¿Cómo lidiar con crisis de pánico en el embarazo?
Durante el embarazo, muchas mujeres experimentan una mezcla intensa de emociones.
La alegría y la expectativa pueden convivir con el miedo, la incertidumbre y en algunos casos, con reacciones emocionales intensas que se manifiestan como ansiedad o incluso crisis de pánico.
Afrontar una crisis de pánico en el embarazo no solo es angustiante, sino también desconcertante, pues muchas futuras madres no saben cómo interpretar lo que sienten ni cómo actuar ante estos episodios.
En este artículo abordamos en profundidad de qué es una crisis de pánico y cómo se manifiestan estas crisis en el contexto del embarazo, por qué ocurren, qué estrategias son efectivas para enfrentarlas y cómo la psicología cognitivo-conductual puede ofrecer una guía útil en este proceso.

¿Cómo lidiar con crisis de pánico en el embarazo?
¿Qué es una crisis de pánico en el embarazo?
Una crisis de pánico es un episodio de miedo intenso que se presenta de forma repentina, alcanzando su punto máximo en pocos minutos.
En el contexto del embarazo, estas crisis suelen estar acompañadas de síntomas de crisis de pánico, en especial físicos como:
- Palpitaciones
- Dificultad para respirar
- Opresión en el pecho
- Mareos
- Una sensación de pérdida de control o muerte inminente.
Lo particular de la crisis de pánico en el embarazo es que el miedo suele ir ligado a la salud del bebé, al parto o a la percepción de que algo anda mal en el cuerpo.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, este tipo de crisis no son señales de locura ni presagios de peligro, sino el resultado de interpretaciones catastróficas de sensaciones corporales normales, amplificadas por el estado emocional y hormonal característico del embarazo.
Causas comunes de una crisis de pánico durante el embarazo
No todas las mujeres embarazadas experimentan crisis de pánico, pero existen factores que pueden aumentar el riesgo:
- Cambios hormonales: Las alteraciones en serotonina, progesterona y cortisol –hormona del estrés– pueden hacer más vulnerable al sistema nervioso.
- Historias previas de ansiedad: Si la persona ya ha vivido ataques de pánico o trastornos de ansiedad, es más probable que reaparezcan en esta etapa.
- Estrés crónico o acumulado: Preocupaciones económicas, familiares o laborales pueden acumular tensión emocional.
- Miedo al parto o al cambio de rol: La anticipación de una experiencia dolorosa, la responsabilidad de la maternidad o el miedo a fallar son detonantes comunes.
Identificar estas causas es el primer paso para actuar con claridad y evitar que el cuadro de ansiedad se perpetúe.
Cómo manejar una crisis de pánico en el embarazo
El enfoque cognitivo-conductual propone intervenir en tres niveles: corporal, cognitivo y conductual.
Aquí te explico cómo aplicarlo:
- Respiración diafragmática: Inhalar lenta y profundamente por la nariz, mantener el aire unos segundos y exhalar suavemente por la boca. Esta técnica regula el sistema nervioso autónomo.
- Reestructuración cognitiva: Cuestionar pensamientos intrusivos como “me voy a morir” o “algo horrible está pasando” con preguntas racionales: ¿Qué evidencia tengo de que esto sea verdad? ¿Ha pasado antes y he salido de ello?
- Exposición gradual controlada: Enfrentar progresivamente las sensaciones físicas temidas (como el aumento del ritmo cardíaco) para perderles el miedo.
- Apoyo emocional: Hablar con una persona cercana de confianza puede cortar el aislamiento que potencia el pánico.
Estas intervenciones, combinadas, permiten recuperar el control y reducir la frecuencia e intensidad de las crisis.
Cuándo buscar ayuda profesional
Aunque una sola crisis aislada no implica necesariamente un trastorno, es importante estar atentas a ciertas señales que indican que podría requerirse intervención terapéutica:
- Episodios frecuentes (más de una vez a la semana).
- Evitación de actividades por miedo a tener otra crisis.
- Interferencia significativa en el bienestar emocional o funcionamiento diario.
- Presencia de pensamientos persistentes negativos o ideas intrusivas sobre el embarazo o la maternidad.
En estos casos, la terapia cognitivo-conductual es una opción altamente efectiva, incluso durante el embarazo.
Muchos tratamientos pueden adaptarse a este momento vital sin riesgo para la madre o el feto, y a menudo implican psicoeducación, entrenamiento en habilidades de afrontamiento y prevención de recaídas.
Sugerencias prácticas para el día a día
- Registra tus episodios: Llevar un diario te ayudará a detectar patrones y anticipar desencadenantes.
- Haz pausas conscientes: Practica atención plena durante al menos 5 minutos al día.
- Evita cafeína y estimulantes: Estos pueden amplificar los síntomas de ansiedad.
- Mantén rutinas estables: El sueño, la alimentación y el ejercicio suave (como caminar) tienen efectos estabilizadores. Crea un programa de relajación personalizado.
- Crea un plan de emergencia emocional: Saber a quién llamar, cómo respirar o qué frases recordarte puede ser de gran ayuda durante una crisis.
Conclusión
Lidiar con una crisis de pánico en el embarazo puede parecer una experiencia solitaria y aterradora, pero no estás sola ni desprotegida.
Comprender qué ocurre en tu cuerpo y mente, identificar los factores que contribuyen al malestar, y aplicar estrategias cognitivo-conductuales efectivas puede marcar una gran diferencia.
Pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino de cuidado responsable por ti y tu futuro hijo. Hay formas de sobrellevar esta etapa con bienestar, y están al alcance.
Recursos útiles a explorar
- ¿Qué es bueno para la crisis de pánico?
- Asociación Americana de Ansiedad y Depresión (ADAA)
- Organización Mundial de la Salud – Salud Mental Perinatal
- Cómo afrontar el estrés desde la psicología cognitivo-conductual
Referencias bibliográficas
- Beck, A. T., & Emery, G. (2005). Ansiedad: Cómo superar el mal sin medicinas ni psicoanálisis. Paidós.
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5ª ed.).
- Kinsella, M. T., & Monk, C. (2009). Impact of maternal stress, depression & anxiety on fetal neurobehavioral development. Clinical Obstetrics and Gynecology, 52(3), 425–440.