencia a una persona con mayor apoyo requerido de otra más independiente?

Estas dudas son comunes y necesarias.

Comprender los grados del autismo permite diseñar intervenciones más ajustadas a cada realidad, evitando generalizaciones y apoyando con precisión.

Desde la psicología cognitivo-conductual, identificar el nivel de apoyo no es un etiquetado, sino una herramienta para favorecer la inclusión y el bienestar de las personas autistas y sus familias.

grados de autismo
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¿Qué significa hablar de “grados de autismo”?

El término “grados de autismo” hace referencia a los niveles de severidad o necesidades de apoyo que presenta una persona dentro del espectro.

El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) clasifica el TEA en tres niveles según la intensidad de las dificultades en la comunicación social y en los comportamientos restrictivos o repetitivos.

Es importante entender que estos niveles no son fijos ni representan una escala lineal.

Una persona puede necesitar mucho apoyo en lo social pero poco en lo conductual, o viceversa.

Además, los niveles pueden cambiar con el tiempo según las intervenciones, el entorno y la etapa de desarrollo.

Grado 1 de autismo: necesita apoyo

Este es el nivel menos severo dentro del espectro.

Las personas con grado 1 de autismo suelen tener un lenguaje verbal funcional y una inteligencia dentro del promedio.

No obstante, presentan dificultades sociales significativas, especialmente en contextos donde se requiere flexibilidad, reciprocidad o comprensión de normas sociales implícitas.

Pueden parecer “excéntricos” o “introvertidos” más que clínicamente diferentes.

Suelen tener intereses muy intensos en temas específicos y pueden mostrar dificultades para adaptarse a cambios inesperados.

Aunque logran un nivel de autonomía alto, requieren apoyos puntuales para gestionar situaciones sociales complejas o cambios en la rutina.

Desde la terapia cognitivo-conductual, se puede trabajar en:

  • Desarrollo de habilidades sociales.
  • Regulación emocional.
  • Flexibilidad cognitiva.
  • Técnicas de afrontamiento ante la ansiedad social.

Grado 2 de autismo: necesita apoyo sustancial

Las personas con grado 2 presentan mayores desafíos tanto en la comunicación como en el comportamiento.

Pueden tener un lenguaje limitado o usar formas atípicas de comunicación (como ecolalia o frases repetidas).

Sus interacciones sociales están más restringidas y, con frecuencia, evitan el contacto social directo.

Además, suelen mostrar intereses restringidos más intensos, mayor rigidez conductual y mayor dificultad para adaptarse a cambios en su ambiente o rutina.

Pueden reaccionar de manera intensa ante estímulos sensoriales como luces, sonidos o texturas.

Necesitan apoyos sustanciales en la vida diaria, tanto en casa como en contextos educativos o laborales.

El enfoque psicológico puede incluir:

  • Intervenciones estructuradas en habilidades sociales.
  • Uso de apoyos visuales y lenguaje alternativo.
  • Intervención en conductas repetitivas o disruptivas.
  • Apoyo familiar para establecer rutinas estables y predecibles.

Grado 3 de autismo: necesita apoyo muy sustancial

Este nivel implica una afectación profunda en la comunicación y el comportamiento.

Las personas con grado 3 pueden no desarrollar lenguaje verbal o utilizarlo de forma muy limitada.

La interacción social está gravemente alterada, y con frecuencia se muestran indiferentes al contacto o presencia de los demás.

Además, suelen presentar conductas repetitivas intensas, autoestimulación y una alta dependencia del entorno para organizar su conducta.

Los cambios pueden generar crisis severas, y requieren apoyos muy sustanciales y permanentes para cubrir actividades básicas de la vida diaria.

Las intervenciones psicológicas son más especializadas y multidisciplinarias, enfocándose en:

  • Comunicación alternativa o aumentativa.
  • Disminución de conductas autoagresivas o disruptivas.
  • Entrenamiento en habilidades básicas (alimentación, higiene, juego).
  • Formación a cuidadores y equipos educativos para sostener los apoyos.

Aunque las posibilidades de autonomía total son limitadas, muchas personas con grado 3 pueden mejorar significativamente su calidad de vida con intervenciones tempranas, consistentes y adaptadas.

Caso clínico: Joaquín, 8 años

Joaquín fue diagnosticado con TEA grado 2 a los 4 años.

Presentaba dificultades en el lenguaje verbal, se comunicaba con frases repetitivas y mostraba gran interés por los trenes.

Tenía crisis frecuentes ante cambios de rutina y evitaba el contacto visual.

Con un abordaje cognitivo-conductual estructurado, incluyendo trabajo en habilidades comunicativas, estrategias visuales y entrenamiento en regulación emocional, Joaquín comenzó a participar activamente en la escuela, a jugar con compañeros y a tolerar cambios en su entorno.

Aunque continúa necesitando apoyo, ha mejorado en su autonomía y bienestar emocional.

¿Los grados de autismo pueden cambiar?

Sí. Aunque el TEA es una condición de por vida, los grados de apoyo pueden modificarse a lo largo del tiempo.

Factores como la intervención temprana, el entorno familiar y escolar, y el acceso a tratamientos especializados pueden mejorar las habilidades sociales, comunicativas y adaptativas de la persona.

Es importante evitar encasillar.

Un diagnóstico no define el potencial de nadie. Lo fundamental es evaluar constantemente las necesidades individuales y ajustar los apoyos de forma flexible y respetuosa.

Sugerencias para familias y profesionales

  • Infórmate sobre el grado de autismo sin miedo ni etiquetas. Es una guía de necesidades, no una sentencia.
  • Busca apoyo profesional. Psicólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos y educadores especializados son clave.
  • Evita comparaciones. Cada persona con TEA tiene un camino propio, no existe una “versión correcta” del desarrollo.
  • Fomenta la autonomía desde el respeto. Ayudar no es imponer; es acompañar según el ritmo individual.
  • Cuida también tu bienestar emocional. Criar o acompañar a alguien con autismo implica retos que merecen contención.

Conclusión

Comprender los grados de autismo permite orientar mejor los apoyos necesarios, ajustar expectativas y diseñar intervenciones adecuadas.

Pero más allá de las categorías, lo esencial es ver a la persona, con sus fortalezas, desafíos y potencial único.

Desde la psicología cognitivo-conductual, el foco no está en “normalizar”, sino en facilitar el bienestar, la conexión social y el desarrollo personal.

Cada paso cuenta. Y cada ser humano merece ser comprendido, no corregido.

Recursos a explorar

Referencias bibliográficas

  1. American Psychiatric Association. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
  2. Lord, C., Elsabbagh, M., Baird, G., & Veenstra-Vanderweele, J. (2018). Autism spectrum disorder. The Lancet, 392(10146), 508–520.
  3. Volkmar, F., & McPartland, J. (2014). From Kanner to DSM-5: Autism as an evolving diagnostic concept. Annual Review of Clinical Psychology, 10, 193–212.

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