Diferencia entre somatización y conversión
Diferencia entre somatización y conversión

Diferencia entre somatización y conversión

Diferencia entre somatización y conversión

En el ámbito de la salud mental, es común encontrar confusión entre dos fenómenos que comparten la manifestación física del malestar emocional: la somatización y la conversión.

Aunque ambos se expresan mediante síntomas corporales sin causa médica identificable, tienen características clínicas, mecanismos psicológicos y formas de abordaje distintas.

Comprender la diferencia entre somatización y conversión no solo permite un diagnóstico más certero, sino también intervenciones terapéuticas más adecuadas y efectivas.

En este artículo, te explicaremos de manera clara estas diferencias desde una perspectiva cognitivo-conductual, ejemplificaremos con un caso clínico y ofreceremos estrategias útiles para afrontar estas condiciones.

Diferencia entre somatización y conversión
Diferencia entre somatización y conversión

¿Qué es la somatización?

La somatización es un proceso mediante el cual una persona experimenta síntomas físicos —como dolores, fatiga, problemas gastrointestinales o palpitaciones— en respuesta a un malestar emocional o psicológico.

Según el DSM-5, se clasifica dentro de los trastornos somatomorfos, especialmente como trastorno de somatización.

La clave de la somatización no está solo en la presencia de síntomas físicos, sino en el enfoque excesivo y angustiante sobre ellos, lo que interfiere en la vida cotidiana.

Desde el modelo cognitivo-conductual, la somatización está relacionada con la dificultad para identificar y expresar emociones, lo que lleva a una canalización inconsciente del malestar a través del cuerpo.

Las personas que somatizan suelen presentar pensamientos catastroficos sobre su salud, atención selectiva a las sensaciones corporales y conductas de búsqueda constante de seguridad médica.

¿Qué es el trastorno de conversión?

El trastorno de conversión, actualmente denominado trastorno de síntomas neurológicos funcionales en el DSM-5, es un tipo específico de trastorno somatomorfo en el cual los síntomas físicos simulan un problema neurológico, pero no se encuentra ninguna base fisiológica que los justifique.

Estos síntomas pueden incluir parálisis, ceguera, afonía, convulsiones psicógenas o pérdida de sensibilidad.

A diferencia de la somatización, los síntomas de conversión suelen afectar funciones motoras o sensoriales específicas y aparecen de forma repentina, generalmente en respuesta a un evento estresante o traumático.

En muchos casos, el individuo no presenta una preocupación excesiva por el síntoma, lo que se conoce como belle indifférence (aunque no siempre está presente).

Principales diferencias entre somatización y conversión

A continuación, detallamos la diferencia entre somatización y conversión según criterios diagnósticos y clínicos reconocidos:

CaracterísticaSomatizaciónConversión
Tipo de síntomasDolor físico generalizado, fatiga, síntomas digestivos o cardiovascularesPérdida de funciones neurológicas como la movilidad, visión o habla
InicioProgresivo, asociado a tensión crónicaBrusco, posterior a un evento emocional traumático
Preocupación por los síntomasAlta preocupación y búsqueda de explicaciones médicasFrecuentemente ausencia de preocupación (belle indifférence)
Afectación funcionalConstante e invasivaPuede fluctuar o desaparecer espontáneamente
Evaluación médicaSin causa médica, pero con múltiples consultasImágenes o pruebas neurológicas normales
Perspectiva terapéuticaPsicoeducación, reestructuración cognitiva, entrenamiento emocionalAbordaje del trauma, regulación emocional, desensibilización

Caso clínico comparativo

Caso 1 – Somatización:
Carolina, de 35 años, acude a consulta tras múltiples exámenes médicos por fatiga persistente, dolor en el pecho y problemas digestivos.

A pesar de no encontrar ninguna causa física, se mantiene preocupada por padecer una enfermedad grave.

Al explorar su historia, surge un patrón de exigencia, represión emocional y estrés laboral crónico.

A través de la terapia cognitivo-conductual, se trabaja en la identificación emocional, gestión del estrés y modificación de pensamientos catastróficos.

Caso 2 – Conversión:
Andrés, de 28 años, sufre una pérdida repentina de la voz después de presenciar una discusión intensa en su trabajo.

Los exámenes médicos descartan daño en las cuerdas vocales.

En la evaluación psicológica, se detecta una historia de trauma infantil y dificultad para confrontar conflictos.

La terapia se enfoca en abordar el evento desencadenante, expresar emociones reprimidas y utilizar técnicas de exposición y regulación emocional.

Sugerencias prácticas para el lector

Si te identificas con alguno de estos cuadros, estas sugerencias pueden ayudarte a iniciar un camino de bienestar:

  • Observa el vínculo entre tus emociones y tu cuerpo. Lleva un diario emocional donde registres tus síntomas físicos junto con lo que sientes o piensas en ese momento.
  • Busca ayuda profesional. Un psicólogo puede orientarte para identificar si estás somatizando o si presentas síntomas de conversión, y qué tratamiento es más adecuado.
  • Evita la hipervigilancia corporal. La atención constante al cuerpo puede intensificar los síntomas. Practica técnicas de distracción o atención plena enfocada en el entorno, como la atención plena caminado.
  • Fortalece tus habilidades emocionales. Aprende a nombrar, aceptar y expresar lo que sientes en lugar de reprimirlo.
  • Trabaja tus creencias sobre la salud. Algunas ideas irracionales sobre el cuerpo o la enfermedad pueden mantener o intensificar el malestar.
  • Practica técnicas de relajación y respiración. Estas reducen la activación fisiológica vinculada al estrés.

Conclusión

Comprender la diferencia entre somatización y conversión es fundamental para abordar adecuadamente estos fenómenos y evitar tratamientos médicos innecesarios.

Ambos implican un sufrimiento real y requieren una mirada integradora desde la salud mental.

Desde el enfoque cognitivo-conductual, es posible identificar los patrones que mantienen estos síntomas y trabajar en su modificación para recuperar el equilibrio emocional y físico.

Recursos a explorar

Referencias bibliográficas

  1. American Psychiatric Association. (2013). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5.ª ed.).
  2. Noyes, R., Stuart, S., & Langbehn, D. R. (2003). The anxiety disorders and somatization disorder: Overlapping clinical syndromes. Journal of Psychosomatic Research, 54(6), 553–560.
  3. Stone, J., & Carson, A. (2015). Functional neurological symptom disorder: An update. Handbook of Clinical Neurology, 130, 209–218.

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