Tipos de alcoholismo
Entender qué es el alcoholismo es clave para entender este trastorno, ya que muchas personas tienden a imaginar un perfil único: alguien que bebe en exceso, ha perdido el control de su vida y depende completamente del alcohol para funcionar.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.
Existen distintos tipos de alcoholismo, y comprender esta diversidad resulta fundamental para ofrecer tratamientos efectivos desde la psicología cognitivo-conductual.
Reconocer los matices del trastorno permite personalizar el abordaje terapéutico y brindar una ayuda más ajustada a la experiencia de cada persona.

¿Existen tipos de alcoholismo?
Aunque el diagnóstico clínico actual se centra en el trastorno por consumo de alcohol, diversos estudios y clasificaciones complementarias han identificado diferentes patrones y subtipos de alcoholismo que varían en función del inicio del consumo, la presencia de síntomas emocionales o psiquiátricos asociados, y la evolución del problema a lo largo del tiempo.
Estos tipos no solo ayudan a comprender el origen del problema, sino también a identificar qué intervenciones psicológicas pueden ser más eficaces en cada caso.
Alcoholismo tipo joven adulto
Este tipo es el más frecuente y suele comenzar en la adolescencia tardía o en la juventud.
Las personas con este perfil no siempre presentan antecedentes familiares de alcoholismo, pero tienden a desarrollar una relación problemática con el consumo por presión social, búsqueda de sensaciones o dificultades para afrontar el estrés.
Su consumo está relacionado con fiestas, fines de semana o situaciones recreativas, aunque puede escalar a un patrón problemático y persistente.
Desde la psicología cognitivo-conductual, este tipo de alcoholismo responde bien a intervenciones preventivas, reestructuración cognitiva y entrenamiento en habilidades sociales y de afrontamiento.
Se enfoca en trabajar la toma de decisiones, los valores personales y el manejo de emociones sin recurrir al consumo.
Alcoholismo funcional
Las personas con alcoholismo funcional mantienen empleos estables, relaciones familiares y una vida aparentemente “normal”, aunque su consumo problemático se da en la intimidad o fuera de los ojos públicos.
Suelen minimizar el impacto del alcohol en su vida porque aún cumplen con sus responsabilidades, lo que dificulta que busquen ayuda tempranamente.
En estos casos, el trabajo terapéutico implica romper las creencias erróneas sobre el consumo, identificar las consecuencias encubiertas y promover cambios conductuales graduales.
Se trabaja también con la autoobservación, la motivación para el cambio y el fortalecimiento del control conductual.
Alcoholismo intermitente o episódico
Este tipo se caracteriza por períodos de consumo intensivo, seguidos de fases de abstinencia o reducción significativa del consumo.
El patrón de “binge drinking” (consumo excesivo en un corto periodo de tiempo) es habitual.
Muchas veces, estas personas no se ven a sí mismas como alcohólicas, porque no consumen todos los días.
Desde una perspectiva cognitivo-conductual, el foco se pone en identificar los desencadenantes situacionales del consumo y entrenar respuestas alternativas.
La terapia también se centra en desarrollar una mayor conciencia del daño acumulativo y en el diseño de planes de prevención de recaídas.
Alcoholismo crónico y grave
Este tipo se asocia con un consumo prolongado, dependencia física, problemas médicos severos y deterioro funcional.
Puede iniciarse en edades tempranas o tardías, y frecuentemente coexiste con algún trastorno de ansiedad, depresivos o trauma psicológico.
En estos casos, el abordaje requiere una intervención multidisciplinaria y sostenida.
Se prioriza el trabajo en la motivación para el cambio, la estabilización del estado de salud física y emocional, y la implementación de rutinas que favorezcan el bienestar y la reinserción social.
La terapia cognitivo-conductual se orienta aquí a la modificación profunda de patrones de pensamiento y comportamiento ligados a la dependencia.
Alcoholismo relacionado con trauma o sufrimiento emocional
En muchas personas, el consumo de alcohol surge como una forma de aliviar el dolor psicológico, ya sea producto de pérdidas, abuso, trauma infantil o estrés emocional acumulado.
En estos casos, el alcohol actúa como un regulador emocional, aunque a largo plazo profundiza el malestar y agrava la vulnerabilidad.
El tratamiento en estos casos debe integrar abordajes basados en la aceptación, la validación emocional y el procesamiento de experiencias traumáticas.
Técnicas como la exposición, la desactivación de creencias disfuncionales y el trabajo con valores son fundamentales desde la terapia cognitivo-conductual.
Caso clínico
Ignacio, de 38 años, llegó a consulta tras una intervención familiar.
Es ingeniero, vive solo y mantiene su empleo, pero consume alcohol en grandes cantidades cada noche. Se considera “funcional” y niega tener un problema.
En sesiones se trabajó con registros conductuales que le permitieron identificar microconsecuencias negativas: cansancio matutino, aislamiento social, disminución del deseo sexual y baja motivación.
Al sentirse comprendido y no juzgado, aceptó comenzar una reducción progresiva del consumo, junto con sesiones de reestructuración cognitiva.
Sugerencias para el lector
Si sospechas que tú o alguien cercano podría tener un problema con el alcohol, aquí tienes algunas acciones prácticas:
- Reflexiona sobre tu patrón de consumo: ¿con qué frecuencia bebes?, ¿en qué situaciones?, ¿con qué consecuencias?
- Compara tu perfil con los tipos descritos y considera si alguno resuena contigo.
- Mantén un registro durante dos semanas para observar tu relación real con el alcohol.
- Consulta con un profesional de salud mental especializado en adicciones para una evaluación objetiva.
- Recuerda que no necesitas tocar fondo para pedir ayuda: el cambio es más efectivo cuando se anticipa al daño mayor.
Conclusión
Existen diferentes tipos de alcoholismo, y reconocer esta diversidad permite comprender mejor el fenómeno y aplicar estrategias de intervención más efectivas.
Desde la psicología cognitivo-conductual, abordamos estos subtipos con flexibilidad, respeto por la historia de vida y foco en el cambio sostenible.
No hay una única forma de enfermar, ni una única manera de sanar. Identificar tu tipo es el primer paso para tomar decisiones conscientes, romper el ciclo del consumo y avanzar hacia una vida más plena y saludable.
Recursos a explorar
- Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA)
- Alcohólicos Anónimos – Página oficial
- Causas del alcoholismo – terapiaconrazon.com
- Las consecuencias del alcoholismo – terapiaconrazon.com
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). DSM-5: Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
- Moss, H. B., Chen, C. M., & Yi, H. Y. (2007). Subtypes of alcohol dependence in a nationally representative sample. Drug and Alcohol Dependence, 91(2-3), 149-158.
- Miller, W. R., & Rollnick, S. (2012). Motivational Interviewing: Helping People Change (3rd ed.). Guilford Press.
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