diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad
diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad

Diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad

Diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad

Muchas personas utilizan los términos “ataque de pánico” y “ataque de ansiedad” como si fueran lo mismo, pero en realidad presentan diferencias importantes tanto en su origen como en su manifestación.

Comprender la diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad es clave para identificar adecuadamente lo que estás viviendo y saber cómo actuar frente a ello.

Desde una perspectiva psicológica cognitivo-conductual, ambas experiencias tienen raíces similares, pero requieren enfoques terapéuticos ligeramente distintos para su tratamiento efectivo.

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Diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad

¿Qué es un ataque de pánico?

Un ataque de pánico es una aparición súbita de miedo o malestar intenso que alcanza su punto máximo en pocos minutos.

Es decir, aparece de forma abrupta, incluso sin un desencadenante claro.

Los síntomas de un ataque de pánico son intensos, a menudo abrumadores: taquicardia, dificultad para respirar, sudoración, temblores, mareo, miedo a morir o a perder el control.

Según el DSM-V, para considerarse ataque de pánico deben presentarse al menos cuatro de estos síntomas.

Lo característico del ataque de pánico es su imprevisibilidad.

Puede ocurrir durante el descanso, en una situación aparentemente tranquila, o incluso mientras se duerme.

Esta característica lo diferencia notablemente del ataque de ansiedad, que suele tener una conexión más clara con factores estresantes o ansiedad anticipatoria.

¿Qué es un ataque de ansiedad?

El ataque de ansiedad, aunque no está reconocido formalmente en el DSM-V como un diagnóstico clínico específico, se refiere comúnmente a un episodio de ansiedad intensamente como respuesta ante una situación percibida como amenazante.

A diferencia del ataque de pánico, la ansiedad tiende a construirse de forma más gradual y está vinculada con preocupaciones persistentes: problemas económicos, miedo a fallar, anticipación de conflictos, entre otros.

Los síntomas de un ataque de ansiedad pueden ser físicos (como tensión muscular, dificultad para dormir o molestias gastrointestinales) o mentales (pensamientos rumiantes, miedo excesivo, sensación de estar abrumado).

Aunque pueden ser muy angustiantes, no suelen alcanzar la intensidad repentina del ataque de pánico.

Diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad

Inicio

  • Ataque de pánico: aparece de forma abrupta y sin causa aparente.
  • Ataque de ansiedad: surge progresivamente, ante pensamientos o eventos estresantes.

Duración e intensidad

  • Ataque de pánico: dura entre 10 a 30 minutos, pero con síntomas extremadamente intensos.
  • Ataque de ansiedad: puede extenderse por horas o incluso días, con síntomas menos agudos pero persistentes.

Síntomas predominantes

  • Ataque de pánico: sensaciones físicas intensas (palpitaciones, falta de aire, mareo).
  • Ataque de ansiedad: síntomas cognitivos y emocionales (preocupación, miedo constante, sensación de amenaza).

Consciencia del origen

  • Ataque de pánico: muchas veces el paciente no sabe por qué ocurre.
  • Ataque de ansiedad: suele haber una causa reconocida por la persona.

Diagnóstico

¿Cómo se relacionan ambos?

Aunque tienen diferencias claras, el ataque de ansiedad puede escalar hasta convertirse en un ataque de pánico si no se regula a tiempo.

Además, quienes experimentan uno u otro pueden compartir ciertos factores de vulnerabilidad: una tendencia al pensamiento catastrófico, hiperactivación del sistema nervioso autónomo y baja tolerancia a la incertidumbre.

Desde la psicología cognitivo-conductual, es fundamental identificar los pensamientos intrusivos negativos que alimentan estos episodios, y trabajar con técnicas de reestructuración cognitiva, exposición gradual y entrenamiento en habilidades de regulación emocional.

Caso práctico

Imaginemos a Laura, una mujer de 35 años. Lleva semanas sintiéndose abrumada por problemas laborales.

En el trabajo, nota palpitaciones y pensamientos como “no voy a poder con todo”.

Aunque incómoda, sigue adelante.

Pero una mañana, al salir de casa, siente un golpe súbito de terror, taquicardia intensa, sudoración y miedo a morir.

Va a urgencias creyendo que tuvo un infarto, pero el diagnóstico es un ataque de pánico.

Su ansiedad crónica había escalado sin que lo notara.

Este caso refleja cómo la ansiedad puede acumularse hasta explotar en un ataque de pánico.

Sugerencias prácticas para el lector

  • Si reconoces que lo que experimentas es ansiedad, intenta identificar los pensamientos que la generan. ¿Qué te estás diciendo mentalmente?
  • Practica técnicas de respiración diafragmática cuando sientas que la ansiedad comienza a crecer.
  • No subestimes los síntomas físicos; valida lo que sientes y busca orientación profesional si persisten.
  • Aprende a distinguir entre una reacción emocional normal frente al estrés y un episodio que requiere intervención clínica.
  • Lleva un registro de tus síntomas: esto ayuda a entender patrones y anticipar posibles episodios.

Conclusión

Comprender la diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad es un paso clave para abordar estos episodios con mayor claridad y eficacia.

Si bien ambos son respuestas del organismo ante un estado de alarma, sus manifestaciones, causas y duración son distintas.

La intervención profesional adecuada, junto con el autoconocimiento y la práctica de estrategias cognitivo-conductuales, puede ayudarte a recuperar el equilibrio emocional y prevenir futuras crisis.

Reconocer lo que vives es el primer paso hacia el cambio.

Recursos útiles a explorar

Referencias bibliográficas

  1. American Psychiatric Association. (2013). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
  2. Barlow, D. H. (2002). Anxiety and Its Disorders: The Nature and Treatment of Anxiety and Panic.
  3. Clark, D. M. (1986). A cognitive approach to panic. Behaviour Research and Therapy, 24(4), 461–470.

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