Escala de depresión de Hamilton autoaplicable
Evaluar la gravedad de los síntomas de depresión es un paso fundamental en el abordaje clínico de la salud mental.
En este contexto, la escala de depresión de Hamilton ha sido una herramienta de referencia en la práctica psiquiátrica y psicológica desde su creación en 1960.
Tradicionalmente administrada por profesionales, esta escala ha sido adaptada en versiones autoaplicables que permiten una evaluación preliminar de los síntomas por parte de la propia persona.
Este artículo explora la utilidad, estructura y consideraciones clínicas de esta herramienta desde una mirada cognitivo-conductual, con énfasis en su aplicación responsable y orientadora, no diagnóstica.

¿Qué es la escala de depresión de Hamilton?
La escala de depresión de Hamilton (HDRS) fue desarrollada por Max Hamilton como una forma de cuantificar la severidad de los sígnos de depresión.
Originalmente concebida para ser aplicada por un clínico, su finalidad es proporcionar un marco estructurado para evaluar cambios en la sintomatología a lo largo del tiempo o durante el tratamiento.
La escala evalúa ítems como estado de ánimo, la culpa, el insomnio, la agitación, la ansiedad y síntomas somáticos.
En su forma más común, contiene 17 ítems, aunque existen versiones ampliadas con 21 o más.
Desde la psicología cognitivo-conductual, esta escala es especialmente útil para establecer una línea base de síntomas y observar la respuesta al tratamiento.
No pretende reemplazar un diagnóstico clínico, pero sí facilitar una comprensión más objetiva del nivel de afectación emocional.
¿Qué mide exactamente esta escala?
La escala de depresión de Hamilton evalúa síntomas emocionales, cognitivos y somáticos mediante preguntas que permiten estimar su gravedad.
Cada ítem se puntúa generalmente en una escala de 0 a 4 (aunque algunos van de 0 a 2), siendo 0 ausencia del síntoma y 4 su manifestación más grave.
A continuación, se presentan los principales aspectos evaluados, formulados como preguntas clave:
- ¿Te has sentido triste la mayor parte del tiempo?
Puntaje: 0 (sin tristeza), 1 (tristeza leve), 2 (tristeza evidente), 3 (tristeza profunda), 4 (tristeza extrema que interfiere constantemente). - ¿Has experimentado sentimientos de culpa excesiva o inapropiada?
Puntaje: 0 (ninguna), 1 (ligera autocrítica), 2 (culpa frecuente), 3 (culpa paralizante), 4 (ideas delirantes de culpa). - ¿Te cuesta disfrutar actividades que antes te resultaban placenteras?
Puntaje: 0 (ninguna anhedonia), hasta 4 (pérdida total del interés y motivación). - ¿Has tenido dificultades para dormir? (dormir o mantener el sueño)
Puntaje: 0 (sueño normal), hasta 2 o 4 (según subítem: insomnio de conciliación, mantenimiento o despertar precoz). - ¿Sientes lentitud en tus movimientos o en tu forma de pensar?
Puntaje: 0 (ninguna), 1 (ligera), hasta 4 (enlentecimiento notable o casi total). - ¿Te sientes nervioso, intranquilo o físicamente agitado?
Puntaje: 0 (tranquilo), hasta 4 (agitación extrema y constante). - ¿Tienes pensamientos relacionados con la muerte o suicidio?
Puntaje: 0 (ninguno), 1 (deseo de estar muerto), 2 (ideación ocasional), 3 (planes específicos), 4 (intentos recientes o urgencia suicida). - ¿Has tenido molestias físicas como dolor, palpitaciones o tensión muscular sin causa médica clara?
Puntaje: 0 (sin molestias), hasta 4 (síntomas físicos graves y constantes). - ¿Tu apetito ha cambiado recientemente, perdiendo el interés por la comida?
Puntaje: 0 (apetito normal), hasta 4 (pérdida total del apetito o necesidad de ser forzado a comer).
La puntuación total varía según la versión (17 o más ítems).
En la versión estándar:
- 0–7: Sin depresión o depresión mínima
- 8–13: Depresión leve
- 14–18: Depresión moderada
- 19–22: Depresión severa
- 23 o más: Depresión muy severa
Estas puntuaciones ofrecen una referencia inicial sobre la gravedad, pero deben interpretarse en contexto clínico.
Desde la psicología cognitivo-conductual, este tipo de autoevaluación puede facilitar el registro de síntomas y el seguimiento del progreso en terapia, siempre que se complemente con una evaluación funcional de pensamientos, emociones y conductas.
¿Qué implica que sea autoaplicable?
Con el auge de las herramientas digitales y la creciente alfabetización emocional, ha surgido la versión autoaplicable de la escala de depresión de Hamilton.
Esta adaptación permite a la persona responder directamente las preguntas, reflexionar sobre su estado emocional y obtener una puntuación indicativa.
Aunque esta versión carece del juicio clínico experto al interpretar cada ítem, puede ser un recurso útil para iniciar un proceso terapéutico o como seguimiento personal durante una intervención.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, promover el registro y monitoreo activo de los síntomas puede fomentar la autorregulación, aumentar la conciencia emocional y facilitar el compromiso con el tratamiento.
Sin embargo, es fundamental subrayar que esta escala no reemplaza el diagnóstico profesional y que cualquier resultado debe ser interpretado en un contexto clínico.
¿Cuáles son los límites y beneficios desde la psicología cognitivo-conductual?
Uno de los beneficios clave de la escala es que permite objetivar el malestar, un paso importante cuando el estado de ánimo nubla la percepción subjetiva.
Para muchas personas, ponerle número a la tristeza o al insomnio ayuda a dimensionar su experiencia.
Además, al repetir la aplicación en distintos momentos, se puede observar evolución o estancamiento en el tratamiento, lo que apoya el principio conductual del refuerzo de conductas saludables.
No obstante, también existen limitaciones.
La escala tiende a centrarse más en los síntomas que en los contextos, patrones de pensamiento o conductas de evitación, elementos centrales en la terapia cognitivo-conductual.
Asimismo, la autoevaluación puede ser influenciada por el estado anímico del momento, llevando a sobreestimar o minimizar los síntomas.
Por ello, se recomienda su uso como complemento, no como sustituto, de una evaluación clínica completa.
Sugerencias prácticas para el lector
- Puedes encontrar versiones confiables de la escala de depresión de Hamilton en línea, pero asegúrate de que provengan de fuentes médicas o académicas validadas.
- Utiliza la escala como un punto de partida para explorar cómo te sientes, no como una sentencia diagnóstica.
- Anota los resultados junto con un pequeño diario emocional para detectar patrones en tu estado de ánimo.
- Si tu puntuación sugiere síntomas moderados o graves, es importante buscar ayuda profesional. Un psicólogo online puede ayudarte a entender el origen de esos síntomas y a desarrollar estrategias para afrontarlos. Agenda tu sesión aquí.
- Integra otras herramientas complementarias como registros de pensamiento, monitoreo de actividad o rutinas de autocuidado.
Conclusiones
La escala de depresión de Hamilton en su versión autoaplicable puede ser un recurso útil para la detección temprana y el seguimiento de los síntomas depresivos.
Desde una perspectiva cognitivo-conductual, su uso responsable puede favorecer el empoderamiento del paciente, el monitoreo del progreso terapéutico y la toma de conciencia emocional.
Sin embargo, como toda herramienta de autoevaluación, debe entenderse como una guía orientativa, nunca como un sustituto del proceso psicoterapéutico profesional.
La salud mental es compleja, y aunque una puntuación puede ser un primer paso, el verdadero cambio ocurre en la interacción, la reflexión y la acción sostenida.
Links de interés
- Hospital Clínic de Barcelona – PDF de la Escala de Hamilton
- MedlinePlus – Depresión: síntomas, diagnóstico y tratamiento
- Artículo en terapiaconrazon.com: ¿Cuál es la depresión atípica?
- Inventario de depresión de Beck autoaplicable.
Referencias bibliográficas
- Hamilton, M. (1960). A rating scale for depression. Journal of Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry, 23(1), 56–62.
- Beck, A. T., & Alford, B. A. (2009). Depression: Causes and Treatment. University of Pennsylvania Press.
- Cuijpers, P., Karyotaki, E., Weitz, E., Andersson, G., Hollon, S. D., van Straten, A. (2014). The effects of psychotherapies for major depression in adults on remission, recovery and improvement: A meta-analysis. Journal of Affective Disorders, 159, 118–126.